VOZ CAMPESINA
A días de iniciada una huelga de hambre y previa e inexplicable apatía gubernamental, el líder de pescadores en San Felipe anticipó que el próximo sábado saldrán al mar a dedicarse a lo ancestralmente aprendido como método de subsistencia: La pesca.
En el puerto cachanilla, víctima del descuido oficial, dicha actividad constituye prioritaria fuente de recursos, además del turismo de mayoría estadounidense, al que casi vemos alejarse (advertidos a ‘trompetazos’ por Mr. Trump) si nuestro gobierno bajo sobado pretexto de salvar a una especie sobre la cual no es ningún secreto sino conocida realidad, sólo ha sido vista desde que difundiendo su ‘proceso de extinción’ la valoran –oficialmente- en mayor nivel que a seres humanos.
Lejos de atender el legítimo interés ciudadano para proteger la vida de habitantes y toda una (¿ex?) productiva comunidad, agrede a quienes la desesperación que provoca pobreza y falta de dinero con qué sostener a cada familia, les obliga salir a la mar. En el fondo no marino y si del bisne-embrollo, lo que de veras parece pesar es el tema de la valiosa (orientalmente dizque afrodisiaca totoaba) acerca de la que largo tiempo atrás planteamos se regulara su captura (en forma similar a la caza cinegética).
Pero excepto posteriores e inútiles pronunciamientos ‘discursivos’, nadie con facultades de ley le entra formalizando una cuestión lógica, necesaria y de absoluta viabilidad. A cambio se ceden nuestros mares a lujosos barcos, cuyos tripulantes ‘ecologistas de pacotilla’ con complejo de policías, se atreven incluso a interceptar las pangas de osados padres en plena (tradicional) chamba de donde alimentan a los hijos.
En el caso de las drogas, se debate autorizar el uso de la marihuana recreativa (Estados Unidos puso el económicamente exitoso ejemplo). Ajá, pero en México nos hacemos bolas atrasando instrumentar la pesca deportiva y/o comercial, de un pez de esencial naturaleza alimentaria, objeto hoy de la muy probablemente fantasiosa idea asiática (‘vaiga uste’ a saber el complemento agregado al ‘buche totoabero’ pa’ obtener ‘resultados’), originando deleznable desperdicio en cantidades inmensas del resto del pes-cado, pues lo que importa es la dolariza.
Pregunta a ‘güi güi’: ¿Será tal la razón del absurdo?
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