/ jueves 22 de marzo de 2018

A propósito de la inseguridad

ENTORNO

Esta semana el PBC organizó un foro sobre la inseguridad en Mexicali, donde particularmente los homicidios fueron una constante, amén de la delincuencia común, especialmente en los robos.

Esa es la percepción ciudadana que siente que la delincuencia aumenta y contrasta con el discurso oficialista que disminuyen. Y la verdad eso es lo de menos y no debe de existir una confrontación entre que es cierto o falso, existe un descontento generalizado de la ciudadanía y también una impotencia por parte de los oficiales al no ver resultados contundentes.

Ante este panorama es urgente que se revise la legislación en materia de seguridad y de la planeación sistémica que incluya todos los operadores como un solo equipo para que las cosas mejoren. Como en todas las materias, en nuestro país se administra con ocurrencias y no hay un seguimiento puntual de las políticas públicas.

El elemento más importante es el humano, en este caso los policías, donde se necesita implementar el sistema policíaco de carrera, que es una farsa y responde a intereses de grupos donde colocan a sus amigos y dejan de lado las capacidades y profesionalismo de verdaderos agentes que tienen la capacidad de dirigir por méritos, pero que no se respeta.

La recategorización y ascensos es un pendiente, así como las prestaciones de los policías. El Centro de Control y Confianza debe de ser independiente de la SSPE, no puede ser juez y parte. Así como revisar la formación inicial de la Academia del Estado, ya que entrega a las corporaciones cadetes violentos, fuera de la realidad y no focalizados en la atención ciudadana. Garantizar que se cuente con los recursos materiales indispensables para que puedan realizar su función, para eso se tiene que transparentar el uso de los recursos, para conocer si la estrategia policíaca es la correcta y no intentos fallidos como la compra del helicóptero y de las cámaras de videovigilancia, que fueron gastos costosos y a la fecha no se usan o se han descuidado por falta de mantenimiento.

Se coincide en que el Nuevo Sistema de Justicia Penal es un modelo vanguardista que empuja a realizar la función con mayor profesionalismo. Sin embargo, para la realidad del mexicano estamos muy lejos de alcanzar en el corto plazo las bondades del sistema. Falta preparación formal e informal, existe resistencia, no se socializa en la comunidad, no se denuncia, no se coordinan, no se investiga, faltan elementos, entre otras cosas. Se carece de una política de prevención del delito articuladora de todas las instancias gubernamentales y ciudadanas que encaucen a disminuir las causas de la inseguridad.

Nadie tiene ese liderazgo y desafortunadamente, a excepción del DARE que prevalece en el tiempo, programas van y vienen sin que conozcamos los resultados de esos esfuerzos y en especial la cantidad de recursos asignados. Para prueba el programa Cultura de la Legalidad y la inversión que hace años se hizo en un edificio en Tijuana. Falta mucho y parece que vamos de mal en peor. No perdemos la esperanza que con el nuevo Presidente tengamos claridad, orden y rumbo. Porque ahora en materia de seguridad se perdió otro sexenio y también la batalla contra la criminalidad.


ENTORNO

Esta semana el PBC organizó un foro sobre la inseguridad en Mexicali, donde particularmente los homicidios fueron una constante, amén de la delincuencia común, especialmente en los robos.

Esa es la percepción ciudadana que siente que la delincuencia aumenta y contrasta con el discurso oficialista que disminuyen. Y la verdad eso es lo de menos y no debe de existir una confrontación entre que es cierto o falso, existe un descontento generalizado de la ciudadanía y también una impotencia por parte de los oficiales al no ver resultados contundentes.

Ante este panorama es urgente que se revise la legislación en materia de seguridad y de la planeación sistémica que incluya todos los operadores como un solo equipo para que las cosas mejoren. Como en todas las materias, en nuestro país se administra con ocurrencias y no hay un seguimiento puntual de las políticas públicas.

El elemento más importante es el humano, en este caso los policías, donde se necesita implementar el sistema policíaco de carrera, que es una farsa y responde a intereses de grupos donde colocan a sus amigos y dejan de lado las capacidades y profesionalismo de verdaderos agentes que tienen la capacidad de dirigir por méritos, pero que no se respeta.

La recategorización y ascensos es un pendiente, así como las prestaciones de los policías. El Centro de Control y Confianza debe de ser independiente de la SSPE, no puede ser juez y parte. Así como revisar la formación inicial de la Academia del Estado, ya que entrega a las corporaciones cadetes violentos, fuera de la realidad y no focalizados en la atención ciudadana. Garantizar que se cuente con los recursos materiales indispensables para que puedan realizar su función, para eso se tiene que transparentar el uso de los recursos, para conocer si la estrategia policíaca es la correcta y no intentos fallidos como la compra del helicóptero y de las cámaras de videovigilancia, que fueron gastos costosos y a la fecha no se usan o se han descuidado por falta de mantenimiento.

Se coincide en que el Nuevo Sistema de Justicia Penal es un modelo vanguardista que empuja a realizar la función con mayor profesionalismo. Sin embargo, para la realidad del mexicano estamos muy lejos de alcanzar en el corto plazo las bondades del sistema. Falta preparación formal e informal, existe resistencia, no se socializa en la comunidad, no se denuncia, no se coordinan, no se investiga, faltan elementos, entre otras cosas. Se carece de una política de prevención del delito articuladora de todas las instancias gubernamentales y ciudadanas que encaucen a disminuir las causas de la inseguridad.

Nadie tiene ese liderazgo y desafortunadamente, a excepción del DARE que prevalece en el tiempo, programas van y vienen sin que conozcamos los resultados de esos esfuerzos y en especial la cantidad de recursos asignados. Para prueba el programa Cultura de la Legalidad y la inversión que hace años se hizo en un edificio en Tijuana. Falta mucho y parece que vamos de mal en peor. No perdemos la esperanza que con el nuevo Presidente tengamos claridad, orden y rumbo. Porque ahora en materia de seguridad se perdió otro sexenio y también la batalla contra la criminalidad.