/ viernes 22 de noviembre de 2019

Acuerdo por la igualdad entre mujeres y hombres

Quo Vadis


Este 21 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó el “Acuerdo por la Igualdad entre Mujeres y Hombres”, cuyo objetivo fundamental en sus seis puntos es “que haya más trabajo formal y mejor remunerado, garantizar educación, generar paz y seguridad; generar empleos con más tiempo propio para el cuidado de sus familiares, mejorar la salud y procurar vida digna y una nueva cultura nacional de respeto a la mujer”, principalmente.

Celebro, como incalculable número de personas en México, que el Presidente se preocupe y se ocupe en este delicado tema porque si bien las féminas han sido y siguen siendo las más vulneradas en sus derechos por los masculinos, no hay que subestimar que algunos de éstos no se quedan atrás por abusos, altanerías y también violencia femenina.

En fin, se trata de “igualdad” y por lo tanto de trabajar las instituciones públicas en ello. De tal suerte que a la voz de ya el tono con que unas y otros se tratan debe cambiar o traducirse en la multiplicación de prácticas asertivas de personas de ambos sexos. Además, creo que la iniciativa presidencial llega en justo momento porque los reclamos por explotación y violencia hasta la muerte de importante número de mujeres y hombres en el país son dramáticos y quizá dejen ver su dimensión en los próximos días a través de marchas y acciones mediáticas en redes que reclaman de las autoridades mayor severidad contra quienes incurren en esas prácticas injustificadas como inhumanas.

Sin embargo, para garantizar mejores condiciones de vida y oportunidades para las mujeres y niñas más pobres del país requiere no solo de la disposición y voluntad oficial, sino del entendimiento y participación de la sociedad en su conjunto porque los cambios de forma y fondo solo pueden ocurrir así: con determinación y acción de gobernados y gobernantes…

Y también reencontrar ese ánimo con sentido común a través de estímulos visuales que ahí están, en el día a día del devenir social, político y económico de México, donde mujeres y hombres no solo se tratan como iguales, sino que también se procuran, promueven, apoyan y sostienen en familias, empresas o instituciones de manera propositiva.

Ejemplos, pues, de lo mejor de las y los mexicanos es lo que necesitamos ver más en los medios de comunicación masiva y redes, en vez de historias de terror, abusos, asesinatos, etc., que bombardean a los receptores (as) y con ello elevan a un nivel indeseable la sinrazón de tolerar o temer a ciertos escenarios reales o ficticios que suelen presentarse en series y telenovelas que ahora abundan en infinidad de medios electrónicos.

Entiendo que el “Acuerdo por la Igualdad entre Mujeres y Hombres” está orientado a salvaguardar más los derechos de mujeres y niñas pobres. Bien nuevamente al Presidente por ello, pero recordemos que en la medida que TODOS seamos justos en el trato con toda persona en su evolución, podremos presumir de ser una sociedad ejemplar. ¿O no?

Quo Vadis


Este 21 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó el “Acuerdo por la Igualdad entre Mujeres y Hombres”, cuyo objetivo fundamental en sus seis puntos es “que haya más trabajo formal y mejor remunerado, garantizar educación, generar paz y seguridad; generar empleos con más tiempo propio para el cuidado de sus familiares, mejorar la salud y procurar vida digna y una nueva cultura nacional de respeto a la mujer”, principalmente.

Celebro, como incalculable número de personas en México, que el Presidente se preocupe y se ocupe en este delicado tema porque si bien las féminas han sido y siguen siendo las más vulneradas en sus derechos por los masculinos, no hay que subestimar que algunos de éstos no se quedan atrás por abusos, altanerías y también violencia femenina.

En fin, se trata de “igualdad” y por lo tanto de trabajar las instituciones públicas en ello. De tal suerte que a la voz de ya el tono con que unas y otros se tratan debe cambiar o traducirse en la multiplicación de prácticas asertivas de personas de ambos sexos. Además, creo que la iniciativa presidencial llega en justo momento porque los reclamos por explotación y violencia hasta la muerte de importante número de mujeres y hombres en el país son dramáticos y quizá dejen ver su dimensión en los próximos días a través de marchas y acciones mediáticas en redes que reclaman de las autoridades mayor severidad contra quienes incurren en esas prácticas injustificadas como inhumanas.

Sin embargo, para garantizar mejores condiciones de vida y oportunidades para las mujeres y niñas más pobres del país requiere no solo de la disposición y voluntad oficial, sino del entendimiento y participación de la sociedad en su conjunto porque los cambios de forma y fondo solo pueden ocurrir así: con determinación y acción de gobernados y gobernantes…

Y también reencontrar ese ánimo con sentido común a través de estímulos visuales que ahí están, en el día a día del devenir social, político y económico de México, donde mujeres y hombres no solo se tratan como iguales, sino que también se procuran, promueven, apoyan y sostienen en familias, empresas o instituciones de manera propositiva.

Ejemplos, pues, de lo mejor de las y los mexicanos es lo que necesitamos ver más en los medios de comunicación masiva y redes, en vez de historias de terror, abusos, asesinatos, etc., que bombardean a los receptores (as) y con ello elevan a un nivel indeseable la sinrazón de tolerar o temer a ciertos escenarios reales o ficticios que suelen presentarse en series y telenovelas que ahora abundan en infinidad de medios electrónicos.

Entiendo que el “Acuerdo por la Igualdad entre Mujeres y Hombres” está orientado a salvaguardar más los derechos de mujeres y niñas pobres. Bien nuevamente al Presidente por ello, pero recordemos que en la medida que TODOS seamos justos en el trato con toda persona en su evolución, podremos presumir de ser una sociedad ejemplar. ¿O no?