/ jueves 23 de mayo de 2019

Agentes encubiertos…

Quo Vadis


Los mexicanos tenemos claro que en materia de seguridad y justicia todos los que en cualquier momento queremos combatir un acto ilícito lo debemos hacer dentro del marco legal, si no la “puerta giratoria” hace presencia…

Quienes delinquen, obvio, lo hacen en cualquier modo, tiempo y lugar…no tienen límites para planear y ejecutar; no hay regla que los rige excepto el “sálvese quien pueda” cuando están bajo persecución y, más aún, la permisividad de nuestras leyes les otorgan absurda tolerancia que ofende la inteligencia de la sociedad en general.

No por lo anterior quiero subestimar los esfuerzos y sacrificios -en algunos casos de vida- que hacen quienes componen la fuerza pública de los tres órdenes de gobierno e instituciones para prevenir, procurar e impartir justicia, mucho menos a quienes desde los mandos ejecutivos (los políticos) asumen riesgos impensables e inimaginables cuando demuestran voluntad para combatir a esa minoría de delincuentes que trastocan la paz y tranquilidad de la mayoría de la sociedad. No…de ninguna forma, al contrario…

Por mis experiencias en el periodismo policíaco y en la comunicación social de instituciones de seguridad y justicia, así como en corporaciones policíacas, no me equivoco en compartirle que ciertamente, así como hay una minoría delictiva en nuestra sociedad, también es menor el número de servidores públicos que incumplen sus responsabilidades y caen en corrupción o que por omisión dejan impunes a quienes merecen castigo.

En ese contexto y ante la imposibilidad de “depurar” hasta el “tuétano” las corporaciones policíacas, es de esperar que éstas sigan el ejemplo de la Policía Municipal de Tijuana que ha decidido designar varios agentes encubiertos para sorprender a quienes asaltan a pasajeros del transporte público, aunque quizá haya otras autoridades que realizan operativos encubiertos, pero se desconoce su efectividad.

En ese orden de ideas, qué bien desplegar a los mejores agentes para engañar y tenderles trampas a la delincuencia en general: La que roba autos, comercios, transeúntes, casas, etc., porque mire usted, en investigaciones amplias y agentes encubiertos se informa en esta semana que un total de 43 personas fueron capturadas y presentadas ante la Corte Federal de Distrito Sur de San Diego, California, bajo los cargos de tráfico y lavado de dinero, logrando un “modesto” aseguramiento de 80 libras de metanfetamina, cuatro armas de fuego y más de 100 mil dólares, aunque hay 11 prófugos de esa red que vaya que hacía daño en los EU.

Aquí en Baja California sabemos de importantes aseguramientos: Toneladas de drogas, miles de armas de fuego, drogas al menudeo, botín producto de asaltos, etc., pero casi nada de operaciones encubiertas y menos de delincuentes que quedan en prisión…

Entonces quizá -y tan solo quizá- el trabajo encubierto policíaco (con los mejores, repito) sea una forma más efectiva que la presencia de policías en calles para reducir a su mínima expresión la delincuencia. ¿Pero usted qué opina?

Quo Vadis


Los mexicanos tenemos claro que en materia de seguridad y justicia todos los que en cualquier momento queremos combatir un acto ilícito lo debemos hacer dentro del marco legal, si no la “puerta giratoria” hace presencia…

Quienes delinquen, obvio, lo hacen en cualquier modo, tiempo y lugar…no tienen límites para planear y ejecutar; no hay regla que los rige excepto el “sálvese quien pueda” cuando están bajo persecución y, más aún, la permisividad de nuestras leyes les otorgan absurda tolerancia que ofende la inteligencia de la sociedad en general.

No por lo anterior quiero subestimar los esfuerzos y sacrificios -en algunos casos de vida- que hacen quienes componen la fuerza pública de los tres órdenes de gobierno e instituciones para prevenir, procurar e impartir justicia, mucho menos a quienes desde los mandos ejecutivos (los políticos) asumen riesgos impensables e inimaginables cuando demuestran voluntad para combatir a esa minoría de delincuentes que trastocan la paz y tranquilidad de la mayoría de la sociedad. No…de ninguna forma, al contrario…

Por mis experiencias en el periodismo policíaco y en la comunicación social de instituciones de seguridad y justicia, así como en corporaciones policíacas, no me equivoco en compartirle que ciertamente, así como hay una minoría delictiva en nuestra sociedad, también es menor el número de servidores públicos que incumplen sus responsabilidades y caen en corrupción o que por omisión dejan impunes a quienes merecen castigo.

En ese contexto y ante la imposibilidad de “depurar” hasta el “tuétano” las corporaciones policíacas, es de esperar que éstas sigan el ejemplo de la Policía Municipal de Tijuana que ha decidido designar varios agentes encubiertos para sorprender a quienes asaltan a pasajeros del transporte público, aunque quizá haya otras autoridades que realizan operativos encubiertos, pero se desconoce su efectividad.

En ese orden de ideas, qué bien desplegar a los mejores agentes para engañar y tenderles trampas a la delincuencia en general: La que roba autos, comercios, transeúntes, casas, etc., porque mire usted, en investigaciones amplias y agentes encubiertos se informa en esta semana que un total de 43 personas fueron capturadas y presentadas ante la Corte Federal de Distrito Sur de San Diego, California, bajo los cargos de tráfico y lavado de dinero, logrando un “modesto” aseguramiento de 80 libras de metanfetamina, cuatro armas de fuego y más de 100 mil dólares, aunque hay 11 prófugos de esa red que vaya que hacía daño en los EU.

Aquí en Baja California sabemos de importantes aseguramientos: Toneladas de drogas, miles de armas de fuego, drogas al menudeo, botín producto de asaltos, etc., pero casi nada de operaciones encubiertas y menos de delincuentes que quedan en prisión…

Entonces quizá -y tan solo quizá- el trabajo encubierto policíaco (con los mejores, repito) sea una forma más efectiva que la presencia de policías en calles para reducir a su mínima expresión la delincuencia. ¿Pero usted qué opina?