/ sábado 1 de agosto de 2020

Ahí viene el Coco

PENSARES

¿Quién no ha sido amenazado siendo pequeño por ese ser fantástico llamado el Coco? Pues el Coco es un personaje fantasmagórico que existe en la tradición oral de casi todos los pueblos de América Latina y de España.

En algunas partes del Cono Sur se le conoce como el Cucú; en Brasil recibe el nombre de Coco y en Paraguay se le conoce también como Cucú; en Cuba recibe el nombre de Cocoriano; en Perú se transforma en Cucufo. En México se le conoce con el temido nombre del Coco, pero no en todo México, ya que por ejemplo en Michoacán y Zacatecas se le llama Kukui.

Pero llámese como se llame, la principal tarea del Coco consiste en asustar a los niños que no quieren dormirse, que se obstinan en desobedecer o que se portan muy mal. Si no obedeces lo que te digo, vendrá el Coco y te va a llevar.

Mucho se ha especulado acerca del nombre del Coco. Unos estudiosos dicen que procede del latín coquus, cocinero; otros que del háhuatl kojko, daño, pero como el Coco suele presentarse como un fantasma cuya cabeza es una calabaza vacía con tres orificios que hacen las veces de ojos y boca, el lingüista y filósofo catalán Joan Coorominas deduce que los hombres del almirante Vasco de Gama, cuando conocieron el fruto de las palmeras lo llamaron Coco por los tres hoyuelos que presenta en la parte superior que se asemejan a la cabeza de calabaza del Coco.

La referencia más antigua de la existencia del Coco se encuentra en el cancionero de Antón de Montoro (1404-1483) poeta satírico judío, probablemente nacido en Córdova, España. En éste pueden leerse los siguientes versos: Tanto me dieron un poco, que de puro miedo tiemblo, como los niños de cuna que les dicen icata al Coco, proviene del siglo XII como parte de una obra dramática titulada “El auto de los desposorios de la Virgen de Juan Caxes”: La niña de mis ojos duerma y sosiegue, que a la fe venga el Coco si no se duerme.

Terminemos con unas palabras del estupendo poeta español Federico García Lorca acerca de este intimidante personaje sin figura: El Coco forma parte de ese mundo infantil lleno de figuras sin dibujar que se alzan como elefantes entre la graciosa fábula de espíritus caseros que todavía alientan en algunos rincones de España.


PENSARES

¿Quién no ha sido amenazado siendo pequeño por ese ser fantástico llamado el Coco? Pues el Coco es un personaje fantasmagórico que existe en la tradición oral de casi todos los pueblos de América Latina y de España.

En algunas partes del Cono Sur se le conoce como el Cucú; en Brasil recibe el nombre de Coco y en Paraguay se le conoce también como Cucú; en Cuba recibe el nombre de Cocoriano; en Perú se transforma en Cucufo. En México se le conoce con el temido nombre del Coco, pero no en todo México, ya que por ejemplo en Michoacán y Zacatecas se le llama Kukui.

Pero llámese como se llame, la principal tarea del Coco consiste en asustar a los niños que no quieren dormirse, que se obstinan en desobedecer o que se portan muy mal. Si no obedeces lo que te digo, vendrá el Coco y te va a llevar.

Mucho se ha especulado acerca del nombre del Coco. Unos estudiosos dicen que procede del latín coquus, cocinero; otros que del háhuatl kojko, daño, pero como el Coco suele presentarse como un fantasma cuya cabeza es una calabaza vacía con tres orificios que hacen las veces de ojos y boca, el lingüista y filósofo catalán Joan Coorominas deduce que los hombres del almirante Vasco de Gama, cuando conocieron el fruto de las palmeras lo llamaron Coco por los tres hoyuelos que presenta en la parte superior que se asemejan a la cabeza de calabaza del Coco.

La referencia más antigua de la existencia del Coco se encuentra en el cancionero de Antón de Montoro (1404-1483) poeta satírico judío, probablemente nacido en Córdova, España. En éste pueden leerse los siguientes versos: Tanto me dieron un poco, que de puro miedo tiemblo, como los niños de cuna que les dicen icata al Coco, proviene del siglo XII como parte de una obra dramática titulada “El auto de los desposorios de la Virgen de Juan Caxes”: La niña de mis ojos duerma y sosiegue, que a la fe venga el Coco si no se duerme.

Terminemos con unas palabras del estupendo poeta español Federico García Lorca acerca de este intimidante personaje sin figura: El Coco forma parte de ese mundo infantil lleno de figuras sin dibujar que se alzan como elefantes entre la graciosa fábula de espíritus caseros que todavía alientan en algunos rincones de España.


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