/ viernes 20 de septiembre de 2019

Algo anda muy mal en justicia…

Quo Vadis


Parece terquedad de la prensa, pero no es así y lo entiendo por mi experiencia periodística: La nota roja abunda, se multiplica y está rebosante en televisión, radio, prensa escrita y redes porque no se trata de pleitos de vecindad, sino crímenes y violencia que por su magnitud no pueden y no deben pasar indiferentes para la sociedad mexicana que –irónicamente- es directa e indirectamente corresponsable de algo muy mal que ocurre en nuestro sistema de justicia.

Mire usted, en estos días en la capital bajacaliforniana policías preventivos capturaron a tres delincuentes roba-acumuladores de autos en la colonia Nueva, donde la vigilancia -lógico- no debe fallar; los llevaron ante un fiscal y éste ante una juez que los dejó libres porque no hubo denuncias y ni siquiera tomó en cuenta la videograbación de uno de los robos. De esta manera, el mensaje de las víctimas (anónimas) y la juez a la delincuencia es: Pueden robar y salir libres si no hay denuncia, porque en este caso de nada sirvieron testimonios de policías, aseguramientos y acusaciones del fiscal, nada...

Luego, en este mismo período la Procuraduría General de Justicia del Estado lanzó una declaración que si no espanta, hace levantar la ceja a cualquiera: Que al ser “analizadas” poco más del 80% de denuncias de amenazas…no son un delito. Ok, very well…chicharrones con papas and betabel, como dijera Rorrito. Aquí también el mensaje es que puedes amenazar a cualquiera de hasta lo que se va a morir, pero si no sufre “afectación emocional” no hay delito qué perseguir o en el mejor de los casos, todo acaba en becho y abacho con la intermediación de personal de la PGJE…Ufff…

Y allende nuestra frontera, ni qué decir del juez que utilizando una licencia falsa en el proceso, mandó a prisión a Rosario Robles, ex altísima funcionaria del gobierno de Peña Nieto, nomás que ese togado es sobrino de Dolores Padierna, archienemiga de la Chayito…o qué tal la cuestionable liberación de más policías implicados en el asesinato o desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa y también los casos de desarme y humillación a que son sometidos militares, la Guardia Nacional, policías de todo tipo, etcétera, por verdaderos delincuentes…

Todo eso y mucho más (que sería largo enlistar), demuestra lo torcido que anda nuestro obsoleto sistema de justicia (o su interpretación), refleja --de “cuerpo entero”-- que buena parte de nuestra sociedad sigue pasiva y tolerante a una delincuencia que ella misma genera, que no la denuncia porque argumenta que no pasa nada y que en vez de unirse y ser concurrente para que TODO el sistema sea más efectivo y/o cuando menos no le siga pegando tan fuerte a los más frágiles y débiles, deja pasar hechos hasta que los que tienen voz y poder se convierten en estadística de lo ilícito.

Y por favor, no hay que escandalizarse por una Ley de Amnistía… Habrá que ver quiénes y porqué son los beneficiados y que no haya un solo caso de reincidencia porque para mejorar la seguridad primero debe haber justicia. ¿O no?

Quo Vadis


Parece terquedad de la prensa, pero no es así y lo entiendo por mi experiencia periodística: La nota roja abunda, se multiplica y está rebosante en televisión, radio, prensa escrita y redes porque no se trata de pleitos de vecindad, sino crímenes y violencia que por su magnitud no pueden y no deben pasar indiferentes para la sociedad mexicana que –irónicamente- es directa e indirectamente corresponsable de algo muy mal que ocurre en nuestro sistema de justicia.

Mire usted, en estos días en la capital bajacaliforniana policías preventivos capturaron a tres delincuentes roba-acumuladores de autos en la colonia Nueva, donde la vigilancia -lógico- no debe fallar; los llevaron ante un fiscal y éste ante una juez que los dejó libres porque no hubo denuncias y ni siquiera tomó en cuenta la videograbación de uno de los robos. De esta manera, el mensaje de las víctimas (anónimas) y la juez a la delincuencia es: Pueden robar y salir libres si no hay denuncia, porque en este caso de nada sirvieron testimonios de policías, aseguramientos y acusaciones del fiscal, nada...

Luego, en este mismo período la Procuraduría General de Justicia del Estado lanzó una declaración que si no espanta, hace levantar la ceja a cualquiera: Que al ser “analizadas” poco más del 80% de denuncias de amenazas…no son un delito. Ok, very well…chicharrones con papas and betabel, como dijera Rorrito. Aquí también el mensaje es que puedes amenazar a cualquiera de hasta lo que se va a morir, pero si no sufre “afectación emocional” no hay delito qué perseguir o en el mejor de los casos, todo acaba en becho y abacho con la intermediación de personal de la PGJE…Ufff…

Y allende nuestra frontera, ni qué decir del juez que utilizando una licencia falsa en el proceso, mandó a prisión a Rosario Robles, ex altísima funcionaria del gobierno de Peña Nieto, nomás que ese togado es sobrino de Dolores Padierna, archienemiga de la Chayito…o qué tal la cuestionable liberación de más policías implicados en el asesinato o desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa y también los casos de desarme y humillación a que son sometidos militares, la Guardia Nacional, policías de todo tipo, etcétera, por verdaderos delincuentes…

Todo eso y mucho más (que sería largo enlistar), demuestra lo torcido que anda nuestro obsoleto sistema de justicia (o su interpretación), refleja --de “cuerpo entero”-- que buena parte de nuestra sociedad sigue pasiva y tolerante a una delincuencia que ella misma genera, que no la denuncia porque argumenta que no pasa nada y que en vez de unirse y ser concurrente para que TODO el sistema sea más efectivo y/o cuando menos no le siga pegando tan fuerte a los más frágiles y débiles, deja pasar hechos hasta que los que tienen voz y poder se convierten en estadística de lo ilícito.

Y por favor, no hay que escandalizarse por una Ley de Amnistía… Habrá que ver quiénes y porqué son los beneficiados y que no haya un solo caso de reincidencia porque para mejorar la seguridad primero debe haber justicia. ¿O no?