/ miércoles 13 de noviembre de 2019

“Amo su inocencia…”

El Muro


Una sociedad con una moral selectiva y elástica, es capaz de quemar en leña verde a un docente de secundaria que sostuvo sexo con una de sus alumnas en un motel aquí en Mexicali, pero también es capaz de bailar al ritmo cadencioso de “Los Ángeles Azules” en el cierre de las “Fiestas del Sol”:

“Amigo sabes acabo de conocer, una mujer que aún es una niña/ Sabes tiene los 17 aún, es jovencita y ya es mi novia/ Amigo sabes acabo de conocer, una mujer que aún es una niña/ Sabes tiene los 17 aún, es jovencita y ya es mi novia (…) Es callada, tímida, inocente tiene la mirada/ Le tomo la mano y siente algo extraño/ La abrazo, me abraza y empieza a temblar/ A temblar de miedo diciéndome que nunca/ había sentido sensación así en su vida (…) Amo su inocencia (17 años), amo sus errores (17 años)”.

Fernando Savater en su libro “Los 10 mandamientos en el siglo XXI” apunta: “El deseo sexual, por su fuerza y capacidad de arrastre, ha despertado siempre restricciones y miedos. Si no se hubiese limitado, no habría respetado los tiempos de trabajo, ni las relaciones sociales. Es una energía muy fuerte que hay que encauzarla para poder manejarla”.

La evidencia deja claro que el problema se agrava entre los jóvenes. México ocupa el primer lugar de embarazos de adolescentes entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el

Desarrollo Económico (OCDE), en el cual se encuentran países del primer mundo y otros en vías de desarrollo.

“El 23% de los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años (…) Es así que de acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años”, establece la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes del Gobierno federal.

Al parecer a nadie escandaliza el contenido de las canciones que hablen sobre parejas, a menos que refieran abiertamente al sexo como en el caso del reguetón. Por eso, muchas personas que hoy tienen alrededor de los 50 años en su juventud cantaron “…ella es tan joven tiene solo 16/ es tan hermosa, pero no es feliz/ fue tiempo atrás cuando ella entregó su amor/ aquel corazón nunca le correspondió (…) abre tu corazón”.

Hace casi 60 años, los norteamericanos bailaron sin recato al ritmo rockabilly: “Llegas como un sueño, duraznos y crema/ Tus labios son como vino de fresa/ Tienes 16, eres hermosa y eres mía (…) eres mi bebé, eres mi mascota/ nos enamoramos la noche que nos conocimos/ tocaste mi mano, mi corazón explotó/ Oh, cuando nos besamos, no pude parar (…) Tienes 16, eres hermosa y eres mía”.

Es muy probable que estas canciones hayan pasado desapercibidas por la mayoría por diversas razones, entre ellas el hecho de que quizá para bastantes personas sostener encuentros sexuales con menores de edad es una práctica de uso común: “Morena, morena de 15 años, morena de piel así, pensaba, pensaba enseñarte amores y tú me y tú me enseñaste a mí...”.

El Muro


Una sociedad con una moral selectiva y elástica, es capaz de quemar en leña verde a un docente de secundaria que sostuvo sexo con una de sus alumnas en un motel aquí en Mexicali, pero también es capaz de bailar al ritmo cadencioso de “Los Ángeles Azules” en el cierre de las “Fiestas del Sol”:

“Amigo sabes acabo de conocer, una mujer que aún es una niña/ Sabes tiene los 17 aún, es jovencita y ya es mi novia/ Amigo sabes acabo de conocer, una mujer que aún es una niña/ Sabes tiene los 17 aún, es jovencita y ya es mi novia (…) Es callada, tímida, inocente tiene la mirada/ Le tomo la mano y siente algo extraño/ La abrazo, me abraza y empieza a temblar/ A temblar de miedo diciéndome que nunca/ había sentido sensación así en su vida (…) Amo su inocencia (17 años), amo sus errores (17 años)”.

Fernando Savater en su libro “Los 10 mandamientos en el siglo XXI” apunta: “El deseo sexual, por su fuerza y capacidad de arrastre, ha despertado siempre restricciones y miedos. Si no se hubiese limitado, no habría respetado los tiempos de trabajo, ni las relaciones sociales. Es una energía muy fuerte que hay que encauzarla para poder manejarla”.

La evidencia deja claro que el problema se agrava entre los jóvenes. México ocupa el primer lugar de embarazos de adolescentes entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el

Desarrollo Económico (OCDE), en el cual se encuentran países del primer mundo y otros en vías de desarrollo.

“El 23% de los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años (…) Es así que de acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años”, establece la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes del Gobierno federal.

Al parecer a nadie escandaliza el contenido de las canciones que hablen sobre parejas, a menos que refieran abiertamente al sexo como en el caso del reguetón. Por eso, muchas personas que hoy tienen alrededor de los 50 años en su juventud cantaron “…ella es tan joven tiene solo 16/ es tan hermosa, pero no es feliz/ fue tiempo atrás cuando ella entregó su amor/ aquel corazón nunca le correspondió (…) abre tu corazón”.

Hace casi 60 años, los norteamericanos bailaron sin recato al ritmo rockabilly: “Llegas como un sueño, duraznos y crema/ Tus labios son como vino de fresa/ Tienes 16, eres hermosa y eres mía (…) eres mi bebé, eres mi mascota/ nos enamoramos la noche que nos conocimos/ tocaste mi mano, mi corazón explotó/ Oh, cuando nos besamos, no pude parar (…) Tienes 16, eres hermosa y eres mía”.

Es muy probable que estas canciones hayan pasado desapercibidas por la mayoría por diversas razones, entre ellas el hecho de que quizá para bastantes personas sostener encuentros sexuales con menores de edad es una práctica de uso común: “Morena, morena de 15 años, morena de piel así, pensaba, pensaba enseñarte amores y tú me y tú me enseñaste a mí...”.