/ miércoles 23 de diciembre de 2020

Antivacunas: ¿Miedo razonado o paranoia?

Contrasentido

El desastre socioeconómico de la Covid-19 parece no tener fin. Apenas hace unos días inició la vacunación a nivel mundial y ahora surge una nueva cepa del virus que paraliza a Europa. Seguramente la idea que el virus es puesto en circulación por la mano del hombre a través de las propias vacunas tomará fuerza, para que el movimiento antivacunas retome un poco de aire y se posicione ideológicamente en algunos sectores de la población.

Es innegable que existen grupúsculos en el poder económico que buscan perpetuarse mediante el medio y el control de la población. Por lo que resulta lógico pensar que las enfermedades pudieran ser el medio a través del cual sus ideas terroristas llegarían más rápido al imaginario colectivo, para convertirse en la principal preocupación y ocupación de la población. Así que el miedo razonado a las vacunas tiene un leve argumento en las ideas delirantes de quienes se asumen como el grupo control del mundo.

Sin embargo, la evolución del mundo nos dice que la ciencia se basa en principios éticos inquebrantables por ninguna fuerza económica o militar. Es decir, debemos confiar en los desarrollos tecnológicos de las vacunas, porque históricamente los beneficios siempre han sido mayores, en todos los casos, que los probables efectos, repercusiones o reacciones secundarias. Haciendo un análisis del costo-beneficio para la humanidad de todos los desarrollos de las vacunas, la balanza siempre se ha inclinado por el beneficio para todos los que habitamos este planeta.

El peso de la historia se impone en el tema porque gracias a las vacunas se han podido erradicar y controlar pandemias más agresivas que la actual.

Así que el próximo año seguirá siendo muy complicado para la humanidad. Se tendrá que luchar para mitigar el miedo de la población sobre la aparición de nuevas cepas o virus con una alta tasa de mortandad. En la medida que las vacunas vayan construyendo la inmunidad colectiva, iniciará el proceso paulatino de recuperación económica y de las diversas libertades acotadas por el confinamiento necesario.

Como ciudadanos nuestro deber, para lograr que estos efectos de las vacunas sean vertiginosos, es combatir la otra pandemia de la desinformación mediante críticas reflexivas basadas en argumentos convincentes sobre los beneficios para la humanidad de las vacunas. A final de cuentas, la ciencia y tecnología siempre deben de estar al servicio permanente del desarrollo de la humanidad.

Contrasentido

El desastre socioeconómico de la Covid-19 parece no tener fin. Apenas hace unos días inició la vacunación a nivel mundial y ahora surge una nueva cepa del virus que paraliza a Europa. Seguramente la idea que el virus es puesto en circulación por la mano del hombre a través de las propias vacunas tomará fuerza, para que el movimiento antivacunas retome un poco de aire y se posicione ideológicamente en algunos sectores de la población.

Es innegable que existen grupúsculos en el poder económico que buscan perpetuarse mediante el medio y el control de la población. Por lo que resulta lógico pensar que las enfermedades pudieran ser el medio a través del cual sus ideas terroristas llegarían más rápido al imaginario colectivo, para convertirse en la principal preocupación y ocupación de la población. Así que el miedo razonado a las vacunas tiene un leve argumento en las ideas delirantes de quienes se asumen como el grupo control del mundo.

Sin embargo, la evolución del mundo nos dice que la ciencia se basa en principios éticos inquebrantables por ninguna fuerza económica o militar. Es decir, debemos confiar en los desarrollos tecnológicos de las vacunas, porque históricamente los beneficios siempre han sido mayores, en todos los casos, que los probables efectos, repercusiones o reacciones secundarias. Haciendo un análisis del costo-beneficio para la humanidad de todos los desarrollos de las vacunas, la balanza siempre se ha inclinado por el beneficio para todos los que habitamos este planeta.

El peso de la historia se impone en el tema porque gracias a las vacunas se han podido erradicar y controlar pandemias más agresivas que la actual.

Así que el próximo año seguirá siendo muy complicado para la humanidad. Se tendrá que luchar para mitigar el miedo de la población sobre la aparición de nuevas cepas o virus con una alta tasa de mortandad. En la medida que las vacunas vayan construyendo la inmunidad colectiva, iniciará el proceso paulatino de recuperación económica y de las diversas libertades acotadas por el confinamiento necesario.

Como ciudadanos nuestro deber, para lograr que estos efectos de las vacunas sean vertiginosos, es combatir la otra pandemia de la desinformación mediante críticas reflexivas basadas en argumentos convincentes sobre los beneficios para la humanidad de las vacunas. A final de cuentas, la ciencia y tecnología siempre deben de estar al servicio permanente del desarrollo de la humanidad.