/ domingo 18 de febrero de 2018

Apreciar el trabajo

Pensares

Algunas veces es un error juzgar el valor de una actividad simplemente por el tiempo que toma realizarla.

Un breve ejemplo es el caso del ingeniero que fue llamado a arreglar una computadora muy grande y extremadamente compleja, un aparato cuyo costo era de 12 millones de dólares.

Sentado frente a la pantalla, oprimió unas cuantas teclas, asintió con la cabeza, murmuró algo para sí mismo y lo apagó, sacó un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo, entonces la encendió de nuevo y comprobó que trabajaba perfectamente.

El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto. ¿Cuánto le debo?, le preguntó, son mil dólares, si me hace el favor.

¿Mil dólares? ¿Mil dólares por unos momentos de trabajo?, sé que mi computadora cuesta mucho dinero, pero esa es una cantidad disparatada, le pagaré solo si me manda una factura perfectamente detallada que la justifique.

El ingeniero asintió con la cabeza y se fue, a la mañana siguiente el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza y procedió a pagarla en el acto sin chistar.

La factura decía:

Servicios prestados - 1 dólar

Saber qué tornillo apretar - 999 dólares

Total - 1,000 dólares

Pensares

Algunas veces es un error juzgar el valor de una actividad simplemente por el tiempo que toma realizarla.

Un breve ejemplo es el caso del ingeniero que fue llamado a arreglar una computadora muy grande y extremadamente compleja, un aparato cuyo costo era de 12 millones de dólares.

Sentado frente a la pantalla, oprimió unas cuantas teclas, asintió con la cabeza, murmuró algo para sí mismo y lo apagó, sacó un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo, entonces la encendió de nuevo y comprobó que trabajaba perfectamente.

El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto. ¿Cuánto le debo?, le preguntó, son mil dólares, si me hace el favor.

¿Mil dólares? ¿Mil dólares por unos momentos de trabajo?, sé que mi computadora cuesta mucho dinero, pero esa es una cantidad disparatada, le pagaré solo si me manda una factura perfectamente detallada que la justifique.

El ingeniero asintió con la cabeza y se fue, a la mañana siguiente el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza y procedió a pagarla en el acto sin chistar.

La factura decía:

Servicios prestados - 1 dólar

Saber qué tornillo apretar - 999 dólares

Total - 1,000 dólares

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