/ miércoles 7 de julio de 2021

Aprendí

EL MURO

Carta de un estudiante de posgrado a su docente: Estimada Doctora, sepa usted que leí todas las propuestas que nos recomendó para el fortalecimiento de las actividades, reflexioné mucho antes de escribir, pero sobre todo lo más importante es que al final del recorrido aprendí.

Aprendí que las buenas intenciones casi nunca se ven reflejadas en el mundo práctico docente y por lo tanto, en el mundo real, quizá porque todos quieren cambiar al mundo de dientes para afuera, pero casi nadie está dispuesto a pagar el costo que implica hacer las cosas de forma diferente. El innovador educativo es como el arrimado: A las tres clases estorba.

Aprendí que el trabajo en equipo debe ser prioridad, pero uno alejado de la envidia o de la lucha de ego tan propia del mundillo académico, porque la “ética colectiva (…) sin duda generará un salto cualitativo en las condiciones generales de crecimiento y un desafío no menor y en estrecha conexión con los anteriores es el del fortalecimiento de la ciudadanía”.

Aprendí que “saber informarse, expresarse, comunicarse a distancia, participar de los espacios deliberativos como interlocutor válido, conciliar el respeto a la diferencia con la universalidad de los derechos, es parte de las destrezas que todo(a) ciudadano (a) ha de desarrollar” (Valdés, 2008).

Aprendí que el entorno urbano debe convertirse en la principal estrategia de una nueva concepción de la educación, a pesar de la resistencia del estudiante universitario a abandonar su elástica y acomodaticia burbuja (acomodaticia porque se niega a abandonar el aula o la comodidad de su hogar, pero no le pone peros al party). Aprendí que “en este campo de colaboración sería interesante incorporar a los alumnos universitarios, sin que esta acción interfiera con la responsabilidad directa de los profesionales de la educación, maestros y profesores”.

La mejor aula de todas es una ciudad con muchas necesidades y muchas cosas que enseñar a quien esté dispuesta a conocerla.

¿Por qué debería comprometerse el universitario con su entorno? Por una razón de justicia: “Aquellos que se han beneficiado en mayor medida de los bienes educativos disponibles en la sociedad tienen una responsabilidad en ayudar a aquellos que han tenido menos oportunidades. Hay también una razón de eficacia: Los alumnos universitarios, no importa cuáles sean los estudios que realizan, disponen de habilidades suficientes para colaborar en tareas educativas”.

Pero lo mejor de todo es que aprendí que a pesar de no tener altas expectativas en el cambio, siempre contamos con la esperanza.

vicmarcen09@gmail.com


EL MURO

Carta de un estudiante de posgrado a su docente: Estimada Doctora, sepa usted que leí todas las propuestas que nos recomendó para el fortalecimiento de las actividades, reflexioné mucho antes de escribir, pero sobre todo lo más importante es que al final del recorrido aprendí.

Aprendí que las buenas intenciones casi nunca se ven reflejadas en el mundo práctico docente y por lo tanto, en el mundo real, quizá porque todos quieren cambiar al mundo de dientes para afuera, pero casi nadie está dispuesto a pagar el costo que implica hacer las cosas de forma diferente. El innovador educativo es como el arrimado: A las tres clases estorba.

Aprendí que el trabajo en equipo debe ser prioridad, pero uno alejado de la envidia o de la lucha de ego tan propia del mundillo académico, porque la “ética colectiva (…) sin duda generará un salto cualitativo en las condiciones generales de crecimiento y un desafío no menor y en estrecha conexión con los anteriores es el del fortalecimiento de la ciudadanía”.

Aprendí que “saber informarse, expresarse, comunicarse a distancia, participar de los espacios deliberativos como interlocutor válido, conciliar el respeto a la diferencia con la universalidad de los derechos, es parte de las destrezas que todo(a) ciudadano (a) ha de desarrollar” (Valdés, 2008).

Aprendí que el entorno urbano debe convertirse en la principal estrategia de una nueva concepción de la educación, a pesar de la resistencia del estudiante universitario a abandonar su elástica y acomodaticia burbuja (acomodaticia porque se niega a abandonar el aula o la comodidad de su hogar, pero no le pone peros al party). Aprendí que “en este campo de colaboración sería interesante incorporar a los alumnos universitarios, sin que esta acción interfiera con la responsabilidad directa de los profesionales de la educación, maestros y profesores”.

La mejor aula de todas es una ciudad con muchas necesidades y muchas cosas que enseñar a quien esté dispuesta a conocerla.

¿Por qué debería comprometerse el universitario con su entorno? Por una razón de justicia: “Aquellos que se han beneficiado en mayor medida de los bienes educativos disponibles en la sociedad tienen una responsabilidad en ayudar a aquellos que han tenido menos oportunidades. Hay también una razón de eficacia: Los alumnos universitarios, no importa cuáles sean los estudios que realizan, disponen de habilidades suficientes para colaborar en tareas educativas”.

Pero lo mejor de todo es que aprendí que a pesar de no tener altas expectativas en el cambio, siempre contamos con la esperanza.

vicmarcen09@gmail.com