PRISMA
En el marco de un proceso electoral que ha sido calificado de “histórico y atípico” por las circunstancias en que se ha desarrollado, tres hombres y tres mujeres iniciaron el domingo pasado la campaña electoral que los llevará a la caza de votos que les permitan alcanzar su gran anhelo: Gobernar Baja California durante el periodo 2021-2027.
Se trata de -primero las damas- Marina del Pilar Ávila Olmeda, Lupita Jones, Virginia Bentley, Francisco Alcibíades García, Jorge Hank Rhon y Jorge Francisco Ojeda. Conforme a nuestras leyes electorales, durante abril y mayo estos personajes echarán mano de todos los recursos posibles para convencer a un electorado que no se ha distinguido precisamente por su interés en participar en comicios anteriores, propiciando un abstencionismo electoral que preocupa a todos.
Durante ese periodo, suponemos, darán a conocer sus propuestas y programas de trabajo a realizar en busca de la solución de los múltiples problemas que agobian a los bajacalifornianos, de manera particular en los últimos tiempos, en los que la inseguridad, las graves consecuencias del maldito Covid-19, por mencionar solo dos, nos golpea sin misericordia alguna.
A ello habría que agregar otras graves situaciones que se dieron durante los tiempos previos a la elección. Entre ellas el clima de violencia que vivimos y el confrontamiento entre las fuerzas políticas que solo causan confusión, zozobra y desaliento en nuestra sociedad.
En opinión de analistas políticos -hoy sumamente ocupados-, los candidatos y candidatas que tiene la mayor posibilidad de llegar a ocupar la oficina principal del Centro Cívico son Marina del Pilar Ávila Olmeda, Lupita Jones y Jorge Hank Rhon. Así lo vaticinan también algunas encuestas -y hasta apuestas- difundidas recientemente. En cuanto al resto de los contendientes por la gubernatura, la opinión generalizada es que los partidos que los postularon deberán conformarse con no perder su registro para que sus “propietarios” -como el caso de MC, PBC- sigan cobrando las prebendas financieras que les otorga la autoridad electoral y recordarnos que en México el mejor negocio es formar un partido político.
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