/ miércoles 14 de marzo de 2018

Aumenta extorsión a empresas: Coparmex

PRISMA

A Mexicali, tierra generosa que adoptamos como nuestra hace 70 años.

Estudiosos de los fenómenos derivados de la corrupción en nuestro país siempre han coincidido en que esta lacra social ha sentado sus reales -desde hace muchos años- en el manejo nada transparente del dinero que el Gobierno entrega a partidos políticos para su manutención y soporte de campañas electorales y en el otorgamiento de contratos de obra pública a empresas particulares.

Gustavo de Hoyos Walther, dirigente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) en entrevista con Organización Editorial Mexicana se refirió a este último -les llaman “moches”- que deben pagar quienes pretenden lograr los beneficios de una contratación en condiciones ventajosas.

“En México está creciendo la ‘corrupción extorsionadora’ que surge a partir del retraso en el pago de facturas, además una descalificación reiterada y sistemática de los contratos de obra pública, lo cual termina por asfixiar a empresarios e industriales y orillarlos a ser partícipes en actos de corrupción”, expuso GDHW al participar en el Foro Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico 2018 realizado en la Ciudad de México.

En su opinión, en el país existen dos naturalezas de la corrupción: Por un lado se encuentra la corrupción pactada, donde un empresario decide de manera voluntaria involucrarse en ella. Por el otro lado, tenemos una “corrupción extorsionadora” que aplican los funcionarios, ya sea para agilizar el pago de facturas o para evitar la descalificación de sus proyectos de obras y lograr el ansiado visto bueno.

En este sentido, el profesionista mexicalense calificó de tarea muy difícil hacer un cálculo exacto sobre la merma que registra la productividad en las empresas por carecer de una estadística oficial.

Algunos estudiosos consideran que los “moches” propician la pérdida de entre 8 y 9%. Acotó: Es dinero que sale de la economía formal, del trabajo de los ciudadanos, de las empresas que se va a la economía ilegal.

Ante tal estado de cosas, ¿qué pueden hacer los empresarios para permanecer al margen de la corrupción, considerando que “mordidas y moches” -como usted guste amable lector- prácticamente se han institucionalizado en el servicio público? “Debemos contar con salvaguardas para asegurar que las empresas, sobre todo las frágiles -pequeñas y medianas- no sean fácilmente víctimas de la corrupción extorsionadora”, fue la respuesta.

salgares4@gmail.com

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A Mexicali, tierra generosa que adoptamos como nuestra hace 70 años.

Estudiosos de los fenómenos derivados de la corrupción en nuestro país siempre han coincidido en que esta lacra social ha sentado sus reales -desde hace muchos años- en el manejo nada transparente del dinero que el Gobierno entrega a partidos políticos para su manutención y soporte de campañas electorales y en el otorgamiento de contratos de obra pública a empresas particulares.

Gustavo de Hoyos Walther, dirigente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) en entrevista con Organización Editorial Mexicana se refirió a este último -les llaman “moches”- que deben pagar quienes pretenden lograr los beneficios de una contratación en condiciones ventajosas.

“En México está creciendo la ‘corrupción extorsionadora’ que surge a partir del retraso en el pago de facturas, además una descalificación reiterada y sistemática de los contratos de obra pública, lo cual termina por asfixiar a empresarios e industriales y orillarlos a ser partícipes en actos de corrupción”, expuso GDHW al participar en el Foro Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico 2018 realizado en la Ciudad de México.

En su opinión, en el país existen dos naturalezas de la corrupción: Por un lado se encuentra la corrupción pactada, donde un empresario decide de manera voluntaria involucrarse en ella. Por el otro lado, tenemos una “corrupción extorsionadora” que aplican los funcionarios, ya sea para agilizar el pago de facturas o para evitar la descalificación de sus proyectos de obras y lograr el ansiado visto bueno.

En este sentido, el profesionista mexicalense calificó de tarea muy difícil hacer un cálculo exacto sobre la merma que registra la productividad en las empresas por carecer de una estadística oficial.

Algunos estudiosos consideran que los “moches” propician la pérdida de entre 8 y 9%. Acotó: Es dinero que sale de la economía formal, del trabajo de los ciudadanos, de las empresas que se va a la economía ilegal.

Ante tal estado de cosas, ¿qué pueden hacer los empresarios para permanecer al margen de la corrupción, considerando que “mordidas y moches” -como usted guste amable lector- prácticamente se han institucionalizado en el servicio público? “Debemos contar con salvaguardas para asegurar que las empresas, sobre todo las frágiles -pequeñas y medianas- no sean fácilmente víctimas de la corrupción extorsionadora”, fue la respuesta.

salgares4@gmail.com