/ miércoles 17 de marzo de 2021

Autoengaños

El Muro


Que hayan vacunado a miles de adultos mayores en Mexicali contra el Covid es bueno para ellos. Creer que eso protege a todos los cachanillas y por lo tanto podemos salir de party a la voz de ya, es hacernos tontos solos.

El autoengaño es un fabuloso mecanismo evolutivo que a la larga terminó sirviéndonos para enfrentar retos cotidianos. Mentirnos a nosotros mismos tiende a brindar felicidad temporal, así como a fortalecer nuestra autoestima, o sea, que en pequeñas dosis es bueno, como cuando le decimos al jefe que sí podemos sacar adelante el trabajo que nos pidió, sabiendo que terminando la charla correremos a pedir ayuda a quien sí sabe. O cuando hacemos cuentas alegres ignorando nuestras deudas con tal de ir a pasar un fin de semana a Ensenada. Ya Dios proveerá.

Sí, me queda claro que la mayoría quisiera leer noticias positivas, como que el virus ya desapareció, que no habrá más injusticias en la vida, pero en condiciones como las actuales, si aplicamos el autoengaño, en el corto plazo pagaremos un alto costo en vidas.

Porque el virus aún tiene mucha tela o mejor dicho muchas personas de dónde cortar y el hecho de que por el momento las cosas estén tranquilas, no se debe a la labor de ningún político, ni tampoco al papel de las vacunas porque ya hemos visto que la cantidad es minúscula comparada con el total de la población, sino a una serie de factores, entre los cuales incide desde las condiciones climatológicas hasta el respeto de las medidas sanitarias.

El caso anterior es una muestra de autoengaño dañoso de impacto inmediato. Sin embargo, existen otras formas de autoengañarnos que aniquilan lentamente como el hecho de creer que tras las elecciones, nuestro mundo será mejor. La prensa cubre el proceso electoral como si al 100% de la población le interesara, como si de verdad las cosas serán mejores, como si los políticos sí resolvieran problemas y no los crearan para justificar su presencia.

Para que un sistema como éste funcione, es necesario convencer de que una elección es el mejor modelo a pesar de existir otras alternativas como la designación de puestos a través de sorteo (sí, justo como un conocido partido político hace con la distribución de candidaturas), pero eso suena no solo como idiotez, sino a una herejía. Sigamos disfrutando del autoengaño. Total, qué podría salir mal.

El Muro


Que hayan vacunado a miles de adultos mayores en Mexicali contra el Covid es bueno para ellos. Creer que eso protege a todos los cachanillas y por lo tanto podemos salir de party a la voz de ya, es hacernos tontos solos.

El autoengaño es un fabuloso mecanismo evolutivo que a la larga terminó sirviéndonos para enfrentar retos cotidianos. Mentirnos a nosotros mismos tiende a brindar felicidad temporal, así como a fortalecer nuestra autoestima, o sea, que en pequeñas dosis es bueno, como cuando le decimos al jefe que sí podemos sacar adelante el trabajo que nos pidió, sabiendo que terminando la charla correremos a pedir ayuda a quien sí sabe. O cuando hacemos cuentas alegres ignorando nuestras deudas con tal de ir a pasar un fin de semana a Ensenada. Ya Dios proveerá.

Sí, me queda claro que la mayoría quisiera leer noticias positivas, como que el virus ya desapareció, que no habrá más injusticias en la vida, pero en condiciones como las actuales, si aplicamos el autoengaño, en el corto plazo pagaremos un alto costo en vidas.

Porque el virus aún tiene mucha tela o mejor dicho muchas personas de dónde cortar y el hecho de que por el momento las cosas estén tranquilas, no se debe a la labor de ningún político, ni tampoco al papel de las vacunas porque ya hemos visto que la cantidad es minúscula comparada con el total de la población, sino a una serie de factores, entre los cuales incide desde las condiciones climatológicas hasta el respeto de las medidas sanitarias.

El caso anterior es una muestra de autoengaño dañoso de impacto inmediato. Sin embargo, existen otras formas de autoengañarnos que aniquilan lentamente como el hecho de creer que tras las elecciones, nuestro mundo será mejor. La prensa cubre el proceso electoral como si al 100% de la población le interesara, como si de verdad las cosas serán mejores, como si los políticos sí resolvieran problemas y no los crearan para justificar su presencia.

Para que un sistema como éste funcione, es necesario convencer de que una elección es el mejor modelo a pesar de existir otras alternativas como la designación de puestos a través de sorteo (sí, justo como un conocido partido político hace con la distribución de candidaturas), pero eso suena no solo como idiotez, sino a una herejía. Sigamos disfrutando del autoengaño. Total, qué podría salir mal.