/ lunes 11 de enero de 2021

Autonomía

LA POLÍTICA DE LAS PERSONAS

En cuanto escuchamos la palabra instituto u organismo autónomo, es común y hasta cierto punto normal que sintamos un rechazo inmediato que nos haga desconfiar y solo pensar que es parte del gobierno, que no sirven y que predomina la corrupción.

La historia no nos ha marcado muy buenas experiencias con algunos de ellos y eso los vuelve un punto muy fácil a atacar. Sin embargo, su existencia tiene una razón de ser. Uno de los tantos ejemplos lo tenemos con INEGI, que es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, ese que casa por casa realiza los censos y obtiene la información más real sobre lo que sucede en nuestro país en muchos temas.

El INEGI es un organismo autónomo y gracias a su trabajo, cuando el gobierno nos quiere venir a decir y mentir que van muy bien y en crecimiento con ciertos temas en nuestro país, es gracias a las estadísticas de INEGI que podemos comprobarles con datos que no es así y nos están engañando. Y no nada más en el tema político, sino también es un apoyo para el sector económico de nuestro país.

Así que en pocas palabras su buen funcionamiento puede llegar a ser un contrapeso del gobierno y es por eso que incomodan a muchos servidores públicos y en vez de fortalecerlos, prefieren eliminarlos o en ciertos casos, peor aún, absorberlos. Hace unos días y desde el inicio de su mandato, el Presidente de la República comentó que planea preparar una “reforma administrativa” precisamente para que suceda lo mencionado.

No justificamos las malas prácticas que muchos organismos autónomos han tenido. Sin embargo, si las han tenido es en parte por dos circunstancias: La primera, por una falta de fortalecimiento de su autonomía en la ley, que con la mayoría en los Congresos que se tiene en estos momentos, sería muy fácil fortalecerlos en vez de eliminarlos. Y la segunda, los integrantes de las juntas de gobierno, de los consejos, de quienes dirigen y toman las decisiones dentro de los organismos autónomos, son elegidos en mayoría por solamente servidores públicos.

Así que mejor en vez de querer eliminarlos y criticarlos, cambien la dinámica de cómo se eligen a las personas que dirigirán los organismos autónomos, pongan personas realmente preparadas y lo más importante, no les recuerden que tienen el puesto gracias a ustedes, no les pidan favores políticos y déjenlos actuar con real autonomía. Que no se aprovechen de nuestro hartazgo para eliminar o absorber herramientas y organismos fundamentales en una democracia.

Las instituciones están para que no dependamos de la honestidad de una sola persona o funcionarios públicos en el poder, sino que sus funciones sigan y se mantengan sin importar quién esté sentado en la silla. Son organismos que las personas podemos utilizar a nuestro favor para el bienestar de todas y todos y debemos defender su existencia, fortalecimiento y sobre todo autonomía.

flores.aguirre@hotmail.com


LA POLÍTICA DE LAS PERSONAS

En cuanto escuchamos la palabra instituto u organismo autónomo, es común y hasta cierto punto normal que sintamos un rechazo inmediato que nos haga desconfiar y solo pensar que es parte del gobierno, que no sirven y que predomina la corrupción.

La historia no nos ha marcado muy buenas experiencias con algunos de ellos y eso los vuelve un punto muy fácil a atacar. Sin embargo, su existencia tiene una razón de ser. Uno de los tantos ejemplos lo tenemos con INEGI, que es el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, ese que casa por casa realiza los censos y obtiene la información más real sobre lo que sucede en nuestro país en muchos temas.

El INEGI es un organismo autónomo y gracias a su trabajo, cuando el gobierno nos quiere venir a decir y mentir que van muy bien y en crecimiento con ciertos temas en nuestro país, es gracias a las estadísticas de INEGI que podemos comprobarles con datos que no es así y nos están engañando. Y no nada más en el tema político, sino también es un apoyo para el sector económico de nuestro país.

Así que en pocas palabras su buen funcionamiento puede llegar a ser un contrapeso del gobierno y es por eso que incomodan a muchos servidores públicos y en vez de fortalecerlos, prefieren eliminarlos o en ciertos casos, peor aún, absorberlos. Hace unos días y desde el inicio de su mandato, el Presidente de la República comentó que planea preparar una “reforma administrativa” precisamente para que suceda lo mencionado.

No justificamos las malas prácticas que muchos organismos autónomos han tenido. Sin embargo, si las han tenido es en parte por dos circunstancias: La primera, por una falta de fortalecimiento de su autonomía en la ley, que con la mayoría en los Congresos que se tiene en estos momentos, sería muy fácil fortalecerlos en vez de eliminarlos. Y la segunda, los integrantes de las juntas de gobierno, de los consejos, de quienes dirigen y toman las decisiones dentro de los organismos autónomos, son elegidos en mayoría por solamente servidores públicos.

Así que mejor en vez de querer eliminarlos y criticarlos, cambien la dinámica de cómo se eligen a las personas que dirigirán los organismos autónomos, pongan personas realmente preparadas y lo más importante, no les recuerden que tienen el puesto gracias a ustedes, no les pidan favores políticos y déjenlos actuar con real autonomía. Que no se aprovechen de nuestro hartazgo para eliminar o absorber herramientas y organismos fundamentales en una democracia.

Las instituciones están para que no dependamos de la honestidad de una sola persona o funcionarios públicos en el poder, sino que sus funciones sigan y se mantengan sin importar quién esté sentado en la silla. Son organismos que las personas podemos utilizar a nuestro favor para el bienestar de todas y todos y debemos defender su existencia, fortalecimiento y sobre todo autonomía.

flores.aguirre@hotmail.com