/ jueves 25 de junio de 2020

Bonillastein...


Haber creado un monstruo antidemocrático con los restos putrefactos de otros partidos políticos es un acto que quedará grabado en la historia política de nuestra entidad como una de las peores traiciones que se hayan cometido en contra de la ciudadanía y que sólo puede ser atribuida al actual gobernador, Jaime Bonilla.

En Baja California, miles de mujeres y hombres creamos MORENA como un movimiento democrático, pacífico y progresista para llevar a cabo la necesaria cuarta transformación nacional liderada por nuestro actual presidente. En cambio, Jaime Bonilla, desenterrando los cadáveres políticos de los personajes más corruptos, incompetentes, serviles y repudiados que encontró en el cementerio de la vergüenza pública se dedicó a crear con sus partes un monstruo que le fuera leal y sumiso mediante el cual pudiera satisfacer sus ambiciones personales.

Nadie que se jacte de apreciar la realidad de manera objetiva puede negar que la bancada de MORENA en el congreso del estado está dispuesta a hacer todo lo que les ordene su gobernador por más inmorales, ilegales o perversas que sean sus exigencias, como, por ejemplo: el promover y aprobar una “Ley Bonilla 2” para limitar el siguiente periodo de mandato del titular del ejecutivo a tres años recurriendo a falsos argumentos para ocultar su falta de necesidad, así como su temeridad al contravenir abiertamente la sentencia pronunciada por la Suprema Corte de Justicia del pasado 11 de mayo en relación a la primera Ley Bonilla.

Como sabemos, gracias a las honrosas excepciones de las diputadas Aracely Geraldo, Rosina del Villar, Leticia Hernández y el diputado Juan Melendrez, este nuevo intento de fraude a la constitución fracasó al no obtener la mayoría calificada que necesitaba.

No pasa desapercibida tampoco la aberrante reforma constitucional publicada en el periódico oficial del estado este 16 de junio gracias a la cual los diputados y alcaldes de nuestro estado tienen la posibilidad de reelegirse sin separarse de sus cargos. Esta es una aberración legislativa de forma y de fondo, pues insidiosamente por la falta de voluntad, madurez política y honestidad hacia la ciudadanía demostrada por el alcalde de Ensenada, Armando Ayala y la alcaldesa de Mexicali, Marina del Pilar, fue aprobada sin que fuera democráticamente discutida y votada en sus respectivos ayuntamientos.

Las anteriores son solo un par de muestras de la insensibilidad hacia los bajacalifornianos del adefesio político que, sin representar los auténticos valores de MORENA, hoy cínicamente viste de chaleco guinda, pues mientras el pueblo padece una terrible pandemia y una de las peores crisis económicas que hayamos vivido, su prioridad es mantenerse en el poder para seguir alimentándose de él.

Por último, para despedirme de ustedes, sólo puedo reconocer que la analogía expuesta desafortunadamente no es la más adecuada porque, por lo menos, Víctor Frankenstein se arrepintió de haber dado vida a su creación, y el monstruo al que tanto aborrecía pudo demostrar algo de humanidad. Quienes hoy nos gobiernan no saben de una cosa, ni de la otra.


Haber creado un monstruo antidemocrático con los restos putrefactos de otros partidos políticos es un acto que quedará grabado en la historia política de nuestra entidad como una de las peores traiciones que se hayan cometido en contra de la ciudadanía y que sólo puede ser atribuida al actual gobernador, Jaime Bonilla.

En Baja California, miles de mujeres y hombres creamos MORENA como un movimiento democrático, pacífico y progresista para llevar a cabo la necesaria cuarta transformación nacional liderada por nuestro actual presidente. En cambio, Jaime Bonilla, desenterrando los cadáveres políticos de los personajes más corruptos, incompetentes, serviles y repudiados que encontró en el cementerio de la vergüenza pública se dedicó a crear con sus partes un monstruo que le fuera leal y sumiso mediante el cual pudiera satisfacer sus ambiciones personales.

Nadie que se jacte de apreciar la realidad de manera objetiva puede negar que la bancada de MORENA en el congreso del estado está dispuesta a hacer todo lo que les ordene su gobernador por más inmorales, ilegales o perversas que sean sus exigencias, como, por ejemplo: el promover y aprobar una “Ley Bonilla 2” para limitar el siguiente periodo de mandato del titular del ejecutivo a tres años recurriendo a falsos argumentos para ocultar su falta de necesidad, así como su temeridad al contravenir abiertamente la sentencia pronunciada por la Suprema Corte de Justicia del pasado 11 de mayo en relación a la primera Ley Bonilla.

Como sabemos, gracias a las honrosas excepciones de las diputadas Aracely Geraldo, Rosina del Villar, Leticia Hernández y el diputado Juan Melendrez, este nuevo intento de fraude a la constitución fracasó al no obtener la mayoría calificada que necesitaba.

No pasa desapercibida tampoco la aberrante reforma constitucional publicada en el periódico oficial del estado este 16 de junio gracias a la cual los diputados y alcaldes de nuestro estado tienen la posibilidad de reelegirse sin separarse de sus cargos. Esta es una aberración legislativa de forma y de fondo, pues insidiosamente por la falta de voluntad, madurez política y honestidad hacia la ciudadanía demostrada por el alcalde de Ensenada, Armando Ayala y la alcaldesa de Mexicali, Marina del Pilar, fue aprobada sin que fuera democráticamente discutida y votada en sus respectivos ayuntamientos.

Las anteriores son solo un par de muestras de la insensibilidad hacia los bajacalifornianos del adefesio político que, sin representar los auténticos valores de MORENA, hoy cínicamente viste de chaleco guinda, pues mientras el pueblo padece una terrible pandemia y una de las peores crisis económicas que hayamos vivido, su prioridad es mantenerse en el poder para seguir alimentándose de él.

Por último, para despedirme de ustedes, sólo puedo reconocer que la analogía expuesta desafortunadamente no es la más adecuada porque, por lo menos, Víctor Frankenstein se arrepintió de haber dado vida a su creación, y el monstruo al que tanto aborrecía pudo demostrar algo de humanidad. Quienes hoy nos gobiernan no saben de una cosa, ni de la otra.