/ lunes 6 de agosto de 2018

Cambiaré, cambiarás…

EL MURO

“Vuestra merced” posee el récord de la evolución más rápida de una expresión, hasta convertirse en una de las palabras más valiosas del castellano, ya que mientras otras voces tardaron siglos en mutar, tan solo en 10 años pasó a vuesarced, luego a voarced, vuarced, voacé, vucé, vuasted, vuested, vusted, uced, hasta terminar en usted.

Un murem caecum es un ratón ciego, una forma no muy precisa para nombrar al ratón con alas, que luego cambió a mur ciego, murciego, murciégano, murciégalo, hasta inexplicablemente quedar en murciélago, sobre todo si tomamos en cuenta que ya existía vespertilio para denominar a ese mamífero volador que sale por las tardes.

Avúnculus era la forma para nombrar al hermano de tu papá o mamá, pero como fue quedando en el olvido, comenzó a usarse la versión griega thius, tío. Muchas palabras han perdido su sentido original, como prerrogativa que fue creada a partir de la actividad electoral durante el imperio romano y significa el primero en votar.

La lengua la hace la comunidad, pero la pule un órgano especializado con el fin de que sea un instrumento que pueda ser utilizado en cualquier sitio, pero los sabios proponen y el pueblo dispone, porque hace siglos los cultos usaban loqui (de donde derivó locutor, pero curiosamente no loco, que viene del árabe), pero los no letrados se quedaron con fabulare, palabra que finalmente “triunfó” porque es nuestra actual: Hablar.

Casos similares le ocurrieron a las siguientes palabras cultas: Vis fue sustituido por fortia, que terminó en fuerza; édere-comédere-comer, lúdum-jocum-juego, pulchriorem-magis formosum -más hermoso, puer-ninnum-niño, fragmentum-pitaccium-pedazo, os-rostrum-rostro, strépitus- rugitum-ruido, cláudere-serare-cerrar.

Existen palabras que se ponen de moda a fuerza de tanto machacar y por eso mismo pierden el sentido, como solidaridad que deriva de sólido y significa una adhesión circunstancial a la causa de otros. Dicho de otra forma: Ayudar por un momento a quien lo necesita hasta que se recupere.

No es sano que el prójimo o el propio gobierno sea solidario porque entonces genera dañosa dependencia. Pero también hay acontecimientos en la era moderna para los cuales no existe una palabra que los defina: El experto Nassim Taleb creó hace un mes “paidofrastía” (el original es pedophrasty) que define el acto de usar a los niños como estrategia argumentativa con el fin de exhibir al otro como un despiadado. El caso de Trump y los niños deportados es el mejor ejemplo porque en las discusiones nunca se plantea otra cosa que no sea ofender al gobernante por maltrato emocional de los menores.

El nuevo gobierno federal quiso ser original y evitó el uso de la manoseada palabra cambio, por eso recurrió a transformación, que es una copia fiel del griego antiguo metamorfosis (mientras no termine como la obra de Franz Kafka), lo mismo hizo con impuesto, que lo “transformó” en contribución, lástima que contribuir quiera decir dar tributo o “entregar al señor en reconocimiento del señorío cierta cantidad en dinero o en especie”.

vicmarcen09@gmail.com


EL MURO

“Vuestra merced” posee el récord de la evolución más rápida de una expresión, hasta convertirse en una de las palabras más valiosas del castellano, ya que mientras otras voces tardaron siglos en mutar, tan solo en 10 años pasó a vuesarced, luego a voarced, vuarced, voacé, vucé, vuasted, vuested, vusted, uced, hasta terminar en usted.

Un murem caecum es un ratón ciego, una forma no muy precisa para nombrar al ratón con alas, que luego cambió a mur ciego, murciego, murciégano, murciégalo, hasta inexplicablemente quedar en murciélago, sobre todo si tomamos en cuenta que ya existía vespertilio para denominar a ese mamífero volador que sale por las tardes.

Avúnculus era la forma para nombrar al hermano de tu papá o mamá, pero como fue quedando en el olvido, comenzó a usarse la versión griega thius, tío. Muchas palabras han perdido su sentido original, como prerrogativa que fue creada a partir de la actividad electoral durante el imperio romano y significa el primero en votar.

La lengua la hace la comunidad, pero la pule un órgano especializado con el fin de que sea un instrumento que pueda ser utilizado en cualquier sitio, pero los sabios proponen y el pueblo dispone, porque hace siglos los cultos usaban loqui (de donde derivó locutor, pero curiosamente no loco, que viene del árabe), pero los no letrados se quedaron con fabulare, palabra que finalmente “triunfó” porque es nuestra actual: Hablar.

Casos similares le ocurrieron a las siguientes palabras cultas: Vis fue sustituido por fortia, que terminó en fuerza; édere-comédere-comer, lúdum-jocum-juego, pulchriorem-magis formosum -más hermoso, puer-ninnum-niño, fragmentum-pitaccium-pedazo, os-rostrum-rostro, strépitus- rugitum-ruido, cláudere-serare-cerrar.

Existen palabras que se ponen de moda a fuerza de tanto machacar y por eso mismo pierden el sentido, como solidaridad que deriva de sólido y significa una adhesión circunstancial a la causa de otros. Dicho de otra forma: Ayudar por un momento a quien lo necesita hasta que se recupere.

No es sano que el prójimo o el propio gobierno sea solidario porque entonces genera dañosa dependencia. Pero también hay acontecimientos en la era moderna para los cuales no existe una palabra que los defina: El experto Nassim Taleb creó hace un mes “paidofrastía” (el original es pedophrasty) que define el acto de usar a los niños como estrategia argumentativa con el fin de exhibir al otro como un despiadado. El caso de Trump y los niños deportados es el mejor ejemplo porque en las discusiones nunca se plantea otra cosa que no sea ofender al gobernante por maltrato emocional de los menores.

El nuevo gobierno federal quiso ser original y evitó el uso de la manoseada palabra cambio, por eso recurrió a transformación, que es una copia fiel del griego antiguo metamorfosis (mientras no termine como la obra de Franz Kafka), lo mismo hizo con impuesto, que lo “transformó” en contribución, lástima que contribuir quiera decir dar tributo o “entregar al señor en reconocimiento del señorío cierta cantidad en dinero o en especie”.

vicmarcen09@gmail.com