/ martes 26 de febrero de 2019

Cartilla mortal

El Muro


La buena noticia: Sí es posible “purificar” un sistema político podrido. La mala es que es necesario mucho trabajo bien organizado. La buena es que puede lograrse en un sexenio (a los chinos les tomó 5 años). La mala es que para conseguirlo hace falta mucho más que una cartilla moral.

En 1949 Mao Zedong dio una pista sobre el cómo: “El método que empleamos al respecto es (uno) de persuasión y no de coacción. Cuando alguien del pueblo viola la ley, también debe ser castigado, encarcelado o incluso sentenciado a muerte, pero ésta es una cuestión de unos pocos casos aislados…”.

Más que el método ruso (o el de cualquier otro régimen totalitario), el de los chinos ha llamado la atención por su capacidad de organización para adoctrinar a mucha gente en un espacio geográfico enorme en tan poco tiempo. En “Brainwashing”, Edgar H. Schein relata el eficaz método de autoorganización “baoija” para el rápido adoctrinamiento, en el cual los miembros de grupos integrados por 10 personas trabajan para garantizar que cada uno de los otros 9 forme su grupo, así sucesivamente hasta llegar a una unidad de mil personas, que se vigilan entre ellos para el cumplimiento de los compromisos.

“Thought Reform and the Psychology of Totalism: A Study of ‘brainwashing’ in China”, reúne testimonios de decenas de personas que pasaron por los centros de reeducación en los 50’s. “China’s hidden camps. What’s happened to the vanished Uighurs of Xinjiang?” es un reportaje de la BBC que evidencia la vigente práctica de alienación que el gobierno realiza con los miembros de la etnia Uigur de origen musulmán, a quienes encierra en los centros de reeducación.

Xǐnăo o lavar el cerebro es un acto polémico porque ni siquiera los organismos especializados como la Asociación Norteamericana de Sicología (APA es su sigla en inglés) han encontrado evidencia contundente sobre la posibilidad real de limpiar en un humano su creencia previa para insertarle otra. Un informe de la CIA elaborado en 1956 (desclasificado en 1999), titulado “Brainwashing from a psychological viewpoint”, especula que las técnicas de control tanto de chinos como rusos estuvieron inspiradas en el “Malleus Maleficarum”, obra del siglo XV que dio origen a la cacería de brujas (así se les denominaba en aquel tiempo a mujeres insumisas y libres sexualmente).

El reporte de los espías relata la crueldad utilizada con los opositores al sistema, aplicando una tortura que no implicaba algún tipo de contacto físico, sino en mantener de pie al interrogado de 18 a 24 horas, lo que provocaba un doloroso edema en las piernas o hinchazón por acumulación de líquido.

Otra pista: De acuerdo a la evidencia histórica, en un cambio radical de sistema uno de los papeles más importantes lo juega una corporación policíaca hecha a modo del gobernante.

El Muro


La buena noticia: Sí es posible “purificar” un sistema político podrido. La mala es que es necesario mucho trabajo bien organizado. La buena es que puede lograrse en un sexenio (a los chinos les tomó 5 años). La mala es que para conseguirlo hace falta mucho más que una cartilla moral.

En 1949 Mao Zedong dio una pista sobre el cómo: “El método que empleamos al respecto es (uno) de persuasión y no de coacción. Cuando alguien del pueblo viola la ley, también debe ser castigado, encarcelado o incluso sentenciado a muerte, pero ésta es una cuestión de unos pocos casos aislados…”.

Más que el método ruso (o el de cualquier otro régimen totalitario), el de los chinos ha llamado la atención por su capacidad de organización para adoctrinar a mucha gente en un espacio geográfico enorme en tan poco tiempo. En “Brainwashing”, Edgar H. Schein relata el eficaz método de autoorganización “baoija” para el rápido adoctrinamiento, en el cual los miembros de grupos integrados por 10 personas trabajan para garantizar que cada uno de los otros 9 forme su grupo, así sucesivamente hasta llegar a una unidad de mil personas, que se vigilan entre ellos para el cumplimiento de los compromisos.

“Thought Reform and the Psychology of Totalism: A Study of ‘brainwashing’ in China”, reúne testimonios de decenas de personas que pasaron por los centros de reeducación en los 50’s. “China’s hidden camps. What’s happened to the vanished Uighurs of Xinjiang?” es un reportaje de la BBC que evidencia la vigente práctica de alienación que el gobierno realiza con los miembros de la etnia Uigur de origen musulmán, a quienes encierra en los centros de reeducación.

Xǐnăo o lavar el cerebro es un acto polémico porque ni siquiera los organismos especializados como la Asociación Norteamericana de Sicología (APA es su sigla en inglés) han encontrado evidencia contundente sobre la posibilidad real de limpiar en un humano su creencia previa para insertarle otra. Un informe de la CIA elaborado en 1956 (desclasificado en 1999), titulado “Brainwashing from a psychological viewpoint”, especula que las técnicas de control tanto de chinos como rusos estuvieron inspiradas en el “Malleus Maleficarum”, obra del siglo XV que dio origen a la cacería de brujas (así se les denominaba en aquel tiempo a mujeres insumisas y libres sexualmente).

El reporte de los espías relata la crueldad utilizada con los opositores al sistema, aplicando una tortura que no implicaba algún tipo de contacto físico, sino en mantener de pie al interrogado de 18 a 24 horas, lo que provocaba un doloroso edema en las piernas o hinchazón por acumulación de líquido.

Otra pista: De acuerdo a la evidencia histórica, en un cambio radical de sistema uno de los papeles más importantes lo juega una corporación policíaca hecha a modo del gobernante.