/ viernes 24 de junio de 2022

Colombia y la izquierda en América Latina

LUIS HUMBERTO FERNÁNDEZ FUENTES

El pasado 19 de junio hubo elecciones en Colombia, donde compitieron el líder guerrillero Gustavo Petro, quien obtuvo el 50.44% de la votación, frente al 47.03% obtenido por el líder empresarial y magnate de la construcción Rodolfo Hernández.

Esto no es un hecho aislado, es una cuestión sobre la que vale la pena reflexionar, ya que la victoria de Petro no solo lleva a la izquierda al poder por primera vez en la historia del país, sino que además hace crecer la nueva ola de izquierda que avanza cada vez más en América Latina y que suma una serie de triunfos. Hoy la izquierda gobierna toda Latinoamérica, excepto en los casos de Paraguay y Brasil.

El triunfo de Petro supone un cambio nunca visto en Colombia, lo que le da la oportunidad al gobierno de izquierda de marcar una verdadera diferencia en un país donde predominó por mucho tiempo el conservadurismo. De los 118 presidentes que ha tenido Colombia, solamente 6 han provenido de las regiones más pobres y marginadas; lo que demuestra una clara discriminación en la distribución del poder. Por otro lado, similar al caso de México, los conservadores colombianos retomaron el poder en 1946, gobernando el país por 76 largos años, para mantener el estatus quo de pobreza, desigualdad y corrupción.

Los gobiernos de izquierda en América Latina hoy tienen principios comunes de dignidad y soberanía que les permitirán construir una agenda internacional en la cual las relaciones, principalmente con Estados Unidos, se den en un marco de respeto, lo cual no se había dado. Es el cambio en la correlación de fuerzas más importante en los últimos años de la región, en el que el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador ha marcado un nuevo giro, con una posición clara e incluyente frente al vecino del norte. Esto posibilitará un acuerdo latinoamericano diferente, que nos permita potenciarnos más como región y con una nueva sociedad con Estados Unidos al que nadie apuesta a pelearse ni a su declive, al contrario, la apuesta será construir una América más próspera y unida.

Los gobiernos de izquierda de América Latina podrán atacar -como dice Galeano- las venas abiertas y desde una perspectiva común, social e incluyente. Es la gran oportunidad de cortar lastres históricos, pero también es una carga y una responsabilidad apabullante. Debemos aprovechar este momento y hacer las transformaciones necesarias para evitar el retorno de los privilegios, la opresión y la explotación. El regreso de la derecha sería un gravísimo error y un retroceso para América Latina.


LUIS HUMBERTO FERNÁNDEZ FUENTES

El pasado 19 de junio hubo elecciones en Colombia, donde compitieron el líder guerrillero Gustavo Petro, quien obtuvo el 50.44% de la votación, frente al 47.03% obtenido por el líder empresarial y magnate de la construcción Rodolfo Hernández.

Esto no es un hecho aislado, es una cuestión sobre la que vale la pena reflexionar, ya que la victoria de Petro no solo lleva a la izquierda al poder por primera vez en la historia del país, sino que además hace crecer la nueva ola de izquierda que avanza cada vez más en América Latina y que suma una serie de triunfos. Hoy la izquierda gobierna toda Latinoamérica, excepto en los casos de Paraguay y Brasil.

El triunfo de Petro supone un cambio nunca visto en Colombia, lo que le da la oportunidad al gobierno de izquierda de marcar una verdadera diferencia en un país donde predominó por mucho tiempo el conservadurismo. De los 118 presidentes que ha tenido Colombia, solamente 6 han provenido de las regiones más pobres y marginadas; lo que demuestra una clara discriminación en la distribución del poder. Por otro lado, similar al caso de México, los conservadores colombianos retomaron el poder en 1946, gobernando el país por 76 largos años, para mantener el estatus quo de pobreza, desigualdad y corrupción.

Los gobiernos de izquierda en América Latina hoy tienen principios comunes de dignidad y soberanía que les permitirán construir una agenda internacional en la cual las relaciones, principalmente con Estados Unidos, se den en un marco de respeto, lo cual no se había dado. Es el cambio en la correlación de fuerzas más importante en los últimos años de la región, en el que el liderazgo del presidente Andrés Manuel López Obrador ha marcado un nuevo giro, con una posición clara e incluyente frente al vecino del norte. Esto posibilitará un acuerdo latinoamericano diferente, que nos permita potenciarnos más como región y con una nueva sociedad con Estados Unidos al que nadie apuesta a pelearse ni a su declive, al contrario, la apuesta será construir una América más próspera y unida.

Los gobiernos de izquierda de América Latina podrán atacar -como dice Galeano- las venas abiertas y desde una perspectiva común, social e incluyente. Es la gran oportunidad de cortar lastres históricos, pero también es una carga y una responsabilidad apabullante. Debemos aprovechar este momento y hacer las transformaciones necesarias para evitar el retorno de los privilegios, la opresión y la explotación. El regreso de la derecha sería un gravísimo error y un retroceso para América Latina.