/ domingo 30 de mayo de 2021

Colonia Nueva, de lo residencial a lo comercial

LA ESPIGA

La antigua casa de nuestra vecina doña Juanita García (qepd), se fue transformando poco a poco de una vivienda familiar en un consultorio dental y de ahí a una clínica de especialidades médicas.

Esto sucede actualmente en la tradicional colonia Nueva de Mexicali, ubicada en la Segunda Sección de la ciudad, cuyos inicios como zona habitacional se remontan a 1923, cuando el presidente Álvaro Obregón amplía el fundo legal para permitir la expansión de la ciudad hacia el oriente.

De lo residencial a lo comercial. Primero fueron las avenidas Madero, Reforma, Lerdo y ahora la Av. Ignacio Zaragoza: Dejan de ser zonas residenciales para abrirse a las actividades comerciales y de servicios médicos. Lo anterior trae aparejado una serie de inconvenientes para las familias que se resisten a abandonar sus domicilios y mudarse con sus muebles y enseres domésticos hacia otros barrios más apacibles.

La infestación de automóviles. Con esta transformación de lo residencial a lo comercial, las familias de los vecinos domiciliados en la citada Av. Zaragoza resienten la congestión de las calles con miles de vehículos buscando estacionamiento las 24 horas del día; sobre todo en los horarios laborales las entradas de los domicilios particulares son ocupadas por pacientes de los consultorios o por clientes de los comercios; la carencia de espacios para estacionamientos vehiculares se torna en una condena para los residentes de la zona.

De lo residencial a lo comercial. Otra pesadilla sufrida por los vecinos es el uso de las famosas “bombas de aire” utilizadas para esparcir el polvo entre las casas de los vecinos. Esto sucede por las mañanas: Empleados de los comercios y consultorios en su afán de “limpiar” los frentes de sus negocios emplean estos aparatos que arrojan aire a presión para aventar el polvo y la tierra al medio ambiente y enviarlo (a la mala) a los pulmones de gente, a los aparatos de refrigeración que introducen a los domicilios estas suciedades dañinas para la salud (más en tiempos de pandemia).

Este problema de contaminación ambiental debería ser atendido por las autoridades competentes, quizá algún buen día algún regidor o diputado se interesen en el tema. Estas “bombas de aire” debieran prohibirse en zonas residenciales y en espacios públicos, su uso afecta a la población y contribuye a la contaminación de nuestro precario medio ambiente.

Adiós a la tranquilidad y a la buena vecindad. El ruido, la contaminación del aire, la saturación de espacios por vehículos, los robos de mercancías y de equipos médicos, las alarmas vueltas locas a las 3 de la madrugada, el ir y venir de pacientes y de clientes, hicieron que se perdiera la convivencia amigable de los vecinos.

Los comerciantes y sus ganancias, los servicios médicos y sus pacientes moviéndose por entre los domicilios de la antes tranquila Av. Zaragoza nos hacen reflexionar en un necesario reordenamiento urbano para Mexicali, donde la planificación con una visión humanista reglamente y supervise la operación de los centros comerciales y de servicios especializados.

Nadie está peleado con el progreso comercial y los negocios redituables, pero la salud comunitaria debería protegerse, la tranquilidad y seguridad de los vecinos también debe mantenerse. Usted amigo lector ¿cómo la ve?

oscarh1955@yahoo.com.mx


LA ESPIGA

La antigua casa de nuestra vecina doña Juanita García (qepd), se fue transformando poco a poco de una vivienda familiar en un consultorio dental y de ahí a una clínica de especialidades médicas.

Esto sucede actualmente en la tradicional colonia Nueva de Mexicali, ubicada en la Segunda Sección de la ciudad, cuyos inicios como zona habitacional se remontan a 1923, cuando el presidente Álvaro Obregón amplía el fundo legal para permitir la expansión de la ciudad hacia el oriente.

De lo residencial a lo comercial. Primero fueron las avenidas Madero, Reforma, Lerdo y ahora la Av. Ignacio Zaragoza: Dejan de ser zonas residenciales para abrirse a las actividades comerciales y de servicios médicos. Lo anterior trae aparejado una serie de inconvenientes para las familias que se resisten a abandonar sus domicilios y mudarse con sus muebles y enseres domésticos hacia otros barrios más apacibles.

La infestación de automóviles. Con esta transformación de lo residencial a lo comercial, las familias de los vecinos domiciliados en la citada Av. Zaragoza resienten la congestión de las calles con miles de vehículos buscando estacionamiento las 24 horas del día; sobre todo en los horarios laborales las entradas de los domicilios particulares son ocupadas por pacientes de los consultorios o por clientes de los comercios; la carencia de espacios para estacionamientos vehiculares se torna en una condena para los residentes de la zona.

De lo residencial a lo comercial. Otra pesadilla sufrida por los vecinos es el uso de las famosas “bombas de aire” utilizadas para esparcir el polvo entre las casas de los vecinos. Esto sucede por las mañanas: Empleados de los comercios y consultorios en su afán de “limpiar” los frentes de sus negocios emplean estos aparatos que arrojan aire a presión para aventar el polvo y la tierra al medio ambiente y enviarlo (a la mala) a los pulmones de gente, a los aparatos de refrigeración que introducen a los domicilios estas suciedades dañinas para la salud (más en tiempos de pandemia).

Este problema de contaminación ambiental debería ser atendido por las autoridades competentes, quizá algún buen día algún regidor o diputado se interesen en el tema. Estas “bombas de aire” debieran prohibirse en zonas residenciales y en espacios públicos, su uso afecta a la población y contribuye a la contaminación de nuestro precario medio ambiente.

Adiós a la tranquilidad y a la buena vecindad. El ruido, la contaminación del aire, la saturación de espacios por vehículos, los robos de mercancías y de equipos médicos, las alarmas vueltas locas a las 3 de la madrugada, el ir y venir de pacientes y de clientes, hicieron que se perdiera la convivencia amigable de los vecinos.

Los comerciantes y sus ganancias, los servicios médicos y sus pacientes moviéndose por entre los domicilios de la antes tranquila Av. Zaragoza nos hacen reflexionar en un necesario reordenamiento urbano para Mexicali, donde la planificación con una visión humanista reglamente y supervise la operación de los centros comerciales y de servicios especializados.

Nadie está peleado con el progreso comercial y los negocios redituables, pero la salud comunitaria debería protegerse, la tranquilidad y seguridad de los vecinos también debe mantenerse. Usted amigo lector ¿cómo la ve?

oscarh1955@yahoo.com.mx