/ jueves 19 de noviembre de 2020

Comunicación sindical y “autoayuda colectiva”

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informaba a fines de junio de este año que América Latina había superado la cifra de 41 millones de personas desempleadas en la región, fundamentalmente producto de la pandemia del Covid-19.

Chile, Brasil, México y Colombia son los países cuantitativamente más afectados, más allá de que todos están sufriendo las consecuencias de esta crisis sanitaria, económica y social. Pero el coronavirus no es el exclusivo responsable de esta situación, sino que -como siempre acontece- las crisis llegan cargadas de oportunidades que son “aprovechadas” por los oportunistas de ocasión.

Por lo tanto, el gran problema de la pérdida de fuentes laborales en América Latina es sin duda la pandemia, pero a ella se le han sumado algunos empresarios y gobiernos que, motosierra en mano, utilizaron esta situación para realizar recortes que concluyen en beneficios económicos o se adecuan a su forma de ver y entender el mundo.

Como siempre sucede, los más perjudicados son los que menos tienen: Los más pobres, los informales, los que tienen menos acceso a la tecnología y los menos formados. Aquellos que tienen menores posibilidades de resistir la crisis económica y se encuentran más lejos de la protección de las políticas públicas.

Nadie puede saber cuánto más durará esta situación que se está tornando catastrófica. Desde los tan devaluados organismos internacionales se prevé que se registre una mayor pérdida de fuentes laborales, al tiempo que se anuncia la necesidad de una reestructura del mundo laboral –con un fuerte énfasis en el teletrabajo– mientras se prolonga una pandemia que posiblemente recién vea su fin cuando la ciencia haga extensiva la anunciada vacuna. Sin duda que ya nada va a ser igual.

No hay soluciones mágicas, es difícil de creer que alguien las tenga, pero ante este difícil escenario crece la necesidad de que los trabajadores se organicen para paliar la magra situación. Escuché decir un día al politólogo español Juan Carlos Monedero una frase que se aplica a las actuales circunstancias: “La única autoayuda que funciona es la autoayuda colectiva… y se llama política”.

Tomando la cita de Monedero como disparador, en estos tiempos de crisis económica y de pérdida de empleos, la autoayuda colectiva también se llama trabajadores organizados en defensa de sus fuentes de ingreso y eso se hace realidad precisamente con el fortalecimiento del movimiento sindical.

También es importante dar las herramientas comunicacionales a los trabajadores para que puedan desarrollarse a la par que el empresariado y los diferentes actores de gobierno en los medios de comunicación y en las redes sociales.

En la mayoría de los países de nuestra América Latina, a pesar de ser la que más está sufriendo el desempleo en la pandemia, de ser una de las regiones más desiguales y con mayores índices de pobreza del mundo, no existe la educación formal en comunicación sindical, un área que debe profesionalizarse con urgencia para ayudar a paliar la actual crisis laboral.

marcellhermitte@gmail.com


La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informaba a fines de junio de este año que América Latina había superado la cifra de 41 millones de personas desempleadas en la región, fundamentalmente producto de la pandemia del Covid-19.

Chile, Brasil, México y Colombia son los países cuantitativamente más afectados, más allá de que todos están sufriendo las consecuencias de esta crisis sanitaria, económica y social. Pero el coronavirus no es el exclusivo responsable de esta situación, sino que -como siempre acontece- las crisis llegan cargadas de oportunidades que son “aprovechadas” por los oportunistas de ocasión.

Por lo tanto, el gran problema de la pérdida de fuentes laborales en América Latina es sin duda la pandemia, pero a ella se le han sumado algunos empresarios y gobiernos que, motosierra en mano, utilizaron esta situación para realizar recortes que concluyen en beneficios económicos o se adecuan a su forma de ver y entender el mundo.

Como siempre sucede, los más perjudicados son los que menos tienen: Los más pobres, los informales, los que tienen menos acceso a la tecnología y los menos formados. Aquellos que tienen menores posibilidades de resistir la crisis económica y se encuentran más lejos de la protección de las políticas públicas.

Nadie puede saber cuánto más durará esta situación que se está tornando catastrófica. Desde los tan devaluados organismos internacionales se prevé que se registre una mayor pérdida de fuentes laborales, al tiempo que se anuncia la necesidad de una reestructura del mundo laboral –con un fuerte énfasis en el teletrabajo– mientras se prolonga una pandemia que posiblemente recién vea su fin cuando la ciencia haga extensiva la anunciada vacuna. Sin duda que ya nada va a ser igual.

No hay soluciones mágicas, es difícil de creer que alguien las tenga, pero ante este difícil escenario crece la necesidad de que los trabajadores se organicen para paliar la magra situación. Escuché decir un día al politólogo español Juan Carlos Monedero una frase que se aplica a las actuales circunstancias: “La única autoayuda que funciona es la autoayuda colectiva… y se llama política”.

Tomando la cita de Monedero como disparador, en estos tiempos de crisis económica y de pérdida de empleos, la autoayuda colectiva también se llama trabajadores organizados en defensa de sus fuentes de ingreso y eso se hace realidad precisamente con el fortalecimiento del movimiento sindical.

También es importante dar las herramientas comunicacionales a los trabajadores para que puedan desarrollarse a la par que el empresariado y los diferentes actores de gobierno en los medios de comunicación y en las redes sociales.

En la mayoría de los países de nuestra América Latina, a pesar de ser la que más está sufriendo el desempleo en la pandemia, de ser una de las regiones más desiguales y con mayores índices de pobreza del mundo, no existe la educación formal en comunicación sindical, un área que debe profesionalizarse con urgencia para ayudar a paliar la actual crisis laboral.

marcellhermitte@gmail.com