Voz Campesina
El innegable fenómeno afectando al ‘aire’ que respiramos, logró clasificar a Mexicali (añadiríamos a su valle) entre las ciudades más contaminadas del mundo.
Polvo, emisiones de humo de vehículos, industrias -algunas ‘contribuyen’ vía distintos factores- colocan la salud de los cachanillas en grave riesgo de adquirir enfermedades. Por si algo faltara, a esta circunstancia se suma contaminar la tierra, vegetación, agua del subsuelo, ríos y mares, a través del plástico que en forma de bolsas, botellas y diferentes envases, se ‘deposita’ en tiraderos (ex)clandestinos, alcantarillas, canales etc., etc. Debiendo recordar que este material tarda cientos de años para degradarse y mientras ello ocurre, trastorna en elevada manera al medio ambiente.
Sin ser tan agudo problema exclusivo de nuestra región o país, lo cierto es que parece avanzar irremediablemente y así lo revelan imágenes en internet de miles, quizá millones, de plástico en diversas variables, integrando gigantescas ‘islas’ que dañan tanto la vida de especies marinas como el proceso natural de transformación del agua.
En el plano local, además de la concientización ciudadana y leyes prohibitivas, justo sería agilizar determinados servicios que corresponden a la autoridad. Ejemplo: Recolección tardía y destino final de la basura en el valle mexicalense (máxime en ejidos remotos) donde irritados habitantes terminan por incinerar -durante la noche- sus desechos domésticos, que de haberse recolectado acabarían en centros de acopio intermedios, mientras se trasladan al de la carretera a San Felipe.
Por ende, no es cosa rara detectar bolsas de plástico dispersas en los alrededores.
Bienvenida, pues, la iniciativa que analiza el Congreso del Estado a fin de que dejen de usarse dichas bolsas. Ojalá tal estudio se materialice lo más pronto posible y aunado a oportuna socialización del proyecto, surja la ley que abone a urgente tarea anti-contaminación en que todos estamos obligados a involucrarnos.
