/ miércoles 6 de julio de 2022

CUCHILLITO DE PALO | Ataúdes rodantes

Ataúdes rodantes

Ni fue la primera vez -ni probablemente sea la última- en la que sucede una tragedia como la del tráiler de los migrantes en San Antonio, Texas. 53 personas muertas asfixiadas, de la forma más cruel que se pueda uno imaginar. De ellos, 27 mexicanos, aunque parece que este número crece.

La migración sigue incontrolable y lo más grave, seguirá. Detener el flujo que intenta llegar al país espejismo de los billetes de color de ojo de gringa parece imposible, máxime cuando las condiciones económicas, políticas y sociales de Centroamérica y de México están tan deterioradas.

Autoridades investigan lo acontecido con los migrantes abandonados en una caja de tráiler en San Antonio, Texas. Foto: Captura de Pantalla News 4 En Vivo en Twitter

El emperador de Palacio puede seguir con su intolerable diarrea verbal, que nada tiene que ver con la miseria lacerante que se incrementa en tantas regiones. Qué decir de una inseguridad que obliga a miles de familias a salir huyendo de sus lugares de origen, dejando todos sus bienes atrás, sin poder llevarse algo más que la ropa puesta. El temor al narco, a su crueldad, a la forma en que somete a pobladores de todas las edades, a la posibilidad de que secuestre a los varones de la casa -así sean niños de 10 años- y se los lleve para asesinarlos en algún paraje o convertirlos en sicarios, anima a quienes habitan en estas comunidades a salir corriendo.

Nadie se salva de las garras de una criminalidad que cobra extorsión a quienes incluso solo tienen un triste puesto de comida. Todos tienen que pagar por sobrevivir a estos sátrapas, que no conocen la piedad ni la compasión.

Qué decir de Centroamérica y el horror de una Mara Salvatrucha, bandidaje, asimismo de probada crueldad, que arrasa con poblaciones enteras. Entre el hambre y el pánico la gente se lanza a la aventura de intentar alcanzar el otro lado, en general pagándole a un delincuente de los conocidos como “polleros”, bandas criminales traficantes de seres humanos.

En México, a pesar de lo hartos que quedamos de la podredumbre de la dictablanda priísta, los últimos años había descendido el éxodo de compatriotas que trataban de cruzar. Con el tabasqueño empeoraron las condiciones de vida, la migración se aceleró y subieron como la espuma los índices de quienes tratan de alcanzar el “sueño americano”... Mientras no cambien las condiciones económico sociales y políticas en México y Centroamérica, seguiremos viendo tragedias como ésta reciente, consecuencia de la desesperación de tantos millones de seres humanos por alcanzar mejores condiciones de vida.


Ataúdes rodantes

Ni fue la primera vez -ni probablemente sea la última- en la que sucede una tragedia como la del tráiler de los migrantes en San Antonio, Texas. 53 personas muertas asfixiadas, de la forma más cruel que se pueda uno imaginar. De ellos, 27 mexicanos, aunque parece que este número crece.

La migración sigue incontrolable y lo más grave, seguirá. Detener el flujo que intenta llegar al país espejismo de los billetes de color de ojo de gringa parece imposible, máxime cuando las condiciones económicas, políticas y sociales de Centroamérica y de México están tan deterioradas.

Autoridades investigan lo acontecido con los migrantes abandonados en una caja de tráiler en San Antonio, Texas. Foto: Captura de Pantalla News 4 En Vivo en Twitter

El emperador de Palacio puede seguir con su intolerable diarrea verbal, que nada tiene que ver con la miseria lacerante que se incrementa en tantas regiones. Qué decir de una inseguridad que obliga a miles de familias a salir huyendo de sus lugares de origen, dejando todos sus bienes atrás, sin poder llevarse algo más que la ropa puesta. El temor al narco, a su crueldad, a la forma en que somete a pobladores de todas las edades, a la posibilidad de que secuestre a los varones de la casa -así sean niños de 10 años- y se los lleve para asesinarlos en algún paraje o convertirlos en sicarios, anima a quienes habitan en estas comunidades a salir corriendo.

Nadie se salva de las garras de una criminalidad que cobra extorsión a quienes incluso solo tienen un triste puesto de comida. Todos tienen que pagar por sobrevivir a estos sátrapas, que no conocen la piedad ni la compasión.

Qué decir de Centroamérica y el horror de una Mara Salvatrucha, bandidaje, asimismo de probada crueldad, que arrasa con poblaciones enteras. Entre el hambre y el pánico la gente se lanza a la aventura de intentar alcanzar el otro lado, en general pagándole a un delincuente de los conocidos como “polleros”, bandas criminales traficantes de seres humanos.

En México, a pesar de lo hartos que quedamos de la podredumbre de la dictablanda priísta, los últimos años había descendido el éxodo de compatriotas que trataban de cruzar. Con el tabasqueño empeoraron las condiciones de vida, la migración se aceleró y subieron como la espuma los índices de quienes tratan de alcanzar el “sueño americano”... Mientras no cambien las condiciones económico sociales y políticas en México y Centroamérica, seguiremos viendo tragedias como ésta reciente, consecuencia de la desesperación de tantos millones de seres humanos por alcanzar mejores condiciones de vida.


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