/ miércoles 10 de marzo de 2021

“Cuídate mucho”

El Muro


Durante este año de encierro hemos utilizado el “cuídate mucho” tantas veces como nunca antes en toda nuestra vida, las suficientes como para hacerle perder el sentido a la expresión. Pero -ojo- que el cuidado atraviesa por el pensar.

Cuídate era originalmente un vocablo usado cuando se quería pedir a alguien que reflexionara o meditara. Entonces para cuidarnos hay que pensar no actuar en automático. No se trata de cargar un cubrebocas, untarse gel antibacterial, pisar el tapete seco, se trata de colocarse tan bien la protección hasta que no exista ningún hueco alrededor del mentón o por la zona de los pómulos y si para eso se ocupan dos cubrebocas, pues habrá que usarlos (“Comparing the fit of N95, KN95, surgical, and cloth face masks and assesing the accuracy of fit checking”).

Se trata de evitar los espacios pequeños llenos de personas, aunque el semáforo descompuesto diga lo que a la autoridad le conviene. Si es obligatorio acudir a un establecimiento donde la gente deba retirarse la protección, como en un restaurante, habrá que usarse la mayor cantidad de tiempo posible al finalizar cada platillo, no importa que la protección termine oliendo a chile relleno o a carnitas coloradas.

Se trata de estar atentos a las ironías del peligro. Buscar con desesperación una vacuna sin importar que para ello nos amontonemos tanto como para incrementar el riesgo de terminar contagiados, es un disparate.

Cuidarse mucho es aceptar que nunca es tarde para aprender cómo se comporta un virus, porque de esa forma tendremos una mejor dimensión del problema para así evitar riesgos innecesarios.

Cuidarse mucho es continuar con las precauciones a pesar de que en las redes sociales podamos ver videos de gente que pareciera estar festejando el fin de la pandemia: Bailes, licor, abrazos.

“Ranking the effectiveness of worldwide Covid-19 government interventions” analizó casi cerca de 50 medidas de intervención no farmacéutica (o sea, cualquier cosa menos las vacunas) utilizadas en el mundo. La más eficaz de todas es la co-mu-ni-ca-ción gu-ber-na-men-tal, pero aquella que se hace correctamente. Los mensajes bien transmitidos brindan información puntual para que el ciudadano sepa cómo cuidarse. Pero como eso no ocurrirá aquí en la tierra de la confusión, lo mejor que podemos hacer es seguir cuidándonos mucho sin depender de nadie.

El Muro


Durante este año de encierro hemos utilizado el “cuídate mucho” tantas veces como nunca antes en toda nuestra vida, las suficientes como para hacerle perder el sentido a la expresión. Pero -ojo- que el cuidado atraviesa por el pensar.

Cuídate era originalmente un vocablo usado cuando se quería pedir a alguien que reflexionara o meditara. Entonces para cuidarnos hay que pensar no actuar en automático. No se trata de cargar un cubrebocas, untarse gel antibacterial, pisar el tapete seco, se trata de colocarse tan bien la protección hasta que no exista ningún hueco alrededor del mentón o por la zona de los pómulos y si para eso se ocupan dos cubrebocas, pues habrá que usarlos (“Comparing the fit of N95, KN95, surgical, and cloth face masks and assesing the accuracy of fit checking”).

Se trata de evitar los espacios pequeños llenos de personas, aunque el semáforo descompuesto diga lo que a la autoridad le conviene. Si es obligatorio acudir a un establecimiento donde la gente deba retirarse la protección, como en un restaurante, habrá que usarse la mayor cantidad de tiempo posible al finalizar cada platillo, no importa que la protección termine oliendo a chile relleno o a carnitas coloradas.

Se trata de estar atentos a las ironías del peligro. Buscar con desesperación una vacuna sin importar que para ello nos amontonemos tanto como para incrementar el riesgo de terminar contagiados, es un disparate.

Cuidarse mucho es aceptar que nunca es tarde para aprender cómo se comporta un virus, porque de esa forma tendremos una mejor dimensión del problema para así evitar riesgos innecesarios.

Cuidarse mucho es continuar con las precauciones a pesar de que en las redes sociales podamos ver videos de gente que pareciera estar festejando el fin de la pandemia: Bailes, licor, abrazos.

“Ranking the effectiveness of worldwide Covid-19 government interventions” analizó casi cerca de 50 medidas de intervención no farmacéutica (o sea, cualquier cosa menos las vacunas) utilizadas en el mundo. La más eficaz de todas es la co-mu-ni-ca-ción gu-ber-na-men-tal, pero aquella que se hace correctamente. Los mensajes bien transmitidos brindan información puntual para que el ciudadano sepa cómo cuidarse. Pero como eso no ocurrirá aquí en la tierra de la confusión, lo mejor que podemos hacer es seguir cuidándonos mucho sin depender de nadie.