/ miércoles 5 de agosto de 2020

Daltonismo covidiano

EL MURO

La Alcaldesa de Mexicali, el Gobernador y los respectivos funcionarios responsables de manejar el problema de la pandemia, padecen daltonismo covidiano. Confunden los colores del semáforo de riesgo epidemiológico: Al rojo lo ven verde.

Es eso o quizá tienen datos que les permiten proyectar que en el caso de la capital del Estado han ocurrido suficientes contagios como para que se haya formado la inmunidad de grupo, pero no saben cómo anunciarlo sin que el pueblo bueno y sabio se les amontone con insultos en las redes sociales.

También conocida como inmunidad de rebaño, ésta se da cuando la cantidad de contagios llega a un nivel suficiente como para que, digámoslo de forma coloquial, un virulento no encuentre a quién contagiar, así que el entorno se vuelve seguro. Normalmente eso sucede con un porcentaje alrededor de los 60 puntos.

El 15 de julio pasado, en “Matemáticas pandémicas” expusimos que de acuerdo a fórmulas proyectivas, en el nivel más extremo, el porcentaje de personas que tuvieron o tienen el virus en la ciudad, es del 80 por ciento, un cálculo conservador apunta al 20 por ciento. Todos los cálculos se realizan en función de la cantidad de fallecimientos. Una forma simple de explicarlo es que entre más personas –desafortunadamente- pierdan la vida, más personas inficionadas hay.

Para ser precisos, en las matemáticas de los contagios se utilizan varios factores como el tamaño de la población, número inicial de infecciones, número básico de reproducción, tiempo de transmisión del virus, tasa de letalidad, tiempo de recuperación, tasa de hospitalización, tiempo transcurrido entre la incubación del virus hasta la muerte, tiempo de recuperación de casos leves, tiempo de hospitalización.

Situándonos en el peor de los escenarios, quizá la cantidad de contagiados aún no permite arribar a la inmunidad grupal. Sin embargo, a los políticos gobernantes ya les urgía el movimiento económico porque su pendiente está en el movimiento electoral del año entrante y una comunidad en zozobra es una comunidad que estalla con facilidad, lo cual podría ser aprovechado por los contrincantes políticos.

Si acaso la autoridad sabe con fundamento científico que la cantidad total de contagios no es tan alta, entonces al autorizar la reactivación gradual de la normalidad, está mandando al matadero a cientos de personas porque la tendencia será ignorar las recomendaciones de salubridad. Ahora, si no lo sabe, pero aun así se animó a hacerlo bajo la premisa de que ya es mucho tiempo de encierro improductivo, la cosa es peor.

No podemos hablar de rebrotes porque simplemente el problema nunca ha desaparecido. Conforme se vaya el calor, el clima frío facilitará la permanencia del virus en el ambiente cuando las personas convivan de cerca y estornuden, tosan o simplemente platiquen sin cubrebocas. Un semáforo que está en rojo, pero la autoridad lo está viendo en verde, es parte de los nuevos problemas de la nueva normalidad.

vicmarcen09@gmail.com


EL MURO

La Alcaldesa de Mexicali, el Gobernador y los respectivos funcionarios responsables de manejar el problema de la pandemia, padecen daltonismo covidiano. Confunden los colores del semáforo de riesgo epidemiológico: Al rojo lo ven verde.

Es eso o quizá tienen datos que les permiten proyectar que en el caso de la capital del Estado han ocurrido suficientes contagios como para que se haya formado la inmunidad de grupo, pero no saben cómo anunciarlo sin que el pueblo bueno y sabio se les amontone con insultos en las redes sociales.

También conocida como inmunidad de rebaño, ésta se da cuando la cantidad de contagios llega a un nivel suficiente como para que, digámoslo de forma coloquial, un virulento no encuentre a quién contagiar, así que el entorno se vuelve seguro. Normalmente eso sucede con un porcentaje alrededor de los 60 puntos.

El 15 de julio pasado, en “Matemáticas pandémicas” expusimos que de acuerdo a fórmulas proyectivas, en el nivel más extremo, el porcentaje de personas que tuvieron o tienen el virus en la ciudad, es del 80 por ciento, un cálculo conservador apunta al 20 por ciento. Todos los cálculos se realizan en función de la cantidad de fallecimientos. Una forma simple de explicarlo es que entre más personas –desafortunadamente- pierdan la vida, más personas inficionadas hay.

Para ser precisos, en las matemáticas de los contagios se utilizan varios factores como el tamaño de la población, número inicial de infecciones, número básico de reproducción, tiempo de transmisión del virus, tasa de letalidad, tiempo de recuperación, tasa de hospitalización, tiempo transcurrido entre la incubación del virus hasta la muerte, tiempo de recuperación de casos leves, tiempo de hospitalización.

Situándonos en el peor de los escenarios, quizá la cantidad de contagiados aún no permite arribar a la inmunidad grupal. Sin embargo, a los políticos gobernantes ya les urgía el movimiento económico porque su pendiente está en el movimiento electoral del año entrante y una comunidad en zozobra es una comunidad que estalla con facilidad, lo cual podría ser aprovechado por los contrincantes políticos.

Si acaso la autoridad sabe con fundamento científico que la cantidad total de contagios no es tan alta, entonces al autorizar la reactivación gradual de la normalidad, está mandando al matadero a cientos de personas porque la tendencia será ignorar las recomendaciones de salubridad. Ahora, si no lo sabe, pero aun así se animó a hacerlo bajo la premisa de que ya es mucho tiempo de encierro improductivo, la cosa es peor.

No podemos hablar de rebrotes porque simplemente el problema nunca ha desaparecido. Conforme se vaya el calor, el clima frío facilitará la permanencia del virus en el ambiente cuando las personas convivan de cerca y estornuden, tosan o simplemente platiquen sin cubrebocas. Un semáforo que está en rojo, pero la autoridad lo está viendo en verde, es parte de los nuevos problemas de la nueva normalidad.

vicmarcen09@gmail.com