/ lunes 8 de octubre de 2018

De la patología política

VIENTOS

Ante nuestra OEM y bajo el ojo capaz del reportero Gabriel Xantomila, el exgobernador guanajuatense y hoy senador Juan Carlos Romero Hicks vertió serias opiniones que habrán de ser observadas con aptitud analística por los estudiosos de la patología política mexicana.

La referencia nuclear del senador Romero Hicks es atinada: el 1 de julio anterior fueron derrotados los tradicionales partidos políticos PAN, PRI y PRD por “Morena”, que “no es -dijo- un partido, es un individuo, Andrés Manuel López Obrador, que es el presidente electo”. Creo que si las fechas son importantes, el martes 2 de agosto pasado -fecha de la entrevista de referencia- debe ubicarse y en donde sea visible siempre, a los analistas políticos sobremanera, pues la referencia obliga a los reflectores al enfoque diestro de nuestro sistema democrático endeble que padecemos y que a primera vista sugiere un enfrentamiento con las exigencias republicanas que si bien el licenciado Benito Juárez no reverenció del todo en su momento histórico admirable, pudiera repetirse en novedosa circunstancia política en la insignia no publicitada de un novedoso caudillaje hoy negado, de aquellos que Plutarco Elías Calles liquidó para dar paso a un sistema de instituciones, mismas que López Obrador envió fuera de “correo certificado” a todititos los diablos… “Estamos pues –dice Romero Hicks- ante una presidencia imperial legitimada y ojalá y se entienda que los números no son la primera consideración, sino los contenidos, argumentos y los debates”. Tal vez frente a un movimiento que propagandísticamente atrapó la pasión ciudadana con el cambio tan disperso y nunca concretado, les haga sentir a muchos que se encuentran en buena guía. Pero ¿se trata del voto mayoritario ciudadano? ¿No será un espejismo? ¿Estamos hablando de la mayoría de los votos emitidos, pero no del Padrón Electoral? Dentro de la patología política y en México –para ubicarnos- el fenómeno no es inusual; vamos, es común que se gobierne con la mayoría de una minoría, con lo que la democracia representativa se incumple aún más de lo “natural”… Y finalmente, lo de la “presidencia imperial” de Romero Hicks, tampoco es novedad: desde el año de 1917 cuando nace nuestra actual Constitución Política, el Artículo 80 es coruscante, pues reza textualmente: “Se deposita el ejercicio del SUPREMO PODER EJECUTIVO en UN SOLO individuo que se denominará Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”. (Las mayúsculas son mías). ¿Quiere el lector más presidencia imperial? Y a nuestro presidente electo le gusta tanto que ya exclamó urbi et orbi, que le encanta eso del “Mando único” en las fuerzas armadas y policiacas de nuestro ya raspadísimo país. ¿Cómo la ve?

VIENTOS

Ante nuestra OEM y bajo el ojo capaz del reportero Gabriel Xantomila, el exgobernador guanajuatense y hoy senador Juan Carlos Romero Hicks vertió serias opiniones que habrán de ser observadas con aptitud analística por los estudiosos de la patología política mexicana.

La referencia nuclear del senador Romero Hicks es atinada: el 1 de julio anterior fueron derrotados los tradicionales partidos políticos PAN, PRI y PRD por “Morena”, que “no es -dijo- un partido, es un individuo, Andrés Manuel López Obrador, que es el presidente electo”. Creo que si las fechas son importantes, el martes 2 de agosto pasado -fecha de la entrevista de referencia- debe ubicarse y en donde sea visible siempre, a los analistas políticos sobremanera, pues la referencia obliga a los reflectores al enfoque diestro de nuestro sistema democrático endeble que padecemos y que a primera vista sugiere un enfrentamiento con las exigencias republicanas que si bien el licenciado Benito Juárez no reverenció del todo en su momento histórico admirable, pudiera repetirse en novedosa circunstancia política en la insignia no publicitada de un novedoso caudillaje hoy negado, de aquellos que Plutarco Elías Calles liquidó para dar paso a un sistema de instituciones, mismas que López Obrador envió fuera de “correo certificado” a todititos los diablos… “Estamos pues –dice Romero Hicks- ante una presidencia imperial legitimada y ojalá y se entienda que los números no son la primera consideración, sino los contenidos, argumentos y los debates”. Tal vez frente a un movimiento que propagandísticamente atrapó la pasión ciudadana con el cambio tan disperso y nunca concretado, les haga sentir a muchos que se encuentran en buena guía. Pero ¿se trata del voto mayoritario ciudadano? ¿No será un espejismo? ¿Estamos hablando de la mayoría de los votos emitidos, pero no del Padrón Electoral? Dentro de la patología política y en México –para ubicarnos- el fenómeno no es inusual; vamos, es común que se gobierne con la mayoría de una minoría, con lo que la democracia representativa se incumple aún más de lo “natural”… Y finalmente, lo de la “presidencia imperial” de Romero Hicks, tampoco es novedad: desde el año de 1917 cuando nace nuestra actual Constitución Política, el Artículo 80 es coruscante, pues reza textualmente: “Se deposita el ejercicio del SUPREMO PODER EJECUTIVO en UN SOLO individuo que se denominará Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”. (Las mayúsculas son mías). ¿Quiere el lector más presidencia imperial? Y a nuestro presidente electo le gusta tanto que ya exclamó urbi et orbi, que le encanta eso del “Mando único” en las fuerzas armadas y policiacas de nuestro ya raspadísimo país. ¿Cómo la ve?