/ lunes 8 de junio de 2020

Deudas bancarias, ¿otra pandemia?

PRISMA

De acuerdo con la encuesta telefónica de ocupación y empleo realizada por el INEGI, solo en abril cerca de 12 millones de mexicanos, al perder sus empleos o sus negocios, dejaron de pertenecer a la llamada Población Económica Activa.

La investigación reveló además que la tasa de subocupación registró un aumento considerable derivado de la crisis sanitaria. De los 5 millones de trabajadores la cifra pasó a 11 -en relación a marzo- que enfrentan un futuro incierto en materia económica. Ello significa un gravísimo problema para los trabajadores al no contar con un ingreso que les permita solventar sus necesidades básicas personales y para los mini empresarios, que ante la ausencia de apoyos financieros y facilidades para pagar sus obligaciones fiscales, se verán impedidos a mantener o reactivar sus negocios, cerrados por la pandemia.

Ante panorama tan incierto, los mexicanos afectados por el virus tendrán que afrontar otro problema que, considerando cómo se las gastan las instituciones que se caracterizan por practicar la nada noble tarea de la usura, no será fácil resolver: Cubrir sus deudas con bancos y financieras.

A partir de marzo pasado algunos bancos lanzaron propuestas encaminadas a diferir los pagos en toda clase de préstamos. Ello fue -de momento- un gran alivio para los deudores. Sin embargo, ya en la práctica se observa que los requisitos exigidos para lograr una reestructuración o diferimiento no son nada flexibles y no están al alcance de todos. Por otra parte, tanto el gobierno federal como los estatales están ofreciendo créditos dizque para “reactivar la economía”, básicamente a las MIPYMES, para ayudarlas a salir del tremendo bache en que se encuentran por los efectos del famoso bicho, que por lo visto trae en jaque a todo el mundo. Pero los resultados han sido magros, ya que el acceso a los apoyos no es nada fácil por la burocracia que todo lo dificulta y pervierte y por seguir los esquemas crediticios leoninos utilizados por la Banca privada para el otorgamiento de los créditos.

Especialistas en temas bancarios están recomendando a los usuarios del crédito tomar precauciones y analizar detenidamente las opciones que les ofrezcan las instituciones para la reestructura de sus obligaciones en materia de quitas, cobro de intereses, ampliación de los plazos, la fijación de pagos fijos o pago total de los adeudos.

Así las cosas, amigo lector, recordando que los señores banqueros – dueños del mejor negocio del mundo, la usura-, no son “ninguna dama de la caridad”, los deudores tendrán que buscar la mejor negociación de sus débitos.

PUNTO FINAL: Derechohabientes del ISSSTE se quejan de la falta de medicinas que demandan para sus enfermedades crónicas. Los empleados de su farmacia solo saben responder: “No hay; vuelva en 10 días”. La sentencia es: Sálvese quien pueda.

salgares4@gmail.com


PRISMA

De acuerdo con la encuesta telefónica de ocupación y empleo realizada por el INEGI, solo en abril cerca de 12 millones de mexicanos, al perder sus empleos o sus negocios, dejaron de pertenecer a la llamada Población Económica Activa.

La investigación reveló además que la tasa de subocupación registró un aumento considerable derivado de la crisis sanitaria. De los 5 millones de trabajadores la cifra pasó a 11 -en relación a marzo- que enfrentan un futuro incierto en materia económica. Ello significa un gravísimo problema para los trabajadores al no contar con un ingreso que les permita solventar sus necesidades básicas personales y para los mini empresarios, que ante la ausencia de apoyos financieros y facilidades para pagar sus obligaciones fiscales, se verán impedidos a mantener o reactivar sus negocios, cerrados por la pandemia.

Ante panorama tan incierto, los mexicanos afectados por el virus tendrán que afrontar otro problema que, considerando cómo se las gastan las instituciones que se caracterizan por practicar la nada noble tarea de la usura, no será fácil resolver: Cubrir sus deudas con bancos y financieras.

A partir de marzo pasado algunos bancos lanzaron propuestas encaminadas a diferir los pagos en toda clase de préstamos. Ello fue -de momento- un gran alivio para los deudores. Sin embargo, ya en la práctica se observa que los requisitos exigidos para lograr una reestructuración o diferimiento no son nada flexibles y no están al alcance de todos. Por otra parte, tanto el gobierno federal como los estatales están ofreciendo créditos dizque para “reactivar la economía”, básicamente a las MIPYMES, para ayudarlas a salir del tremendo bache en que se encuentran por los efectos del famoso bicho, que por lo visto trae en jaque a todo el mundo. Pero los resultados han sido magros, ya que el acceso a los apoyos no es nada fácil por la burocracia que todo lo dificulta y pervierte y por seguir los esquemas crediticios leoninos utilizados por la Banca privada para el otorgamiento de los créditos.

Especialistas en temas bancarios están recomendando a los usuarios del crédito tomar precauciones y analizar detenidamente las opciones que les ofrezcan las instituciones para la reestructura de sus obligaciones en materia de quitas, cobro de intereses, ampliación de los plazos, la fijación de pagos fijos o pago total de los adeudos.

Así las cosas, amigo lector, recordando que los señores banqueros – dueños del mejor negocio del mundo, la usura-, no son “ninguna dama de la caridad”, los deudores tendrán que buscar la mejor negociación de sus débitos.

PUNTO FINAL: Derechohabientes del ISSSTE se quejan de la falta de medicinas que demandan para sus enfermedades crónicas. Los empleados de su farmacia solo saben responder: “No hay; vuelva en 10 días”. La sentencia es: Sálvese quien pueda.

salgares4@gmail.com