/ miércoles 25 de marzo de 2020

Directivos brgs

El Muro

Hace un año y dos meses lo escribimos aquí, bajo el título “¡Estúpida, mi cerveza…!”: Los principales responsables del problema en el que está metida la Constellation son sus directivos locales.

Un año dos meses empantanados y a punto de hundirse. Casi 500 días de gastar dinero no proyectado, todo por algo tan simple, pero dañoso, que sin embargo pudo haberse resuelto con una disculpa pública y un acto (fingido si gusta) de concordia: La soberbia.

Bueno, en realidad no son 500, sino cerca de mil 200 días desde que fue anunciada la construcción de la planta con la promesa de muchos empleos, mucho dinero invertido, mucho compromiso social, pero todo esto que parece sólido por fuera, las instalaciones parcialmente construidas, las redes sociales tejidas por la empresa, los permisos solicitados, todo está hueco por dentro, de lo contrario no estarían batallando para arrancar operaciones. La soberbia aniquiló el año pasado a una exitosa empresa regiomontana de entretenimiento que montó una sucursal aquí. Para ellos, para los exitosos, no hay forma de modificar su receta a pesar de los errores evidentes, de la reducción de ventas, porque si algo funciona bien en su tierra que es más grande, más importante, más industriosa ¿por qué no habría de funcionar en un ranchito?

En sus primeras comparecencias ante la prensa, los directivos cerveceros se comportaron como si le estuvieran haciendo un favor a Mexicali. Cometieron un grave error de cálculo sociopolítico, consideraron que su capital económico, el respaldo del nombre del grupo empresarial a nivel mundial, los acuerdos con grupos de poder, resultaría más que suficiente para superar cualquier escollo, así se llamará resistencia civil o protestas de revoltosos.

Su pifia mayor fue desdeñar a un segmento de la prensa aguerrido, honesto, que solo buscaba información, nada más que eso, pero que carecía del respaldo de un consorcio empresarial. Justificadamente ofendidos, los espacios de esos periodistas fueron el principal foro que atendió los reclamos ciertos, falsos, exagerados, politizados, equilibrados, de los protestantes y el resto se fortaleció por lo que técnicamente se le conoce como “cascada de disponibilidad” (“Nos van a dejar sin agua”, es el ejemplo concreto que cundió hasta convertirse en una “verdad”).

Algo relativamente fácil de solucionar lo revolvieron tanto, involucraron a tanta gente que en la actualidad una resolución final favorable para ellos luce complicada, por más que tengan derecho a apelaciones legales.

Para los amantes de las teorías de conspiración, la cervecería es víctima de un complot porque es más “lógico” aceptar esa explicación, pero la verdad es que si uno revisa con rigor los archivos periodísticos todo es muy sencillo de entender: Directivos brgs, soberbios, acostumbrados a ganar a toda costa a golpe de billetes, pero incapaces de operar exitosamente en la adversidad. Una lección para los inversionistas venideros.

vicmarcen09@gmail.com


El Muro

Hace un año y dos meses lo escribimos aquí, bajo el título “¡Estúpida, mi cerveza…!”: Los principales responsables del problema en el que está metida la Constellation son sus directivos locales.

Un año dos meses empantanados y a punto de hundirse. Casi 500 días de gastar dinero no proyectado, todo por algo tan simple, pero dañoso, que sin embargo pudo haberse resuelto con una disculpa pública y un acto (fingido si gusta) de concordia: La soberbia.

Bueno, en realidad no son 500, sino cerca de mil 200 días desde que fue anunciada la construcción de la planta con la promesa de muchos empleos, mucho dinero invertido, mucho compromiso social, pero todo esto que parece sólido por fuera, las instalaciones parcialmente construidas, las redes sociales tejidas por la empresa, los permisos solicitados, todo está hueco por dentro, de lo contrario no estarían batallando para arrancar operaciones. La soberbia aniquiló el año pasado a una exitosa empresa regiomontana de entretenimiento que montó una sucursal aquí. Para ellos, para los exitosos, no hay forma de modificar su receta a pesar de los errores evidentes, de la reducción de ventas, porque si algo funciona bien en su tierra que es más grande, más importante, más industriosa ¿por qué no habría de funcionar en un ranchito?

En sus primeras comparecencias ante la prensa, los directivos cerveceros se comportaron como si le estuvieran haciendo un favor a Mexicali. Cometieron un grave error de cálculo sociopolítico, consideraron que su capital económico, el respaldo del nombre del grupo empresarial a nivel mundial, los acuerdos con grupos de poder, resultaría más que suficiente para superar cualquier escollo, así se llamará resistencia civil o protestas de revoltosos.

Su pifia mayor fue desdeñar a un segmento de la prensa aguerrido, honesto, que solo buscaba información, nada más que eso, pero que carecía del respaldo de un consorcio empresarial. Justificadamente ofendidos, los espacios de esos periodistas fueron el principal foro que atendió los reclamos ciertos, falsos, exagerados, politizados, equilibrados, de los protestantes y el resto se fortaleció por lo que técnicamente se le conoce como “cascada de disponibilidad” (“Nos van a dejar sin agua”, es el ejemplo concreto que cundió hasta convertirse en una “verdad”).

Algo relativamente fácil de solucionar lo revolvieron tanto, involucraron a tanta gente que en la actualidad una resolución final favorable para ellos luce complicada, por más que tengan derecho a apelaciones legales.

Para los amantes de las teorías de conspiración, la cervecería es víctima de un complot porque es más “lógico” aceptar esa explicación, pero la verdad es que si uno revisa con rigor los archivos periodísticos todo es muy sencillo de entender: Directivos brgs, soberbios, acostumbrados a ganar a toda costa a golpe de billetes, pero incapaces de operar exitosamente en la adversidad. Una lección para los inversionistas venideros.

vicmarcen09@gmail.com