/ jueves 23 de agosto de 2018

Drogadicción y delito

Voz Campesina


La noticia que informa sobre el porcentaje de presos en Baja California que delinquieron bajo el influjo de las drogas, es además de preocupante por cuanto al desgaste social, reveladora de la injustificada facilidad con que desde hace ya algunos años los adictos pueden adquirir cualquier tipo de sustancia.

Y, obvio, del poco éxito en la lucha (que tantas vidas humanas, desapariciones, etc., etc., ha cobrado) contra el narcotráfico. De manera que pese al constante aseguramiento de enormes cantidades de enervantes, estos siguen al accesible alcance de quienes los consumen. Incluso la detención de capos dirigentes de cárteles y/o células delictivas, genera un proceso de reciclaje en dichos ‘mandos’, más la consecuente violencia que afecta a la sociedad. El método de aumentar el número de policías, patrullas, armamento, etc., etc., pareciera arrojar escasos resultados, máxime debido a las ‘bondades’ que el sistema penal otorga a la delincuencia, a nivel de concederle su libertad aun portando armas de uso exclusivo del ejército mexicano.

Todo indica que al menos durante lo que resta del actual sexenio federal, el grave riesgo a la seguridad y salud pública así originado, continuará.

Sí hay dos temas bien sabidos son, que a problemas extraordinarios deben aplicarse soluciones extraordinarias y que aquello que la ley prohíbe, es altamente redituable. De ahí que al pueblo de México le urja la toma de medidas legislativas y/o de distinto orden gubernamental.

Pues el avance delictivo refleja que mejor se diversifica el tipo de delitos, que las acciones oficiales hacia su combate. Llegó pues el momento de que creatividad e inteligencia, en ambos fueros y ámbitos del gobierno, superen de una vez por todas el fenómeno delincuencial.

En algunas regiones del país, el impacto es tan agudo, que campesinos de zonas serranas siembran, apercibidos por el narco de recibir ‘plata’ o ‘plomo’ en caso de negarse, lo que se les indique. Y sintiéndose ajenos a la protección de la fuerza militar o policial, aceptan… o… aceptan (’a gui gui’). México no merece ese destino.

vozcampesina@hotmail.com


Voz Campesina


La noticia que informa sobre el porcentaje de presos en Baja California que delinquieron bajo el influjo de las drogas, es además de preocupante por cuanto al desgaste social, reveladora de la injustificada facilidad con que desde hace ya algunos años los adictos pueden adquirir cualquier tipo de sustancia.

Y, obvio, del poco éxito en la lucha (que tantas vidas humanas, desapariciones, etc., etc., ha cobrado) contra el narcotráfico. De manera que pese al constante aseguramiento de enormes cantidades de enervantes, estos siguen al accesible alcance de quienes los consumen. Incluso la detención de capos dirigentes de cárteles y/o células delictivas, genera un proceso de reciclaje en dichos ‘mandos’, más la consecuente violencia que afecta a la sociedad. El método de aumentar el número de policías, patrullas, armamento, etc., etc., pareciera arrojar escasos resultados, máxime debido a las ‘bondades’ que el sistema penal otorga a la delincuencia, a nivel de concederle su libertad aun portando armas de uso exclusivo del ejército mexicano.

Todo indica que al menos durante lo que resta del actual sexenio federal, el grave riesgo a la seguridad y salud pública así originado, continuará.

Sí hay dos temas bien sabidos son, que a problemas extraordinarios deben aplicarse soluciones extraordinarias y que aquello que la ley prohíbe, es altamente redituable. De ahí que al pueblo de México le urja la toma de medidas legislativas y/o de distinto orden gubernamental.

Pues el avance delictivo refleja que mejor se diversifica el tipo de delitos, que las acciones oficiales hacia su combate. Llegó pues el momento de que creatividad e inteligencia, en ambos fueros y ámbitos del gobierno, superen de una vez por todas el fenómeno delincuencial.

En algunas regiones del país, el impacto es tan agudo, que campesinos de zonas serranas siembran, apercibidos por el narco de recibir ‘plata’ o ‘plomo’ en caso de negarse, lo que se les indique. Y sintiéndose ajenos a la protección de la fuerza militar o policial, aceptan… o… aceptan (’a gui gui’). México no merece ese destino.

vozcampesina@hotmail.com


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