/ viernes 24 de mayo de 2019

El cantante y el viaje

Pensares


Siempre admiré a las personas detallistas, aquellas que realizan las tareas de manera casi perfecta. Son personas de buen gusto que tienen paciencia para volver a hacer un trabajo, dos, tres o más veces si es necesario; son de las que sienten gran satisfacción cuando terminan un proyecto.

En verdad: Por más sencillo que sea el trabajo, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Si ponemos amor en aquello que hacemos habrá una diferencia muy grande en el producto de nuestro trabajo.

Una vez un cantante famoso fue invitado a dar un concierto a beneficio de los veteranos de la Primera Guerra Mundial. El presidente de la comisión que lo invitó le dijo:

-Será una presentación benéfica, por eso no esperamos que presente un gran concierto, su nombre es suficiente para atraer a las multitudes; le aconsejo canciones simples que no exijan un gran esfuerzo a su voz.

El cantante se sintió ofendido y le respondió:

-No me contento con hacer menos de lo mejor que puedo hacer. Es nuestro deber sacar el máximo provecho de nuestros dones y oportunidades y cumplir fielmente y de la mejor manera cualquier tarea, sea grande o pequeña. Las personas también esperan que hagamos lo mejor, no importa cuál sea la obra que tengamos entre manos.

Creo que no conoce la historia de José, aquel joven que fue vendido a los mercaderes israelitas por sus hermanos. Aunque pasó por muchos problemas nunca entró en pánico. Preso en la cárcel como un esclavo en Egipto, mantuvo el autocontrol y el coraje; otros en su lugar se habrían rebelado, se habrían deprimido y muerto, pero el carácter de José -que había sido educado para hacer lo mejor mientras esperaba que el futuro llegara- esa manera de ser de José lo llevó a ocupar el puesto más alto en tierra extraña.

Tú tienes la vida por delante. Colócate el propósito de realizar de la mejor manera todo lo que te venga a tus manos.


El viaje de la vida

Lo más importante del viaje es decidir qué debemos llevar en la maleta. Ni el itinerario, ni la compra de boletos, ni los trámites, ni lo que debemos dejar preparado en casa o en la oficina nos hace pensar tanto como en el equipaje.

Tomemos el viaje a la vida, tiene tantas etapas, tantos cambios de itinerarios, nos enfrentamos a mil cimas diferentes, si nos empeñáramos en llevar todo seguramente el peso no nos dejaría movernos. Es por eso que en el viaje de la vida el peso debe ser ligero. Sí empacar los recuerdos felices, nos serán muy útiles en los trayectos fríos; los amagos debemos dejarlos, no sirven de nada. Imposible viajar con rencores, ocupan demasiado espacio en las maletas si pensamos remontar a las alturas.

Eliminemos también de nuestro equipaje el miedo y la indecisión, son como plomo que nos impide elevarnos. En el botiquín de viaje incluyamos todo el amor que se pueda, así como la amistad y sonrisas que vayamos encontrando en el camino, serán el mejor bálsamo para heridas futuras.

Aunque el pesimismo puede resultar útil en algunas etapas, no lo llevaremos si no estamos seguros de poder manejarlo. Eso sí: Llenemos todos los huecos que queden en las maletas con optimismo y no olvidemos llevar nuestros lentes, esos que nos permiten ver la vida de colores.

Pensares


Siempre admiré a las personas detallistas, aquellas que realizan las tareas de manera casi perfecta. Son personas de buen gusto que tienen paciencia para volver a hacer un trabajo, dos, tres o más veces si es necesario; son de las que sienten gran satisfacción cuando terminan un proyecto.

En verdad: Por más sencillo que sea el trabajo, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Si ponemos amor en aquello que hacemos habrá una diferencia muy grande en el producto de nuestro trabajo.

Una vez un cantante famoso fue invitado a dar un concierto a beneficio de los veteranos de la Primera Guerra Mundial. El presidente de la comisión que lo invitó le dijo:

-Será una presentación benéfica, por eso no esperamos que presente un gran concierto, su nombre es suficiente para atraer a las multitudes; le aconsejo canciones simples que no exijan un gran esfuerzo a su voz.

El cantante se sintió ofendido y le respondió:

-No me contento con hacer menos de lo mejor que puedo hacer. Es nuestro deber sacar el máximo provecho de nuestros dones y oportunidades y cumplir fielmente y de la mejor manera cualquier tarea, sea grande o pequeña. Las personas también esperan que hagamos lo mejor, no importa cuál sea la obra que tengamos entre manos.

Creo que no conoce la historia de José, aquel joven que fue vendido a los mercaderes israelitas por sus hermanos. Aunque pasó por muchos problemas nunca entró en pánico. Preso en la cárcel como un esclavo en Egipto, mantuvo el autocontrol y el coraje; otros en su lugar se habrían rebelado, se habrían deprimido y muerto, pero el carácter de José -que había sido educado para hacer lo mejor mientras esperaba que el futuro llegara- esa manera de ser de José lo llevó a ocupar el puesto más alto en tierra extraña.

Tú tienes la vida por delante. Colócate el propósito de realizar de la mejor manera todo lo que te venga a tus manos.


El viaje de la vida

Lo más importante del viaje es decidir qué debemos llevar en la maleta. Ni el itinerario, ni la compra de boletos, ni los trámites, ni lo que debemos dejar preparado en casa o en la oficina nos hace pensar tanto como en el equipaje.

Tomemos el viaje a la vida, tiene tantas etapas, tantos cambios de itinerarios, nos enfrentamos a mil cimas diferentes, si nos empeñáramos en llevar todo seguramente el peso no nos dejaría movernos. Es por eso que en el viaje de la vida el peso debe ser ligero. Sí empacar los recuerdos felices, nos serán muy útiles en los trayectos fríos; los amagos debemos dejarlos, no sirven de nada. Imposible viajar con rencores, ocupan demasiado espacio en las maletas si pensamos remontar a las alturas.

Eliminemos también de nuestro equipaje el miedo y la indecisión, son como plomo que nos impide elevarnos. En el botiquín de viaje incluyamos todo el amor que se pueda, así como la amistad y sonrisas que vayamos encontrando en el camino, serán el mejor bálsamo para heridas futuras.

Aunque el pesimismo puede resultar útil en algunas etapas, no lo llevaremos si no estamos seguros de poder manejarlo. Eso sí: Llenemos todos los huecos que queden en las maletas con optimismo y no olvidemos llevar nuestros lentes, esos que nos permiten ver la vida de colores.

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