/ viernes 27 de marzo de 2020

El costo de la terquedad…

QUO VADIS

Lo que mal empieza, mal termina…Para empezar el hubiera no existe, cierto, pero la terquedad cobra facturas venga de donde venga y suele concluir hasta su extinción…

Por eso, no nos engañemos. Hoy en día millones de mexicanos --gobernados como gobernantes-- son quienes por sus actos ponen en duda y franca vulnerabilidad el destino y salud de millones de mexicanos porque el Covid-19 y las negras expectativas económicas afectarán a todos por igual, sin respeto de edades ni sexo y menos a quienes sufren capacidades diferentes en su salud y, peor aún, pobreza.

En ese orden de ideas, en el corto tiempo se reflejará si la apertura indiscriminada de nuestras fronteras por cielo, mar y tierra a viajeros potencialmente enfermos del Covid-19 fue correcta, como también la absurda dilación para establecer cuarentenas, sana distancia e impedir reuniones grupales, porque tener ya a medio millar de infectados en México y por ende miles más, no es gracias a la clarividencia de los científicos mexicanos en torno a su lógica de la pandemia, sino a errores preventivos y de cálculo político como económico como sucedió en Italia, España y EU. Por eso México es el hazmerreír del mundo entero, porque lo que aquí sucede es contrario a las acciones y experiencias en otras sociedades donde se mueren cientos en un solo día.

Viene también el desasosiego y temor ante la pérdida de empleo, la única forma honesta y digna de afrontar retos cotidianos para prevenirse contra el virus, cuya única forma de vencerlo es con las defensas que cada quien tiene en su cuerpo de la edad y sexo que sea…no se deje engañar.

Algo que no se olvidará en la post-crisis: Ignorar el exhorto de empresarios, los que generan empleo, para que el gobierno les prorrogue -no condone- pago de impuestos y con ello salvaguardar fuentes de trabajo y la economía familiar de millones. Pero no, también en eso son distintas y discriminatorias nuestras autoridades.

Ya es tarde, pues, para lloriquear y tratar de entender los porqué de las fases y curvas de los señores López, porque los cientos de enfermos que esperaban para implementar su “fase II” ya los tienen y seguramente esperarán a tener miles más para habilitar su “fase III”, mientras las pandillas ya asaltan en grupo y con lujo de violencia almacenes, tiendas de autoservicio o de conveniencia, pasando sobre el cadáver de quien sea porque así se la juega en México la delincuencia.

Viene lo peor entonces: Más enfermos y muertes, pero acompañadas de no pocos abusos, transas, especulación y otras desafortunadas realidades del entorno socioeconómico mexicano que es difícil de mirar positivamente cuando a la par miles de servidores públicos que pueden y deben --porque son pagados con dinero de los mexicanos-- se van a sus casas con salario completo y sin confrontar a quienes trastocan las leyes y normas que juraron cumplir y hacer cumplir al asumir sus cargos públicos o de elección.

Mientras, cuídese porque nadie hará por usted lo que no haga por sí mismo y por los suyos. ¿O no?

píbenavarro@gmail.com


QUO VADIS

Lo que mal empieza, mal termina…Para empezar el hubiera no existe, cierto, pero la terquedad cobra facturas venga de donde venga y suele concluir hasta su extinción…

Por eso, no nos engañemos. Hoy en día millones de mexicanos --gobernados como gobernantes-- son quienes por sus actos ponen en duda y franca vulnerabilidad el destino y salud de millones de mexicanos porque el Covid-19 y las negras expectativas económicas afectarán a todos por igual, sin respeto de edades ni sexo y menos a quienes sufren capacidades diferentes en su salud y, peor aún, pobreza.

En ese orden de ideas, en el corto tiempo se reflejará si la apertura indiscriminada de nuestras fronteras por cielo, mar y tierra a viajeros potencialmente enfermos del Covid-19 fue correcta, como también la absurda dilación para establecer cuarentenas, sana distancia e impedir reuniones grupales, porque tener ya a medio millar de infectados en México y por ende miles más, no es gracias a la clarividencia de los científicos mexicanos en torno a su lógica de la pandemia, sino a errores preventivos y de cálculo político como económico como sucedió en Italia, España y EU. Por eso México es el hazmerreír del mundo entero, porque lo que aquí sucede es contrario a las acciones y experiencias en otras sociedades donde se mueren cientos en un solo día.

Viene también el desasosiego y temor ante la pérdida de empleo, la única forma honesta y digna de afrontar retos cotidianos para prevenirse contra el virus, cuya única forma de vencerlo es con las defensas que cada quien tiene en su cuerpo de la edad y sexo que sea…no se deje engañar.

Algo que no se olvidará en la post-crisis: Ignorar el exhorto de empresarios, los que generan empleo, para que el gobierno les prorrogue -no condone- pago de impuestos y con ello salvaguardar fuentes de trabajo y la economía familiar de millones. Pero no, también en eso son distintas y discriminatorias nuestras autoridades.

Ya es tarde, pues, para lloriquear y tratar de entender los porqué de las fases y curvas de los señores López, porque los cientos de enfermos que esperaban para implementar su “fase II” ya los tienen y seguramente esperarán a tener miles más para habilitar su “fase III”, mientras las pandillas ya asaltan en grupo y con lujo de violencia almacenes, tiendas de autoservicio o de conveniencia, pasando sobre el cadáver de quien sea porque así se la juega en México la delincuencia.

Viene lo peor entonces: Más enfermos y muertes, pero acompañadas de no pocos abusos, transas, especulación y otras desafortunadas realidades del entorno socioeconómico mexicano que es difícil de mirar positivamente cuando a la par miles de servidores públicos que pueden y deben --porque son pagados con dinero de los mexicanos-- se van a sus casas con salario completo y sin confrontar a quienes trastocan las leyes y normas que juraron cumplir y hacer cumplir al asumir sus cargos públicos o de elección.

Mientras, cuídese porque nadie hará por usted lo que no haga por sí mismo y por los suyos. ¿O no?

píbenavarro@gmail.com