/ martes 24 de abril de 2018

El debate

VOZ CAMPESINA

En algo que más que el necesario contraste de ideas a favor de México, derivó a mero concurso de oratoria (así los participantes evadieran responder puntualmente nada pocos cuestionamientos).

A dicho ‘diálogo’ de sordos le faltó dar detalles de ya conocidas propuestas, pero sobraron insultos e indirectas. Sobre la inseguridad, tema que quizá interese mucho más que cualquier otro a cada mexicano, se repitió tanto la trillada tesis de ‘mejorar la guerra de policías contra delincuentes’ o aquella insostenible fórmula del perdón (amnistía). Y salvo cierta aislada rápida mención de establecer un Código Penal a todo el país o de distinto ‘orador’, absurda puntada de ‘mocharle’ la mano al ladrón, parece ser inamoviblemente impuesto a ya sabemos quiénes (los cinco candidatos) pasar desapercibida la circunstancia real que seguridad y justicia son cuestiones de estrecha vinculación.

Pues resulta inimaginable el idílico escenario de ‘paz’ social producto de aguda eficiencia policíaca, cuando obtener la delincuencia organizada o no su libertad (en abrumadora mayoría de casos) está legislado en el Código de Procedimientos Penales de vigencia nacional.

Democracia, pluralidad y amplio etcétera de carácter más bien ‘polaco’ que también ‘abordaron’ en el ‘debate’, serán de difícil aterrizaje dentro del actual estado y previsible futuro (del color que fuere) de un México donde hoy son asesinados (literal) candidatos a cargos de elección popular o incluso titulares en funciones.

Afortunadamente -debe reconocerse y aplaudirse-Baja California no forma parte de tal estadística de tragedias. Acerca de la corrupción, surgieron más dudas que certidumbre respecto al método para eliminarla, que obvio jamás podría generarse vía decreto. Y debido a los múltiples coloridos ejemplos de políticos-gobernantes agobiando al pueblo, así sea cambiando de partido (el total de éstos consumen recursos públicos, fuera o durante tiempos electorales), la sociedad transita complicada ruta hacia la cercana madre de las elecciones, máxime ante el origen de las candidaturas ‘independientes’.

Al margen de creativas ciber-redes atacando al ‘contrario’ e innegables posibilidades venideras al activismo, en esa o diversa alternativa, el primer día de julio se dilucida el porvenir de un destino común: México. De ahí que respetando en absoluto la decisión ciudadana individual, le exhorte a ejercer el sufragio. No hacerlo significaría indolencia y adaptándonos a la modernidad, no olvidemos que miles o millones de ‘likes’ no representan siquiera un solo voto.

vozcampesina@hotmail.com

VOZ CAMPESINA

En algo que más que el necesario contraste de ideas a favor de México, derivó a mero concurso de oratoria (así los participantes evadieran responder puntualmente nada pocos cuestionamientos).

A dicho ‘diálogo’ de sordos le faltó dar detalles de ya conocidas propuestas, pero sobraron insultos e indirectas. Sobre la inseguridad, tema que quizá interese mucho más que cualquier otro a cada mexicano, se repitió tanto la trillada tesis de ‘mejorar la guerra de policías contra delincuentes’ o aquella insostenible fórmula del perdón (amnistía). Y salvo cierta aislada rápida mención de establecer un Código Penal a todo el país o de distinto ‘orador’, absurda puntada de ‘mocharle’ la mano al ladrón, parece ser inamoviblemente impuesto a ya sabemos quiénes (los cinco candidatos) pasar desapercibida la circunstancia real que seguridad y justicia son cuestiones de estrecha vinculación.

Pues resulta inimaginable el idílico escenario de ‘paz’ social producto de aguda eficiencia policíaca, cuando obtener la delincuencia organizada o no su libertad (en abrumadora mayoría de casos) está legislado en el Código de Procedimientos Penales de vigencia nacional.

Democracia, pluralidad y amplio etcétera de carácter más bien ‘polaco’ que también ‘abordaron’ en el ‘debate’, serán de difícil aterrizaje dentro del actual estado y previsible futuro (del color que fuere) de un México donde hoy son asesinados (literal) candidatos a cargos de elección popular o incluso titulares en funciones.

Afortunadamente -debe reconocerse y aplaudirse-Baja California no forma parte de tal estadística de tragedias. Acerca de la corrupción, surgieron más dudas que certidumbre respecto al método para eliminarla, que obvio jamás podría generarse vía decreto. Y debido a los múltiples coloridos ejemplos de políticos-gobernantes agobiando al pueblo, así sea cambiando de partido (el total de éstos consumen recursos públicos, fuera o durante tiempos electorales), la sociedad transita complicada ruta hacia la cercana madre de las elecciones, máxime ante el origen de las candidaturas ‘independientes’.

Al margen de creativas ciber-redes atacando al ‘contrario’ e innegables posibilidades venideras al activismo, en esa o diversa alternativa, el primer día de julio se dilucida el porvenir de un destino común: México. De ahí que respetando en absoluto la decisión ciudadana individual, le exhorte a ejercer el sufragio. No hacerlo significaría indolencia y adaptándonos a la modernidad, no olvidemos que miles o millones de ‘likes’ no representan siquiera un solo voto.

vozcampesina@hotmail.com

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