/ sábado 8 de septiembre de 2018

El Emperador Constitucional de México: Agustín de Iturbide

La Espiga de Neón


Hidalgo, Allende, Morelos, López Rayón, Matamoros, Mina, Guerrero, Iturbide… las figuras centrales de la Independencia de México (1810-1821) lucharon en contra del Virreinato de la Nueva España, el cual después de 300 años de vigencia tenía descontentos a criollos y mestizos.

En sus inicios este movimiento no pretendía desconocer a la Corona Española, seguía leal al Soberano Fernando VII, este panorama cambió debido a los conflictos entre las familias de los Monarcas Españoles y Franceses.

“El Siervo de la Nación”, don José María Morelos y Pavón, un humilde cura de pueblo, logró unificar a los diferentes combatientes por la causa de la Independencia de México; fue Morelos quien alienta la formación del Congreso Constitucional para la Libertad de la América Septentrional en octubre de 1814.

Después de Morelos serán los patriotas Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Ignacio López Rayón, Mariano Matamoros y Francisco Xavier Mina quienes continuaron en la lucha por echar fuera a los “gachupines”.

De forma por demás paradójica serán gachupines y patriotas criollos que en apego a la Constitución Liberal de Cádiz de 1812, consiguen que el militar Agustín de Iturbide, con el grado de Teniente General al mando del Ejército de las Tres Garantías (unión, religión e independencia) sea nombrado Emperador Constitucional el 19 de mayo de 1822, su nombre se transformó en Agustín I.

Esta nueva nación fundada por Iturbide se llamó con grandilocuencia “Imperio Mexicano”. La inspiración napoleónica de esta quimera no duraría mucho tiempo, los diversos grupos que conformaban aquel Imperio Mexicano mostraron sus divergencias: Monárquicos, liberales y moderados se enfrentaron en torno al proyecto de nación.

El Acta de Independencia del Imperio Mexicano, firmada apenas en agosto de 1821, no sería suficiente para contener las divergencias entre la élite gubernamental, políticos, militares, religiosos, acaudalados, todos entran en pugna por el país que deseaban formar. Con la economía quebrada el naciente México Independiente quedó a merced de las ambiciones de poder de militares y de las diferentes élites políticas. Republicanos y Monárquicos, liberales y conservadores proseguirían con sus rivalidades durante los años por venir.

Mientras todo esto ocurría en la parte Centro-Sur de México en Baja California las Misiones o Presidios Peninsulares sobrevivían a duras penas el proceso de secularización, eran comunidades fantasmales a donde no llegaban recursos del Centro, los soldados asignados sostenían con dificultad a sus familias.

La población indígena fue indiferente al movimiento libertario, la falta de provisiones y la carencia de vías de comunicación hacían de Baja California una tierra alejada de las decisiones del poder central. El 16 de mayo de 1822 se proclamó la Independencia del Imperio Mexicano en la Misión de San Vicente Ferrer, ubicada al Sur de Ensenada. Para nuestros aborígenes Cucapá las condiciones de vida seguían siendo iguales a las establecidas siglos atrás, los valles y desiertos del Río Colorado aguardaban los nuevos tiempos venideros, las luces del siglo XX todavía eran distantes.

Facebook: Archivo Histórico del Municipio de Mexicali. IMACUM.


La Espiga de Neón


Hidalgo, Allende, Morelos, López Rayón, Matamoros, Mina, Guerrero, Iturbide… las figuras centrales de la Independencia de México (1810-1821) lucharon en contra del Virreinato de la Nueva España, el cual después de 300 años de vigencia tenía descontentos a criollos y mestizos.

En sus inicios este movimiento no pretendía desconocer a la Corona Española, seguía leal al Soberano Fernando VII, este panorama cambió debido a los conflictos entre las familias de los Monarcas Españoles y Franceses.

“El Siervo de la Nación”, don José María Morelos y Pavón, un humilde cura de pueblo, logró unificar a los diferentes combatientes por la causa de la Independencia de México; fue Morelos quien alienta la formación del Congreso Constitucional para la Libertad de la América Septentrional en octubre de 1814.

Después de Morelos serán los patriotas Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Ignacio López Rayón, Mariano Matamoros y Francisco Xavier Mina quienes continuaron en la lucha por echar fuera a los “gachupines”.

De forma por demás paradójica serán gachupines y patriotas criollos que en apego a la Constitución Liberal de Cádiz de 1812, consiguen que el militar Agustín de Iturbide, con el grado de Teniente General al mando del Ejército de las Tres Garantías (unión, religión e independencia) sea nombrado Emperador Constitucional el 19 de mayo de 1822, su nombre se transformó en Agustín I.

Esta nueva nación fundada por Iturbide se llamó con grandilocuencia “Imperio Mexicano”. La inspiración napoleónica de esta quimera no duraría mucho tiempo, los diversos grupos que conformaban aquel Imperio Mexicano mostraron sus divergencias: Monárquicos, liberales y moderados se enfrentaron en torno al proyecto de nación.

El Acta de Independencia del Imperio Mexicano, firmada apenas en agosto de 1821, no sería suficiente para contener las divergencias entre la élite gubernamental, políticos, militares, religiosos, acaudalados, todos entran en pugna por el país que deseaban formar. Con la economía quebrada el naciente México Independiente quedó a merced de las ambiciones de poder de militares y de las diferentes élites políticas. Republicanos y Monárquicos, liberales y conservadores proseguirían con sus rivalidades durante los años por venir.

Mientras todo esto ocurría en la parte Centro-Sur de México en Baja California las Misiones o Presidios Peninsulares sobrevivían a duras penas el proceso de secularización, eran comunidades fantasmales a donde no llegaban recursos del Centro, los soldados asignados sostenían con dificultad a sus familias.

La población indígena fue indiferente al movimiento libertario, la falta de provisiones y la carencia de vías de comunicación hacían de Baja California una tierra alejada de las decisiones del poder central. El 16 de mayo de 1822 se proclamó la Independencia del Imperio Mexicano en la Misión de San Vicente Ferrer, ubicada al Sur de Ensenada. Para nuestros aborígenes Cucapá las condiciones de vida seguían siendo iguales a las establecidas siglos atrás, los valles y desiertos del Río Colorado aguardaban los nuevos tiempos venideros, las luces del siglo XX todavía eran distantes.

Facebook: Archivo Histórico del Municipio de Mexicali. IMACUM.