/ sábado 17 de abril de 2021

El héroe

PENSARES

En una cena de una escuela de niños con capacidades especiales, el padre de un estudiante pronunció un discurso que nunca será olvidado por las personas que lo escucharon.

Después de felicitar y exaltar a la escuela y a la naturaleza humana, este padre hizo una pregunta:

-Cuando no hay agentes externos que interfieran con la naturaleza, el orden natural de las cosas alcanza la perfección, pero mi hijo no puede aprender como otros niños lo hacen, no puede entender las cosas como otros niños. ¿Dónde está el orden natural de las cosas de mi hijo?

La audiencia quedó impactada con la pregunta. El padre del niño continuó diciendo: Yo creo que cuando un niño como el mío física y mentalmente discapacitado viene al mundo, una oportunidad de ver la naturaleza humana se presenta y se manifiesta en la forma en las que otras personas tratan a un niño.

Entonces contó que un día caminaba con su hijo cerca de un parque donde algunos niños jugaban beisbol y el niño le preguntó:

-¿Crees que me dejen jugar?

Su padre sabía que a la mayoría de los niños no les gustaba que alguien como su hijo jugara en sus equipos. Pero se acercó a uno de los niños que estaban jugando y le preguntó sin mucha esperanza si su hijo podría jugar. El niño miró alrededor por alguien que lo aconsejara y le dijo: Estamos perdiendo por 6 carreras y el juego está en la octava entrada, supongo que puede unirse a nuestro equipo y trataremos de ponerlo al bate en la novena entrada. El niño se desplazó con dificultad hasta la banca y con una amplia sonrisa se puso la camisa del equipo mientras su padre lo contemplaba emocionado.

Al final de la octava entrada, el equipo del niño logró anotar algunas carreras, pero aún estaban atrás en el marcador por tres. Aunque ninguna pelota le llegó al niño, estaba obviamente extasiado solo por estar en el juego; su padre lo animaba desde las graderías.

En la novena entrada el equipo anotó de nuevo. Ahora con dos outs y las bases llenas, la carrera para obtener el triunfo era una posibilidad y el niño era el siguiente en batear. Con esta oportunidad ¿dejarían al niño batear y renunciar a la posibilidad de ganar el juego?

Sorprendentemente el niño estaba al bate. Todos sabían que un solo hit era imposible porque el niño no sabía ni cómo agarrar el bate, mucho menos pegarle a la bola. Sin embargo, el primer tiro llegó y el niño abanicó torpemente y falló. El pitcher de nuevo se adelantó unos pasos para tirar la bola suavemente hacia el bateador, el niño golpeó la bola justo enfrente del pitcher. El pitcher podría haber recogido la bola y haberla tirado a primera base y habría sido el final del juego, pero tiró la bola sobre la cabeza del niño en primera base fuera del alcance del resto de sus compañeros de equipo.

Todos desde las gradas y los jugadores de ambos equipos empezaron a gritar: ¡Corre a primera! Nunca en su vida él había corrido esa distancia, pero logró llegar a primera base. Recobrando el aliento, corrió hacia la segunda y cuando llegó a tercera los niños de ambos equipos y los espectadores le gritaron ¡corre a home! Él corrió a home, se paró en la base y fue vitoreado como héroe que ganó el juego para su equipo. Ese día dijo el padre con lágrimas: Los niños de ambos equipos ayudaron dándole a este mundo un trozo de verdadero amor y humanismo.


PENSARES

En una cena de una escuela de niños con capacidades especiales, el padre de un estudiante pronunció un discurso que nunca será olvidado por las personas que lo escucharon.

Después de felicitar y exaltar a la escuela y a la naturaleza humana, este padre hizo una pregunta:

-Cuando no hay agentes externos que interfieran con la naturaleza, el orden natural de las cosas alcanza la perfección, pero mi hijo no puede aprender como otros niños lo hacen, no puede entender las cosas como otros niños. ¿Dónde está el orden natural de las cosas de mi hijo?

La audiencia quedó impactada con la pregunta. El padre del niño continuó diciendo: Yo creo que cuando un niño como el mío física y mentalmente discapacitado viene al mundo, una oportunidad de ver la naturaleza humana se presenta y se manifiesta en la forma en las que otras personas tratan a un niño.

Entonces contó que un día caminaba con su hijo cerca de un parque donde algunos niños jugaban beisbol y el niño le preguntó:

-¿Crees que me dejen jugar?

Su padre sabía que a la mayoría de los niños no les gustaba que alguien como su hijo jugara en sus equipos. Pero se acercó a uno de los niños que estaban jugando y le preguntó sin mucha esperanza si su hijo podría jugar. El niño miró alrededor por alguien que lo aconsejara y le dijo: Estamos perdiendo por 6 carreras y el juego está en la octava entrada, supongo que puede unirse a nuestro equipo y trataremos de ponerlo al bate en la novena entrada. El niño se desplazó con dificultad hasta la banca y con una amplia sonrisa se puso la camisa del equipo mientras su padre lo contemplaba emocionado.

Al final de la octava entrada, el equipo del niño logró anotar algunas carreras, pero aún estaban atrás en el marcador por tres. Aunque ninguna pelota le llegó al niño, estaba obviamente extasiado solo por estar en el juego; su padre lo animaba desde las graderías.

En la novena entrada el equipo anotó de nuevo. Ahora con dos outs y las bases llenas, la carrera para obtener el triunfo era una posibilidad y el niño era el siguiente en batear. Con esta oportunidad ¿dejarían al niño batear y renunciar a la posibilidad de ganar el juego?

Sorprendentemente el niño estaba al bate. Todos sabían que un solo hit era imposible porque el niño no sabía ni cómo agarrar el bate, mucho menos pegarle a la bola. Sin embargo, el primer tiro llegó y el niño abanicó torpemente y falló. El pitcher de nuevo se adelantó unos pasos para tirar la bola suavemente hacia el bateador, el niño golpeó la bola justo enfrente del pitcher. El pitcher podría haber recogido la bola y haberla tirado a primera base y habría sido el final del juego, pero tiró la bola sobre la cabeza del niño en primera base fuera del alcance del resto de sus compañeros de equipo.

Todos desde las gradas y los jugadores de ambos equipos empezaron a gritar: ¡Corre a primera! Nunca en su vida él había corrido esa distancia, pero logró llegar a primera base. Recobrando el aliento, corrió hacia la segunda y cuando llegó a tercera los niños de ambos equipos y los espectadores le gritaron ¡corre a home! Él corrió a home, se paró en la base y fue vitoreado como héroe que ganó el juego para su equipo. Ese día dijo el padre con lágrimas: Los niños de ambos equipos ayudaron dándole a este mundo un trozo de verdadero amor y humanismo.


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