/ lunes 3 de septiembre de 2018

El mes de la patria

Voz Campesina


Arribó septiembre y su patriótico colorido que celebrando nuestra Independencia nacional, engalana edificios públicos, viviendas, etc., etc.

El primer día de este mes asumieron funciones los legisladores del Congreso de la Unión y con ello la oportunidad histórica de impulsar en dicho ámbito el cambio que México exige. La ceremonia fue plena de discursos, algunos de severo contenido, sin faltar ruidosas demostraciones partidistas (como si la campaña política no hubiera terminado).

Encima de tales circunstancias, es momento de abrirle cauce a la transformación ofrecida por el Presidente electo al margen de diferencias ideológicas, sobre las que deben imperar reconciliación y consenso.

La República Mexicana entraña territorio y pueblo, siendo innegablemente necesario el esfuerzo reflexivo de quienes lo representan en tribunas legislativas federales acerca de la difícil problemática que -cierto-viene afectándole, de manera particular los últimos seis años.

Ante señales (nuevo diseño y valor de billetes-moneda) que según expertos podría significar futuras -aún mayores- dificultades económicas, urge anticipar la protección social.

Atendiendo peticiones de no pocos lectores, insistimos en el ‘gasolinazo’, ejemplo claro debido a que el incremento del precio a combustibles continúa y al ser ‘razón’ principal el impuesto agregado, bien podría la actual Legislatura modificar a la baja esa carga impositiva, demostrando así convicciones y/o intenciones y mantener costos de gasolina, diesel, etc., etc., en el monto que alcancen al primero de diciembre, mientras se construyen o adaptan refinerías petroleras, haciéndolas producir.

Merece revalorarse, opinamos con respeto, en tiempos de programación, favoreciendo no sólo al enorme número de poseedores de vehículos, desde campesinos, empleados de clase media, obreros, pequeños comerciantes, etc., etc., sino máxime a usuarios del transporte público y consumidores de mercancías -incluyendo alimentos- transportadas entre distintas ciudades de la nación que finalmente cuestan más (ninguna empresa de movilidad desea perder ganancias), acabando el bolsillo ciudadano por soportar ese inflacionario impacto.

Entendidas las condiciones en que arrancará el próximo mandato presidencial, disminuir -a proporción posible- el nefasto ‘gasolinazo’, fortalecería la confianza en el México del mañana.


Voz Campesina


Arribó septiembre y su patriótico colorido que celebrando nuestra Independencia nacional, engalana edificios públicos, viviendas, etc., etc.

El primer día de este mes asumieron funciones los legisladores del Congreso de la Unión y con ello la oportunidad histórica de impulsar en dicho ámbito el cambio que México exige. La ceremonia fue plena de discursos, algunos de severo contenido, sin faltar ruidosas demostraciones partidistas (como si la campaña política no hubiera terminado).

Encima de tales circunstancias, es momento de abrirle cauce a la transformación ofrecida por el Presidente electo al margen de diferencias ideológicas, sobre las que deben imperar reconciliación y consenso.

La República Mexicana entraña territorio y pueblo, siendo innegablemente necesario el esfuerzo reflexivo de quienes lo representan en tribunas legislativas federales acerca de la difícil problemática que -cierto-viene afectándole, de manera particular los últimos seis años.

Ante señales (nuevo diseño y valor de billetes-moneda) que según expertos podría significar futuras -aún mayores- dificultades económicas, urge anticipar la protección social.

Atendiendo peticiones de no pocos lectores, insistimos en el ‘gasolinazo’, ejemplo claro debido a que el incremento del precio a combustibles continúa y al ser ‘razón’ principal el impuesto agregado, bien podría la actual Legislatura modificar a la baja esa carga impositiva, demostrando así convicciones y/o intenciones y mantener costos de gasolina, diesel, etc., etc., en el monto que alcancen al primero de diciembre, mientras se construyen o adaptan refinerías petroleras, haciéndolas producir.

Merece revalorarse, opinamos con respeto, en tiempos de programación, favoreciendo no sólo al enorme número de poseedores de vehículos, desde campesinos, empleados de clase media, obreros, pequeños comerciantes, etc., etc., sino máxime a usuarios del transporte público y consumidores de mercancías -incluyendo alimentos- transportadas entre distintas ciudades de la nación que finalmente cuestan más (ninguna empresa de movilidad desea perder ganancias), acabando el bolsillo ciudadano por soportar ese inflacionario impacto.

Entendidas las condiciones en que arrancará el próximo mandato presidencial, disminuir -a proporción posible- el nefasto ‘gasolinazo’, fortalecería la confianza en el México del mañana.


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