La capacidad de almacenamiento de información en el cerebro equivale a 1 gigabyte, o sea, cualquier USB de 100 pesos, guarda mucha más información valiosa, siempre a la mano, que la mente de la persona más brillante de Mexicali.
Lo anterior, lejos de inquietar, debería ser útil para ver con otros ojos, unos más realistas, la expresión “juntos podemos lograr cosas grandes” por cursi que suene, porque encierra una verdad, validada por la ciencia: Poseemos una mente que evolucionó por y para la colaboración, ya que el trabajo en equipo, facilita desenredar problemas complejos.
Tanto así que los avances tecnológicos a lo largo de la historia de la humanidad han sido el resultado de discretas aportaciones individuales, o sea, el conocimiento es colectivo. Ningún ser humano es capaz de saber todo por más que la imagen de la persona constructora de su propio éxito nos resulte seductora.
Podría dedicar muchas líneas, a citar decenas de ejemplos de las desventajas de contar con una mente propensa a sobredimensionar nuestra capacidad o a ignorar que ignoramos mucho de muchos temas, pero en aras de brindar elementos para una mejora social, será mejor enfocarnos en los aspectos proponedores. De cualquier forma, el escéptico o curioso tiene la opción de leer los siguientes trabajos, disponibles en la web: “Why people fail to recognize their own incompetence”, “How much do people remember?”, “The danger of categorical thinking”, “High online user ratings don’t actually mean you’re getting a quality product”, “Why we believe obvious untruths”, “The missunderstood limits of folk science: an illusion of explanatory depth”, “The knowledge illusion”, “We should be asking more stupids cuestions”.
Una vez reconocido el valor del trabajo cooperativo, haríamos bien en esforzarnos por comenzar a darle salida a los principales conflictos sociales, sin necesidad de esperar la intervención del gobierno. Más que dinero, en primera instancia se requiere voluntad, porque información orientadora, de calidad, existe y gratis.
Por ejemplo, “Strategy games to improve environmental policy making” recomienda utilizar juegos de estrategia, con sesiones divertidas, de participación diversa, haciendo especial énfasis en la importancia de empoderar a los participantes, porque de lo contrario de muy poco serviría haber trabajado en el diseño de propuestas o políticas públicas, si en la práctica, nadie hace caso de las sugerencias.
La función de las universidades, la contaminación, sistemas de pavimentación, opciones ecológicas de transporte, el Mexicali del futuro, son algunos de los temas dignos de ser abordados por grupos de cachanillas, animosos de buscar darle respiro a esta tierra, aun con posibilidades de ser rescatada.