Hizo bien Peso Pluma en atender la amenazadora manta y cancelar su concierto en Tijuana. Sobran matadores voluntariosos.
El caso de los sicarios es serio. Algunos de los internos en casas hogar de Mexicali sueñan con ser reclutados por bandas de criminales organizados de Tijuana a cambio de una pistola, un celular, carro, una paga de unos cuantos miles de pesos mensuales, sumado a lo más importante: El sentido de pertenencia a un grupo.
Por lo tanto, de acuerdo a la tesis “Reducing cartel recruitment is the only way to lower violence in Mexico”, publicado el 21 de septiembre pasado en Science.org, la mejor vía de solución para bajar los índices de homicidios es disminuir la capacidad de enganche de los criminales. Porque ni el encarcelamiento ni la muerte de los delincuentes debilita la estructura, ya que dada la facilidad para hacerse de personas las bandas siempre tendrán gente de sobra como repuesto inmediato.
La proyección matemática de los autores Prieto, Campdelli y Hope (+) da como resultado que en la actualidad los diferentes cárteles cuentan con una planta trabajadora de 175 mil personas, superando a la cadena con tiendas en cada esquina, a la amarilla que mejora tu vida o incluso, por encima de Pemex. “… Si las tendencias actuales continúan, los cárteles seguirán aumentando su poder y podríamos observar un 40% más de víctimas y un 26% más de miembros para el 2027”.
Es claro que no todas las personas caerán en la tentación de formar parte de grupos criminales. “Organized crime groups… Grupos de crimen organizado: Una revisión sistemática de los factores de riesgo a nivel individual…”, encontró evidencia de que ser hombre, tener antecedentes penales, estar relacionado con criminales y vivir un entorno familiar complicado, están asociados al reclutamiento.
Aunque nos parezca obvio, la prevención temprana es vital para encauzar a los menores (“Criminals and their model… Los criminales y sus modelos: Una revisión de los modelos epidemiológicos…”). Justo por eso, el lema del centro cultural Nana Chela en Mexicali: “Hay que abrir aulas para cerrar cárceles” es atinado, porque los centros comunitarios en sitios conflictivos son el elemento medular para minimizar el potencial de contratación de las bandas al eliminar el interés de sus miembros latentes, ofreciéndoles alternativas constructivas.
Esto debe añadirse al esfuerzo de la autoridad para crear empleos con sueldos dignos, acceso a educación formal, apoyo económico. No todo está perdido, solo falta darle orden a lo existente y tener paciencia.