/ lunes 8 de octubre de 2018

El NAI-CDMX, ¿un chiste malo?

Vientos


El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México resultó, finalmente, el ser un aerolito manejable políticamente a contrapunto de sus posibilidades de desarrollo y en donde, para oír a los pobladores vecinos de Texcoco, hay que rendirse a los machetes empuñados.

Ya no son los ingenieros especialistas los que deben dilucidar si las obras son un peligro latente de inundaciones, como dijo una voz repetitiva de algo que por ahí escuchó. O los reparos de Alejandro Encinas que ya es perito en ingeniería aeroportuaria. O el señor calvo de ocasión figura, que ya dio su juicio, su sentencia y acabó con el proyecto que ya alcanza el 70% de su terminación de obra negra. “Es un peligro total”, dijo.

Los alcances ya rebasaron al Colegio de Ingenieros, al de Arquitectos, a los de Calidad de Suelos, a los ambientalistas, a… todos, excepto a los macheteros de Atenco, que machete en mano ya se le fueron encima a López Obrador, su figura insignia, pero que hoy, con la consulta, dicen que se está lavando las manos para hacer que el gobierno de Peña Nieto “se salga con la suya” y la termine “el campeón de las libertades” López Obrador, seguramente imaginándolo ya enfilado para el 1 de diciembre por venir cuando cruzado de la Banda Presidencial ingrese por la puerta grande a la novísima “Mafia del Poder”, pues será, quiérase o no, al cargo que le confiere nada menos que el SUPREMO PODER EJECUTIVO, o sea el Tlatoani mayor, el mero mero.

Y el prójimo presidente, antes, hará la encuesta prometida. El bolero de mis confianzas ya me dijo que votará por el NO, aunque me expresó que “nunca me subiré a un aparato de esos del aire”. ¿Entonces cuál es tu onda güey?, le dije al cuate y respondió: “No’más pa’pegarle al del copete, maistro”. Y si esta respuesta se multiplica por millones, pues la obra será, simplemente, un mal chiste, una mala puntada del señor presidente Peña Nieto. Pero usted, culto lector, ¿cree de veras que algún presidente de México haya llegado pensando en destruir al país? No lo creo así, en cambio sí creo que todos llegan pensando en pasar a la historia como los mejores presidentes. Lo demás es tono angustioso y majadero de un pueblo molesto desde siglos, desde los aztecas y tal vez desde antes. Y cíclicamente se han vuelto lumbre, erupción, rebeldía, revolución y siempre quejas. Una encuesta es una idiotez, a menos que sea entre especialistas en la materia. Lo demás es pérdida de tiempo, ganas de jugarle un rato más a eso que el pueblo llama “el ensarapado”. Pero ¿qué opina usted?

jaimepardover@yaho


Vientos


El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México resultó, finalmente, el ser un aerolito manejable políticamente a contrapunto de sus posibilidades de desarrollo y en donde, para oír a los pobladores vecinos de Texcoco, hay que rendirse a los machetes empuñados.

Ya no son los ingenieros especialistas los que deben dilucidar si las obras son un peligro latente de inundaciones, como dijo una voz repetitiva de algo que por ahí escuchó. O los reparos de Alejandro Encinas que ya es perito en ingeniería aeroportuaria. O el señor calvo de ocasión figura, que ya dio su juicio, su sentencia y acabó con el proyecto que ya alcanza el 70% de su terminación de obra negra. “Es un peligro total”, dijo.

Los alcances ya rebasaron al Colegio de Ingenieros, al de Arquitectos, a los de Calidad de Suelos, a los ambientalistas, a… todos, excepto a los macheteros de Atenco, que machete en mano ya se le fueron encima a López Obrador, su figura insignia, pero que hoy, con la consulta, dicen que se está lavando las manos para hacer que el gobierno de Peña Nieto “se salga con la suya” y la termine “el campeón de las libertades” López Obrador, seguramente imaginándolo ya enfilado para el 1 de diciembre por venir cuando cruzado de la Banda Presidencial ingrese por la puerta grande a la novísima “Mafia del Poder”, pues será, quiérase o no, al cargo que le confiere nada menos que el SUPREMO PODER EJECUTIVO, o sea el Tlatoani mayor, el mero mero.

Y el prójimo presidente, antes, hará la encuesta prometida. El bolero de mis confianzas ya me dijo que votará por el NO, aunque me expresó que “nunca me subiré a un aparato de esos del aire”. ¿Entonces cuál es tu onda güey?, le dije al cuate y respondió: “No’más pa’pegarle al del copete, maistro”. Y si esta respuesta se multiplica por millones, pues la obra será, simplemente, un mal chiste, una mala puntada del señor presidente Peña Nieto. Pero usted, culto lector, ¿cree de veras que algún presidente de México haya llegado pensando en destruir al país? No lo creo así, en cambio sí creo que todos llegan pensando en pasar a la historia como los mejores presidentes. Lo demás es tono angustioso y majadero de un pueblo molesto desde siglos, desde los aztecas y tal vez desde antes. Y cíclicamente se han vuelto lumbre, erupción, rebeldía, revolución y siempre quejas. Una encuesta es una idiotez, a menos que sea entre especialistas en la materia. Lo demás es pérdida de tiempo, ganas de jugarle un rato más a eso que el pueblo llama “el ensarapado”. Pero ¿qué opina usted?

jaimepardover@yaho