/ miércoles 18 de abril de 2018

El NAIM, pleito y confusión

VIENTOS

Vámonos ocupando, aun cuando sea en forma tangencial, del problema que ha suscitado la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM).

Si fuere el caso que acusa López Obrador de que el presidente Peña Nieto hubiese pedido a don Carlos Slim su intervención defensiva en el caso de la obra aeroportuaria que nos ocupa, ¿tiene realmente importancia? Por supuesto que no, excepto para fortalecer el delirio de persecución de AMLO o su oportunidad discursiva. Son pocos, creo, los molestos: aquellos que se impactan por los desdoros verborreicos del “Peje”, quien, claro está, tiene todo el derecho de decir lo que quiera mientras no insulte ni dañe a terceros. Sin embargo, sería menester ocuparnos de varias opiniones que se han bordado al respecto, que no es suficiente el argumento casi conclusivo del Sr. Slim para cantar aleluyas. Veamos:

1.- Hay un sector de ingenieros peritos en aeronavegación, que sostienen que este proyecto incrementará el volumen de vuelos sobre la ciudad de México y que “el cielo de navegación tiene un techo” de primer arribo del que bajará según los controladores de vuelo, en forma paulatina mientras vuelan en círculo de espera de turno con extra-gasto de combustibles y peligro, precisamente, para un caso, siempre imprevisible de un accidente aéreo sobre la ciudad capital.

2.- Otro sector profesional informó ya que el suelo se hundirá pues es un suelo acuoso, con el peso de los edificios, pistas de aterrizaje, peso de las propias naves y del equipo auxiliar pesado en constante movimiento. El propio Sr. Slim dijo que sí, que el NAIM se va a hundir… “claro que se va a hundir y toda el área de los lagos sumergidos”, pero que para evitar el hundimiento “hay que dejar de explotar el acuífero” y eso, lo digo yo, el escribidor, detonará un serio problema político y de inversiones no calculadas cuando se tengan que hacer (dijo el Sr. Slim) “lagunas de infiltración y presas de regulación, porque si no se hacen, entonces el problema será para toda la ciudad de México”. Y es aquí en donde tiene mejor argumento AMLO.

3.- Entonces puede acontecer que el remedio (el NAIM) resulte negativo y no el sueño para el desarrollo económico “de esa zona urbana” ni la bonita “tarjeta de presentación de la CDMX” según Slim y el presidente Peña… Lo peor es que el Sr. Slim dice que así “es posible la oportunidad de invertir LOS FONDOS DE PENSIONES y no solo tenerlos en certificados de Tesorería”. ¡Válgame la divina envuelta en huevo!, “La Iglesia en manos de Lutero”. Eso es una ocurrencia histórica negativa. Lean la historia financiera del IMSS y tantas más. No la chiflen que es cantada. Los fondos de pensiones déjenlos en paz o pónganles candados que así se han vuelto ricos muchos. ¿No se acuerda Sr. Slim? Y todavía ni siquiera sabemos qué clase de gobierno nos tocará ahora y cuáles las manos, como las del exiliado en Canadá, al parecer todavía líder de los mineros. ¡Uta!... y candidato del “Peje”.

Finalmente y me voy: todavía faltan estudios de complemento como lo concerniente al cómo hacerle frente a los gastos que descubre el Sr. Slim, lo que demuestra que no lo envió como defensor de contención el señor presidente. Todavía no resolvemos juicios del sismo de 1985. ¿Se imagina usted cuándo se resolverían los del 2018 y siguientes?

jaimepardoverdugo@yahoo.com.mx

VIENTOS

Vámonos ocupando, aun cuando sea en forma tangencial, del problema que ha suscitado la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM).

Si fuere el caso que acusa López Obrador de que el presidente Peña Nieto hubiese pedido a don Carlos Slim su intervención defensiva en el caso de la obra aeroportuaria que nos ocupa, ¿tiene realmente importancia? Por supuesto que no, excepto para fortalecer el delirio de persecución de AMLO o su oportunidad discursiva. Son pocos, creo, los molestos: aquellos que se impactan por los desdoros verborreicos del “Peje”, quien, claro está, tiene todo el derecho de decir lo que quiera mientras no insulte ni dañe a terceros. Sin embargo, sería menester ocuparnos de varias opiniones que se han bordado al respecto, que no es suficiente el argumento casi conclusivo del Sr. Slim para cantar aleluyas. Veamos:

1.- Hay un sector de ingenieros peritos en aeronavegación, que sostienen que este proyecto incrementará el volumen de vuelos sobre la ciudad de México y que “el cielo de navegación tiene un techo” de primer arribo del que bajará según los controladores de vuelo, en forma paulatina mientras vuelan en círculo de espera de turno con extra-gasto de combustibles y peligro, precisamente, para un caso, siempre imprevisible de un accidente aéreo sobre la ciudad capital.

2.- Otro sector profesional informó ya que el suelo se hundirá pues es un suelo acuoso, con el peso de los edificios, pistas de aterrizaje, peso de las propias naves y del equipo auxiliar pesado en constante movimiento. El propio Sr. Slim dijo que sí, que el NAIM se va a hundir… “claro que se va a hundir y toda el área de los lagos sumergidos”, pero que para evitar el hundimiento “hay que dejar de explotar el acuífero” y eso, lo digo yo, el escribidor, detonará un serio problema político y de inversiones no calculadas cuando se tengan que hacer (dijo el Sr. Slim) “lagunas de infiltración y presas de regulación, porque si no se hacen, entonces el problema será para toda la ciudad de México”. Y es aquí en donde tiene mejor argumento AMLO.

3.- Entonces puede acontecer que el remedio (el NAIM) resulte negativo y no el sueño para el desarrollo económico “de esa zona urbana” ni la bonita “tarjeta de presentación de la CDMX” según Slim y el presidente Peña… Lo peor es que el Sr. Slim dice que así “es posible la oportunidad de invertir LOS FONDOS DE PENSIONES y no solo tenerlos en certificados de Tesorería”. ¡Válgame la divina envuelta en huevo!, “La Iglesia en manos de Lutero”. Eso es una ocurrencia histórica negativa. Lean la historia financiera del IMSS y tantas más. No la chiflen que es cantada. Los fondos de pensiones déjenlos en paz o pónganles candados que así se han vuelto ricos muchos. ¿No se acuerda Sr. Slim? Y todavía ni siquiera sabemos qué clase de gobierno nos tocará ahora y cuáles las manos, como las del exiliado en Canadá, al parecer todavía líder de los mineros. ¡Uta!... y candidato del “Peje”.

Finalmente y me voy: todavía faltan estudios de complemento como lo concerniente al cómo hacerle frente a los gastos que descubre el Sr. Slim, lo que demuestra que no lo envió como defensor de contención el señor presidente. Todavía no resolvemos juicios del sismo de 1985. ¿Se imagina usted cuándo se resolverían los del 2018 y siguientes?

jaimepardoverdugo@yahoo.com.mx