CONTRASENTIDO
Se dice que para ser un gran ajedrecista se tiene que ser un gran estratega. Las piezas se deben mover con gran astucia y siempre tratando de anticipar el movimiento de los adversarios.
Por lo anterior, tal vez se haga una constante analogía entre el ajedrez y la política. En el caso de nuestro amado México es evidente que tenemos a un gran ajedrecista como Presidente, por las siguientes razones que se han puesto de manifiesto en los últimos días con la negativa a la reforma eléctrica.
La oposición no vio venir la jugada. El Presidente fue muy hábil para hacer creer a la nación que la madre de todas las luchas y de las reformas era su propuesta de reforma constitucional, que requería forzosamente el voto de algunos opositores para alcanzar las dos terceras partes. El debate fue álgido, el Presidente movió sus piezas para llevar al debate nacional e hizo ver que cedió en algunos puntos para incorporar las inconformidades del PRIANRD. Con ello demostró que se oponían al proyecto de nación por un dogma y no por la voluntad del pueblo que representan.
Ante ello quedaron totalmente exhibidos y derrotados políticamente por alejarse del sentir popular y encerrarse en el voto comparativo. A partir de esta negativa, si suben los precios de las gasolinas y de la energía será responsabilidad de aquellos que no votaron a favor de la propuesta presidencial, porque en caso de algún reclamo le estarían dando la razón al Presidente de que si era necesaria la reforma. Con ello bien se puede lavar las manos el Estado, usando su discurso de que la oposición permitió que la mafia en el poder siga operando normalmente en nuestro país.
Con ese movimiento del ajedrecista se avizora un negro panorama para el PRIANRD. Recuperar la Presidencia de la República en 2024, aunque falta mucho tiempo, se ve muy difícil porque quedaron maniatados y alejados de la ciudadanía. Para nuestra el repunte de las encuestas de Morena en las elecciones gubernamentales de 2022, en donde el escenario de llevarse las seis de seis es cada vez más factible. Y qué decir del pico máximo de aprobación presidencial, cuando la lógica nos diría que por el desgaste debería de ir a la baja.
Y lo mejor de sus movimientos es que la reforma constitucional fue una falsa bandera, porque días antes de la votación dio a conocer que su estrategia era conservar el litio como recurso natural y que, para ello, no necesitaba el voto de la oposición. Una gran jugada que le permitió salir ganando, aun cuando perdió la votación de la reforma. Y como dicen los que saben: “Los invencibles son los que ganan perdiendo”.
