/ viernes 29 de noviembre de 2019

El reclamo femenino…

Quo Vadis

“Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia: Mahatma Gandhi”…


En las recientes manifestaciones que miles de mujeres hicieron en la Ciudad de México y otras partes del país para hacer sonoros reclamos por los abusos, violaciones de todo tipo y asesinatos de que son objeto, se dejaron entrever actos vandálicos y hasta agresiones a grupos de féminas que transitaron por las rutas del grito, sombrerazo y golpe.

La violencia, pues, se hizo presente por una menor parte de los contingentes, lo que a final de cuentas no es motivo ni de tolerancia oficial ni de justificación porque los multimillonarios daños causados se pagan con impuestos de todos y todas…sin subestimar con lo anterior --y lo subrayo-- el penoso viacrucis que la mujer, por ser mujer, sigue sufriendo de manera incalculable en México desafortunadamente.

Este justificado grito de hartazgo femenil por el abuso varonil parece enrutarse más y por las condenas expresadas como un asunto de poder o guerra entre sexos cuando en realidad, creo respetuosamente, mujer u hombre somos seres humanos que debemos y tenemos que gozar de los mismos derechos, prerrogativas y responsabilidades…ni una menos, ni una más. Y ahí está quizá el quo vadis de lo que creo debe encauzar la mujer en su legítima defensa contra lo que multifactorialmente es víctima y no solo de hombres, también de mujeres que poco o nada de valores y respeto tienen hacia los seres humanos.

Por eso cito la frase de Ghandi en el sentido de que si con violencia las mujeres quieren obtener respeto y consideración, con violencia tendrán que mantener sus logros, porque de otra manera bien podrían ser ejemplo para que sus exigencias sean razonadas de tal suerte que gobernados y gobernantes interactúen favorablemente y a la brevedad para establecer las condiciones legales y sociales idóneas para abatir abusos, violaciones y crímenes; porque, ¡qué importante es que la mujer como ser humano se emancipe (liberación respecto de un poder, una autoridad, una tutela o cualquier otro tipo de subordinación o dependencia) en esta sociedad mexicana donde el “machismo” aflora en casa, en la calle, en la empresa…en cualquier lugar y hora!

En lo personal y por la educación recibida comparto que la mujer -por ser mujer- es primero; merece respeto, consideración y todo el amor que un ser humano puede brindar al género humano que da vida, insustituible y bello por naturaleza, sin que esto evada la triste realidad de que hay féminas que toleran o son artífices del desarrollo de personas que en edad joven o adulta se convierten en auténticos monstruos y amenaza para todos y ahí -quiérase o no- también hay que revisar responsabilidades.

En fin, ojalá que la sociedad primero y de la mano con las instituciones públicas disponibles, se den verdaderos pasos para que la mujer como ser humano sea respetada como merece y que el que la haga contra ella o contra cualquier ser humano, la pague con severidad, sin tolerancia y, sobre todo, sin omisiones que ofenden la inteligencia y llegan al hartazgo como ocurre ahora. ¿O no?

Quo Vadis

“Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia: Mahatma Gandhi”…


En las recientes manifestaciones que miles de mujeres hicieron en la Ciudad de México y otras partes del país para hacer sonoros reclamos por los abusos, violaciones de todo tipo y asesinatos de que son objeto, se dejaron entrever actos vandálicos y hasta agresiones a grupos de féminas que transitaron por las rutas del grito, sombrerazo y golpe.

La violencia, pues, se hizo presente por una menor parte de los contingentes, lo que a final de cuentas no es motivo ni de tolerancia oficial ni de justificación porque los multimillonarios daños causados se pagan con impuestos de todos y todas…sin subestimar con lo anterior --y lo subrayo-- el penoso viacrucis que la mujer, por ser mujer, sigue sufriendo de manera incalculable en México desafortunadamente.

Este justificado grito de hartazgo femenil por el abuso varonil parece enrutarse más y por las condenas expresadas como un asunto de poder o guerra entre sexos cuando en realidad, creo respetuosamente, mujer u hombre somos seres humanos que debemos y tenemos que gozar de los mismos derechos, prerrogativas y responsabilidades…ni una menos, ni una más. Y ahí está quizá el quo vadis de lo que creo debe encauzar la mujer en su legítima defensa contra lo que multifactorialmente es víctima y no solo de hombres, también de mujeres que poco o nada de valores y respeto tienen hacia los seres humanos.

Por eso cito la frase de Ghandi en el sentido de que si con violencia las mujeres quieren obtener respeto y consideración, con violencia tendrán que mantener sus logros, porque de otra manera bien podrían ser ejemplo para que sus exigencias sean razonadas de tal suerte que gobernados y gobernantes interactúen favorablemente y a la brevedad para establecer las condiciones legales y sociales idóneas para abatir abusos, violaciones y crímenes; porque, ¡qué importante es que la mujer como ser humano se emancipe (liberación respecto de un poder, una autoridad, una tutela o cualquier otro tipo de subordinación o dependencia) en esta sociedad mexicana donde el “machismo” aflora en casa, en la calle, en la empresa…en cualquier lugar y hora!

En lo personal y por la educación recibida comparto que la mujer -por ser mujer- es primero; merece respeto, consideración y todo el amor que un ser humano puede brindar al género humano que da vida, insustituible y bello por naturaleza, sin que esto evada la triste realidad de que hay féminas que toleran o son artífices del desarrollo de personas que en edad joven o adulta se convierten en auténticos monstruos y amenaza para todos y ahí -quiérase o no- también hay que revisar responsabilidades.

En fin, ojalá que la sociedad primero y de la mano con las instituciones públicas disponibles, se den verdaderos pasos para que la mujer como ser humano sea respetada como merece y que el que la haga contra ella o contra cualquier ser humano, la pague con severidad, sin tolerancia y, sobre todo, sin omisiones que ofenden la inteligencia y llegan al hartazgo como ocurre ahora. ¿O no?