/ sábado 6 de noviembre de 2021

El regalo

PENSARES

Se trata de dos jóvenes que se pusieron de novios, vivían en un pueblo de leñadores situado al lado de la montaña. Él era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido a ser leñador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba a la cintura; tenía los ojos celestes.

La historia cuenta que habían noviado con la complicidad de todo el pueblo. El pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran; les regalaron una cabaña con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de todos, de ellos, de su familia y del pueblo que tanto había ayudado en su relación.

Y vivieron disfrutando mucho durante todos los días de un invierno, una primavera y un otoño disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debería hacer algo para demostrarle a él su profundo amor; pensó hacerle un regalo que significara esto: Un hacha nueva relacionaría todo con el trabajo.

Decidió bajar al pueblo para ver qué podría encontrar ahí y empezó a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminaba no encontraba nada que fuera importante y que pudiera comprar con las monedas que semanas antes había ido guardando de los vueltos de las compras, pensando que se acercaba la fecha del aniversario.

Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una hermosa cadena de oro. Entonces recordó que había un solo objeto material que él adoraba verdaderamente y consideraba valioso. Se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Ella pensó qué maravilloso regalo sería esta cadena de oro para aquel reloj; entró a preguntar cuánto valía y ante la respuesta una angustia la tomó por sorpresa: Era mucho más dinero que lo que ella había imaginado, hubiera tenido que esperar tres aniversarios más para poder comprarlo.

Salió del pueblo un poco triste pensando qué hacer para conseguir el dinero necesario. Entonces pensó en trabajar, pero no sabía cómo, hasta que al pasar por la única peluquería del pueblo se encontró con un cartel que decía: “Se compra pelo natural” y como ella tenía un pelo que no se había cortado desde niña entró a preguntar.

El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj. No dudó y le dijo a la peluquera:

-Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría?

-Claro que sí -le respondió-.

-Entonces en tres días estaré aquí.

Regresó a la joyería, dejó reservada la cadena y volvió a su casa. El día del aniversario ellos se abrazaron y luego él se fue a trabajar y ella bajó al pueblo, se hizo cortar el pelo y luego de tomar el dinero se dirigió a la joyería, compró la cadena de oro y la caja de madera. Cuando llegó a su casa cocinó y esperó que se hiciera la tarde, momento en que él solía regresar. Bajó las luces, puso solo dos velas y se colocó un pañuelo en la cabeza porque él también amaba su pelo y ella no quería que se diera cuenta de que se lo había cortado.

Él llegó, se abrazaron fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces ella sacó de la mesa la caja de madera y él fue hasta el ropero y extrajo de ahí una caja grande que le había traído mientras ella no estaba. La caja contenía dos enormes peinetas que él había comprado vendiendo el reloj de oro del abuelo.

Si ustedes creen que el amor es sacrificio no se olviden de esta historia. El amor no está en nosotros para sacrificarse por el otro, sino para disfrutar de su existencia.


PENSARES

Se trata de dos jóvenes que se pusieron de novios, vivían en un pueblo de leñadores situado al lado de la montaña. Él era alto, esbelto y musculoso, dado que había aprendido a ser leñador desde la infancia. Ella era rubia, de pelo muy largo, tanto que le llegaba a la cintura; tenía los ojos celestes.

La historia cuenta que habían noviado con la complicidad de todo el pueblo. El pueblo entero se puso de acuerdo para ayudar a que ambos se casaran; les regalaron una cabaña con una parcela de árboles para que él pudiera trabajar como leñador. Después de casarse se fueron a vivir allí para la alegría de todos, de ellos, de su familia y del pueblo que tanto había ayudado en su relación.

Y vivieron disfrutando mucho durante todos los días de un invierno, una primavera y un otoño disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, ella sintió que debería hacer algo para demostrarle a él su profundo amor; pensó hacerle un regalo que significara esto: Un hacha nueva relacionaría todo con el trabajo.

Decidió bajar al pueblo para ver qué podría encontrar ahí y empezó a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminaba no encontraba nada que fuera importante y que pudiera comprar con las monedas que semanas antes había ido guardando de los vueltos de las compras, pensando que se acercaba la fecha del aniversario.

Al pasar por una joyería, la única del pueblo, vio una hermosa cadena de oro. Entonces recordó que había un solo objeto material que él adoraba verdaderamente y consideraba valioso. Se trataba de un reloj de oro que su abuelo le había regalado antes de morir. Ella pensó qué maravilloso regalo sería esta cadena de oro para aquel reloj; entró a preguntar cuánto valía y ante la respuesta una angustia la tomó por sorpresa: Era mucho más dinero que lo que ella había imaginado, hubiera tenido que esperar tres aniversarios más para poder comprarlo.

Salió del pueblo un poco triste pensando qué hacer para conseguir el dinero necesario. Entonces pensó en trabajar, pero no sabía cómo, hasta que al pasar por la única peluquería del pueblo se encontró con un cartel que decía: “Se compra pelo natural” y como ella tenía un pelo que no se había cortado desde niña entró a preguntar.

El dinero que le ofrecían alcanzaba para comprar la cadena de oro y todavía sobraba para una caja donde guardar la cadena y el reloj. No dudó y le dijo a la peluquera:

-Si dentro de tres días regreso para venderle mi pelo, ¿usted me lo compraría?

-Claro que sí -le respondió-.

-Entonces en tres días estaré aquí.

Regresó a la joyería, dejó reservada la cadena y volvió a su casa. El día del aniversario ellos se abrazaron y luego él se fue a trabajar y ella bajó al pueblo, se hizo cortar el pelo y luego de tomar el dinero se dirigió a la joyería, compró la cadena de oro y la caja de madera. Cuando llegó a su casa cocinó y esperó que se hiciera la tarde, momento en que él solía regresar. Bajó las luces, puso solo dos velas y se colocó un pañuelo en la cabeza porque él también amaba su pelo y ella no quería que se diera cuenta de que se lo había cortado.

Él llegó, se abrazaron fuerte y se dijeron lo mucho que se querían. Entonces ella sacó de la mesa la caja de madera y él fue hasta el ropero y extrajo de ahí una caja grande que le había traído mientras ella no estaba. La caja contenía dos enormes peinetas que él había comprado vendiendo el reloj de oro del abuelo.

Si ustedes creen que el amor es sacrificio no se olviden de esta historia. El amor no está en nosotros para sacrificarse por el otro, sino para disfrutar de su existencia.


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