/ domingo 5 de julio de 2020

El Río de la Buena Guía

La Espiga


Desde el año 1521, con el establecimiento del Virreinato de la Nueva España, los conquistadores europeos no abandonaron su empeño de expandir sus dominios imperiales. Para el noroeste de la actual República Mexicana se concebían leyendas prodigiosas sobre riquezas y lugares mágicos inspirados en mitos fabulosos.

Uno de los exploradores y navegantes españoles más famosos fue el capitán Hernando de Alarcón, quien fue comisionado por el virrey, don Antonio de Mendoza, el 9 de mayo de 1540 para que emprendiera un primer viaje hacia el Golfo de California.

Su travesía inicia en Acapulco en la fecha citada. Su primer objetivo fue encontrar al militar Francisco Vázquez de Coronado y dar cuenta de los hallazgos registrados en estos nuevos territorios. El 26 de agosto Alarcón ya se encuentra en el Golfo de California y prosigue su ruta hacia el norte hasta llegar a la desembocadura de nuestro Río Colorado, al cual bautiza como Río de la Buena Guía.

En lanchas pequeñas navega río arriba hasta llegar a la confluencia con el Río Gila en las inmediaciones de Yuma, Az. En la zona que hoy conocemos como El Mayor y el Río Hardy (cerca del actual campo turístico Mosqueda) se produjo el encuentro entre los aborígenes cucapá y los exploradores españoles. A estos indígenas pertenecientes a las etnias yumanas se les brindó un trato amigable evitando confrontaciones y amenazas.

Esta primera navegación española por el Río Colorado efectuada por Hernando de Alarcón se le considera como parte del descubrimiento del Estado de California, EUA. La desembocadura del Río Colorado (en el Valle de Mexicali) fue bautizada como El Ancón de San Andrés y su ubicación geográfica fue concebida por los conquistadores como uno de los accesos viables a California, desde entonces su importancia estratégica fue relevante y se le llamó: “El Puerto de los Puertos”.

Después de esta primera incursión californiana, a Hernando de Alarcón se le ordena una segunda exploración mucho mejor organizada y con metas precisas por cumplir. El virrey Antonio de Mendoza atendió cada detalle de esta expedición e instruyó al militar y navegante Alarcón sobre los objetivos a alcanzar.

El documento oficial que contiene estas instrucciones fue consultado por el historiador Michael Mathes en la Biblioteca del Monasterio Real de “El Escorial” en España. La idea que se tenía de los aborígenes californios, de la península de California, del Río Colorado y de la forma de aproximarse a estas tierras inhóspitas quedó reflejadas en este escrito imperial.

El ingreso fluvial al delta del Río Colorado significó para los españoles el acceso a un nuevo territorio bastante apetecido por el cúmulo de fantasías y proyecciones mágicas que existían sobre estas tierras. El Río de la Buena Guía (hoy Río Colorado) fue fundamental para estos propósitos de expansión de la Corona española.

Algunas recomendaciones para la expedición eran que se le diera buen trato a los indios, buenos ejemplos apegados a la doctrina cristiana para que cuando fueran convertidos a la fe católica no mostraran repudio hacia esta fe religiosa. Sobre todo a los viejos patriarcas indígenas se les debía ofrecer respeto y consideración en respuesta al buen modo en que las tribus naturales trataron a los soldados españoles en las márgenes del Río de la Buena Guía.


La Espiga


Desde el año 1521, con el establecimiento del Virreinato de la Nueva España, los conquistadores europeos no abandonaron su empeño de expandir sus dominios imperiales. Para el noroeste de la actual República Mexicana se concebían leyendas prodigiosas sobre riquezas y lugares mágicos inspirados en mitos fabulosos.

Uno de los exploradores y navegantes españoles más famosos fue el capitán Hernando de Alarcón, quien fue comisionado por el virrey, don Antonio de Mendoza, el 9 de mayo de 1540 para que emprendiera un primer viaje hacia el Golfo de California.

Su travesía inicia en Acapulco en la fecha citada. Su primer objetivo fue encontrar al militar Francisco Vázquez de Coronado y dar cuenta de los hallazgos registrados en estos nuevos territorios. El 26 de agosto Alarcón ya se encuentra en el Golfo de California y prosigue su ruta hacia el norte hasta llegar a la desembocadura de nuestro Río Colorado, al cual bautiza como Río de la Buena Guía.

En lanchas pequeñas navega río arriba hasta llegar a la confluencia con el Río Gila en las inmediaciones de Yuma, Az. En la zona que hoy conocemos como El Mayor y el Río Hardy (cerca del actual campo turístico Mosqueda) se produjo el encuentro entre los aborígenes cucapá y los exploradores españoles. A estos indígenas pertenecientes a las etnias yumanas se les brindó un trato amigable evitando confrontaciones y amenazas.

Esta primera navegación española por el Río Colorado efectuada por Hernando de Alarcón se le considera como parte del descubrimiento del Estado de California, EUA. La desembocadura del Río Colorado (en el Valle de Mexicali) fue bautizada como El Ancón de San Andrés y su ubicación geográfica fue concebida por los conquistadores como uno de los accesos viables a California, desde entonces su importancia estratégica fue relevante y se le llamó: “El Puerto de los Puertos”.

Después de esta primera incursión californiana, a Hernando de Alarcón se le ordena una segunda exploración mucho mejor organizada y con metas precisas por cumplir. El virrey Antonio de Mendoza atendió cada detalle de esta expedición e instruyó al militar y navegante Alarcón sobre los objetivos a alcanzar.

El documento oficial que contiene estas instrucciones fue consultado por el historiador Michael Mathes en la Biblioteca del Monasterio Real de “El Escorial” en España. La idea que se tenía de los aborígenes californios, de la península de California, del Río Colorado y de la forma de aproximarse a estas tierras inhóspitas quedó reflejadas en este escrito imperial.

El ingreso fluvial al delta del Río Colorado significó para los españoles el acceso a un nuevo territorio bastante apetecido por el cúmulo de fantasías y proyecciones mágicas que existían sobre estas tierras. El Río de la Buena Guía (hoy Río Colorado) fue fundamental para estos propósitos de expansión de la Corona española.

Algunas recomendaciones para la expedición eran que se le diera buen trato a los indios, buenos ejemplos apegados a la doctrina cristiana para que cuando fueran convertidos a la fe católica no mostraran repudio hacia esta fe religiosa. Sobre todo a los viejos patriarcas indígenas se les debía ofrecer respeto y consideración en respuesta al buen modo en que las tribus naturales trataron a los soldados españoles en las márgenes del Río de la Buena Guía.