/ jueves 8 de noviembre de 2018

El SAT y sus opacidades

Prisma


Dos notas fuertes generó en la semana el Servicio de Administración Tributaria -mejor conocido como el temible SAT, el brazo recaudador de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público-.

La primera se refiere a que la dependencia solicitó amparo de la justicia federal ante la petición ciudadana que recibió solicitando información sobre las grandes empresas favorecidas con condonaciones o quitas de impuestos, que solo en 2017 ascendieron a 80 mil millones de pesos.

Es decir, ante la exigencia recibida -apoyada por organismos defensores del derecho que tienen los ciudadanos de tener acceso a la información pública de las actividades que realizan las dependencias gubernamentales-, se niega de manera terminante a proporcionar la información solicitada, argumentando que al hacerlo se violaría el “secreto fiscal”.

¿Qué intereses tan poderosos propician que a los funcionarios hacendarios les valga un soberano cacahuate adoptar una actitud que solo puede calificarse como un atentado a los derechos de los contribuyentes y de pasadita demuestren la opacidad con la que Hacienda maneja estos temas? ¿Por qué el gobierno federal se niega a proporcionar los datos solicitados? ¿Será acaso que no quieren que se conozcan los nombres de grandes empresas -mexicanas y extranjeras-, cuyos dueños son personas con buenas relaciones en la residencia oficial de Los Pinos, que recibieron un trato especial que ya quisieran miles de pequeños y medianos empresarios que a diario luchan por cumplir adecuadamente con sus obligaciones fiscales?

La segunda noticia que dieron a conocer funcionarios del SAT -¿por qué hasta hoy?- fue el haber detectado miles de evasores fiscales que valiéndose de varias triquiñuelas omitieron pagar los impuestos correspondientes mediante la expedición de facturas apócrifas y operaciones ilegales con empresas fantasmas, práctica de moda que en este sexenio ha cobrado gran relevancia cuando de no pagar y cometer corruptelas en el servicio público se trata. Mayor información con Rosario Robles -hoy acusada, solo acusada- de grandes corruptelas.

Si la autoridad fiscal ya tiene los elementos en contra de los defraudadores fiscales, ¿por qué en lugar de hacer la denuncia pública, no informa que ya procedió contra ellos y les aplicó la ley con todas sus consecuencias? ¿Por qué no publicar sus nombres para que todos los mexicanos nos enteremos quienes son los consentidos de Hacienda, convertidos en delincuentes fiscales de cuello blanco?

Más preguntas: ¿De qué se trata entonces? ¿Acaso de darles un aviso de alerta para que preparen su defensa?

POSDATA: ¿Quién es el activista social, agricultor que solo “siembra discordias”, que está dispuesto a “cambiar sus ideales” por un cargo de elección popular?


Prisma


Dos notas fuertes generó en la semana el Servicio de Administración Tributaria -mejor conocido como el temible SAT, el brazo recaudador de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público-.

La primera se refiere a que la dependencia solicitó amparo de la justicia federal ante la petición ciudadana que recibió solicitando información sobre las grandes empresas favorecidas con condonaciones o quitas de impuestos, que solo en 2017 ascendieron a 80 mil millones de pesos.

Es decir, ante la exigencia recibida -apoyada por organismos defensores del derecho que tienen los ciudadanos de tener acceso a la información pública de las actividades que realizan las dependencias gubernamentales-, se niega de manera terminante a proporcionar la información solicitada, argumentando que al hacerlo se violaría el “secreto fiscal”.

¿Qué intereses tan poderosos propician que a los funcionarios hacendarios les valga un soberano cacahuate adoptar una actitud que solo puede calificarse como un atentado a los derechos de los contribuyentes y de pasadita demuestren la opacidad con la que Hacienda maneja estos temas? ¿Por qué el gobierno federal se niega a proporcionar los datos solicitados? ¿Será acaso que no quieren que se conozcan los nombres de grandes empresas -mexicanas y extranjeras-, cuyos dueños son personas con buenas relaciones en la residencia oficial de Los Pinos, que recibieron un trato especial que ya quisieran miles de pequeños y medianos empresarios que a diario luchan por cumplir adecuadamente con sus obligaciones fiscales?

La segunda noticia que dieron a conocer funcionarios del SAT -¿por qué hasta hoy?- fue el haber detectado miles de evasores fiscales que valiéndose de varias triquiñuelas omitieron pagar los impuestos correspondientes mediante la expedición de facturas apócrifas y operaciones ilegales con empresas fantasmas, práctica de moda que en este sexenio ha cobrado gran relevancia cuando de no pagar y cometer corruptelas en el servicio público se trata. Mayor información con Rosario Robles -hoy acusada, solo acusada- de grandes corruptelas.

Si la autoridad fiscal ya tiene los elementos en contra de los defraudadores fiscales, ¿por qué en lugar de hacer la denuncia pública, no informa que ya procedió contra ellos y les aplicó la ley con todas sus consecuencias? ¿Por qué no publicar sus nombres para que todos los mexicanos nos enteremos quienes son los consentidos de Hacienda, convertidos en delincuentes fiscales de cuello blanco?

Más preguntas: ¿De qué se trata entonces? ¿Acaso de darles un aviso de alerta para que preparen su defensa?

POSDATA: ¿Quién es el activista social, agricultor que solo “siembra discordias”, que está dispuesto a “cambiar sus ideales” por un cargo de elección popular?