/ sábado 2 de noviembre de 2019

El tesoro

Pensares


Un labrador oyó su sonido bajo la rueda del rastrillo de su arado, miró con curiosidad y descubrió desenterrado un cofre lleno de monedas de oro. ¡Qué suerte! Lo tomó y lo enterró profundamente en su jardín.

¿Qué hacer con eso?, se preguntó. Se imaginó todo lo que podía comprar y finalmente decidió cualquier cosa.

Este cofre lleno de monedas de oro sería su seguridad en caso de una dura temporada y tal seguridad cambió su carácter: De precavido llegó a ser relajado; de gruñón pasó a ser agradable y eliminó su intolerancia. De hecho vislumbró una vida hermosa y feliz, sabiendo que aunque llegaran tiempos duros podría hacerles frente.

Sus últimas horas llegaron y antes de morir recurrió a sus hijos y les reveló su secreto. Murió instantes después. Al día siguiente sus hijos cavaron en el lugar indicado, encontraron el cofre, pero -¡qué sorpresa!- estaba vacío, pues los hombres habían ido a robar las monedas al labrador desde hace más de diez años.

Cuántas veces en nuestras vidas dependemos de lo material para tener un buen semblante, cuando la vida es mucho más que eso. De esta forma perdemos tiempo, alegría y vida con nuestros seres queridos, al ponerlo todo en virtud de las cosas materiales que tenemos.

Recordemos ser felices, pues tenemos el más grande tesoro al alcance de nuestras manos: La vida.

Pensares


Un labrador oyó su sonido bajo la rueda del rastrillo de su arado, miró con curiosidad y descubrió desenterrado un cofre lleno de monedas de oro. ¡Qué suerte! Lo tomó y lo enterró profundamente en su jardín.

¿Qué hacer con eso?, se preguntó. Se imaginó todo lo que podía comprar y finalmente decidió cualquier cosa.

Este cofre lleno de monedas de oro sería su seguridad en caso de una dura temporada y tal seguridad cambió su carácter: De precavido llegó a ser relajado; de gruñón pasó a ser agradable y eliminó su intolerancia. De hecho vislumbró una vida hermosa y feliz, sabiendo que aunque llegaran tiempos duros podría hacerles frente.

Sus últimas horas llegaron y antes de morir recurrió a sus hijos y les reveló su secreto. Murió instantes después. Al día siguiente sus hijos cavaron en el lugar indicado, encontraron el cofre, pero -¡qué sorpresa!- estaba vacío, pues los hombres habían ido a robar las monedas al labrador desde hace más de diez años.

Cuántas veces en nuestras vidas dependemos de lo material para tener un buen semblante, cuando la vida es mucho más que eso. De esta forma perdemos tiempo, alegría y vida con nuestros seres queridos, al ponerlo todo en virtud de las cosas materiales que tenemos.

Recordemos ser felices, pues tenemos el más grande tesoro al alcance de nuestras manos: La vida.

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