/ jueves 28 de febrero de 2019

El tiempo que te quede libre…

Quo Vadis


Del perfil de mi buen amigo Jorge D’Garay-Pallares en Facebook, comparto esta frase de Steve Jobs: “Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y lo más importante: Ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición”.

Viene al caso por una simple y sencilla razón: La adicción a las redes sociales -que ya suman más de 30- en conjunto absorben más de 2 mil millones de usuarios en el mundo, número que crece exponencialmente. Esta adicción se observa en el hogar, en restaurantes, escuelas, centros comerciales y de trabajo, etc., cuando las personas están ensimismadas en su “telefonito” más que prestarle atención a quien tienen al lado o enfrente. Bueno, hay quienes hasta dejan de concentrarse en el manejo de un automotor por visualizar su mensajería, mientras que otros -literal- duermen con el celular en la mano o pegado a la almohada…

En lo personal, desde que se “inventó” el chat por hotmail fui ajeno a desperdiciar tiempo al estar escribiendo mensajería en vez de hablar directo por teléfono y, peor aún, andar detrás de los comentarios o la vida de alguien…como autómata.

Dice un análisis de la “Adicción a las redes sociales: Causas, consecuencias y soluciones” que “la adicción a las redes sociales forma parte de un nuevo tipo de patología: Las adicciones comportamentales, es un hecho real que produce mucho sufrimiento a quien lo padece y sus consecuencias son, por ejemplo, dificultades para mantener la concentración; alteración de los hábitos de sueño y descanso, distorsión de la realidad, falta de cuidado de la privacidad y vacío interior, entre otras.

¿Qué hacer para tratar esta adicción? Primero, tomar conciencia del problema y la conveniencia de pedir ayuda psicológica; dar prioridad a las relaciones y conversaciones, vivir con intensidad los momentos de la vida que preocuparse por compartirlos, apagar el celular tres horas cada día, recordar cómo era nuestra vida antes de la llegada de las redes y llevar a las aulas charlas sobre el tema para que profesores, padres y alumnos sean conscientes de los riesgos, consecuencias y soluciones a un conglomerado de sistemas de comunicación rápida que está haciendo de los seres humanos auténticos robots o androides.

Observe y busque el diálogo directo y “en vivo” con quienes no se despegan del celular, pida respetuosamente la atención y convivencia, más de los niños y jóvenes que son propensos a esta adicción del siglo y sin subestimar estas herramientas de comunicación e interacción humana, que son muy útiles cuando se utilizan responsable y profesionalmente, qué ironía -quizá- que un precursor de las redes como Steve Jobs diera el consejo que se acredita al inicio de esta colaboración y que también hace recordar letra de una canción del inolvidable José Ángel Espinoza “Ferrusquilla” que dice: “El tiempo que te quede libre, si te es posible dedícalo a mí…”. ¿O no?

Quo Vadis


Del perfil de mi buen amigo Jorge D’Garay-Pallares en Facebook, comparto esta frase de Steve Jobs: “Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y lo más importante: Ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición”.

Viene al caso por una simple y sencilla razón: La adicción a las redes sociales -que ya suman más de 30- en conjunto absorben más de 2 mil millones de usuarios en el mundo, número que crece exponencialmente. Esta adicción se observa en el hogar, en restaurantes, escuelas, centros comerciales y de trabajo, etc., cuando las personas están ensimismadas en su “telefonito” más que prestarle atención a quien tienen al lado o enfrente. Bueno, hay quienes hasta dejan de concentrarse en el manejo de un automotor por visualizar su mensajería, mientras que otros -literal- duermen con el celular en la mano o pegado a la almohada…

En lo personal, desde que se “inventó” el chat por hotmail fui ajeno a desperdiciar tiempo al estar escribiendo mensajería en vez de hablar directo por teléfono y, peor aún, andar detrás de los comentarios o la vida de alguien…como autómata.

Dice un análisis de la “Adicción a las redes sociales: Causas, consecuencias y soluciones” que “la adicción a las redes sociales forma parte de un nuevo tipo de patología: Las adicciones comportamentales, es un hecho real que produce mucho sufrimiento a quien lo padece y sus consecuencias son, por ejemplo, dificultades para mantener la concentración; alteración de los hábitos de sueño y descanso, distorsión de la realidad, falta de cuidado de la privacidad y vacío interior, entre otras.

¿Qué hacer para tratar esta adicción? Primero, tomar conciencia del problema y la conveniencia de pedir ayuda psicológica; dar prioridad a las relaciones y conversaciones, vivir con intensidad los momentos de la vida que preocuparse por compartirlos, apagar el celular tres horas cada día, recordar cómo era nuestra vida antes de la llegada de las redes y llevar a las aulas charlas sobre el tema para que profesores, padres y alumnos sean conscientes de los riesgos, consecuencias y soluciones a un conglomerado de sistemas de comunicación rápida que está haciendo de los seres humanos auténticos robots o androides.

Observe y busque el diálogo directo y “en vivo” con quienes no se despegan del celular, pida respetuosamente la atención y convivencia, más de los niños y jóvenes que son propensos a esta adicción del siglo y sin subestimar estas herramientas de comunicación e interacción humana, que son muy útiles cuando se utilizan responsable y profesionalmente, qué ironía -quizá- que un precursor de las redes como Steve Jobs diera el consejo que se acredita al inicio de esta colaboración y que también hace recordar letra de una canción del inolvidable José Ángel Espinoza “Ferrusquilla” que dice: “El tiempo que te quede libre, si te es posible dedícalo a mí…”. ¿O no?