/ viernes 15 de marzo de 2019

El valor de los demás

Pensares


En cada amanecer los seres humanos abrimos los ojos para enfrentarnos a otro día más. Las calles se llenan de estudiantes, trabajadores y gente desempleada que se afanan por llegar al lugar esperado. Tanta es la prisa que el tiempo no es suficiente para detenernos a mirar el interior del ser humano que nos rodea.

Nuestros ojos se conforman con fijarse en el exterior, solamente recordamos el largo de una falda, la marca del pantalón, el color de la piel; comentamos el gesto huraño de algún compañero sin buscar la causa que lo provocó. Transcurre el día y no hemos mirado el interior del amigo que nos acompaña diariamente. Deberíamos jugar a descubrir lo hermoso de la gente, es lo que debería llamar nuestra atención diaria.

En lugar de ver el gesto agrio de alguien, entendamos el valor que tiene para resistir las tensiones provocadas por situaciones que no conocemos. Antes de burlarnos del que no aprende con la rapidez de los demás, demos un aplauso a su magia para ser bueno con sus semejantes.

Todos los días son buenos para alcanzar a descubrir sonrisas hermosas, manos hábiles, actos valiosos, luchadores incansables. Cada ser humano tiene un valor especial, un don divino que recibe al nacer y que si se descubre utilizarlo para su beneficio y para el de los que le rodean.

Hagamos un alto en nuestra vida diaria, miremos el interior de los demás y aprendamos a valorarlos por lo que son y no por lo que quisiéramos que fueran.


Un acto de amor

Dos adolescentes enamorados iban de paseo por las calles en una moto. La muchacha dice:

-Vamos muy rápido, por favor baja la velocidad.

El muchacho le dice:

-¿Tienes miedo?

Ella le responde:

-Sí y mucho, por favor baja la velocidad.

El muchacho le dice:

-Ok, pero si dices que me amas.

-Te amo, pero baja la velocidad ya.

-Claro, pero si me das un abrazo fuerte, tan fuerte como jamás lo hayas hecho.

La muchacha -asustada- se lo dio y le volvió a decir:

-Baja la velocidad ya.

-Si mi vida, pero si me quitas el casco y te lo pones tú.

Ella le quita el casco y se lo pone y le dice de nuevo:

- Baja la velocidad.

Al día siguiente en las noticias el accidente de dos adolescentes que viajaban en una moto. Uno de ellos había muerto trágicamente. El joven sabía que la moto no tenía frenos y sabía que iba a ser su última vez, por eso le pidió que se pusiera el casco para salvarla a costa de su propia vida.

Pensares


En cada amanecer los seres humanos abrimos los ojos para enfrentarnos a otro día más. Las calles se llenan de estudiantes, trabajadores y gente desempleada que se afanan por llegar al lugar esperado. Tanta es la prisa que el tiempo no es suficiente para detenernos a mirar el interior del ser humano que nos rodea.

Nuestros ojos se conforman con fijarse en el exterior, solamente recordamos el largo de una falda, la marca del pantalón, el color de la piel; comentamos el gesto huraño de algún compañero sin buscar la causa que lo provocó. Transcurre el día y no hemos mirado el interior del amigo que nos acompaña diariamente. Deberíamos jugar a descubrir lo hermoso de la gente, es lo que debería llamar nuestra atención diaria.

En lugar de ver el gesto agrio de alguien, entendamos el valor que tiene para resistir las tensiones provocadas por situaciones que no conocemos. Antes de burlarnos del que no aprende con la rapidez de los demás, demos un aplauso a su magia para ser bueno con sus semejantes.

Todos los días son buenos para alcanzar a descubrir sonrisas hermosas, manos hábiles, actos valiosos, luchadores incansables. Cada ser humano tiene un valor especial, un don divino que recibe al nacer y que si se descubre utilizarlo para su beneficio y para el de los que le rodean.

Hagamos un alto en nuestra vida diaria, miremos el interior de los demás y aprendamos a valorarlos por lo que son y no por lo que quisiéramos que fueran.


Un acto de amor

Dos adolescentes enamorados iban de paseo por las calles en una moto. La muchacha dice:

-Vamos muy rápido, por favor baja la velocidad.

El muchacho le dice:

-¿Tienes miedo?

Ella le responde:

-Sí y mucho, por favor baja la velocidad.

El muchacho le dice:

-Ok, pero si dices que me amas.

-Te amo, pero baja la velocidad ya.

-Claro, pero si me das un abrazo fuerte, tan fuerte como jamás lo hayas hecho.

La muchacha -asustada- se lo dio y le volvió a decir:

-Baja la velocidad ya.

-Si mi vida, pero si me quitas el casco y te lo pones tú.

Ella le quita el casco y se lo pone y le dice de nuevo:

- Baja la velocidad.

Al día siguiente en las noticias el accidente de dos adolescentes que viajaban en una moto. Uno de ellos había muerto trágicamente. El joven sabía que la moto no tenía frenos y sabía que iba a ser su última vez, por eso le pidió que se pusiera el casco para salvarla a costa de su propia vida.

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