/ jueves 19 de noviembre de 2020

El verdadero tumor

CUCHILLITO DE PALO

Con su conocida ironía, Mario Delgado, presidente de Morena, se deshizo en denuestos contra la reciente alianza del “Sí por México” y los calificó de “tumor”. Inaudito que no se mire en su propio espejo.

Condenar las alianzas, como lo hizo, fue escupir al cielo cuando AMLO ganó la Presidencia con el compadrazgo del PES, el Verde y el Partido del Trabajo. Aún más, ahora que el Tribunal Federal Electoral le obsequió al tlatoani tres nuevas fuerzas políticas, el dos caras de Delgado declara que “busca el aval de la militancia para ir en…alianza”.

“Sí por México” nace en razón del gobierno de un solo hombre. La concentración del Poder, mientras se doblega al Legislativo y al Judicial, es un golpe a la democracia y nos deja a la ciudadanía a merced de un autócrata, capaz de imponer hasta sus mínimos caprichos.

Lo vemos todos los días y hace unos cuantos se comprobó con la aprobación de un presupuesto, enviado desde Palacio Nacional, al que no se le quitó ni una coma. La consecuencia: Menos dinero para salud, para la educación, para el campo y tantas otras prioridades. Se concentró en las dádivas clientelares y en los elefantes blancos, capricho del tabasqueño: Dos Bocas, Santa Lucía y Tren Maya. Para ellos, incrementos de más del 100%, mientras se metía el hacha a programas esenciales para todos los mexicanos. A los Estados y los Municipios recortes brutales y un “rásquense con sus propias uñas”.

Estamos a la deriva con una economía en ruinas, una clase media a punto de la extinción y un incremento millonario en el número de pobres. Se les condena a vivir con la mano extendida, a merced del “favor divino” que les regale unas migajas.

De aquí la urgencia de que la sociedad civil se unifique, para lo que se necesitan líderes. El recién creado organismo alberga a más de 400 organizaciones que han tenido un papel destacado en diversas áreas. Agrupa a intelectuales, empresarios, artistas, deportistas, políticos de distintas ideologías y ahora se le unen el PAN, PRI y PRD. El objetivo principal es conseguir en las elecciones del próximo año un equilibrio en el Congreso.

Basta de la borregada. Hay que poner un alto a diputados de una ignorancia supina. A radicales incapaces de ver más allá de sus ojos. A fanáticos ciegos a la realidad, a extremos que han perdido toda empatía con causas tan dramáticas como la de los niños con cáncer sin medicamentos. A las aves de rapiña que solo ven por sus intereses –entre otros, “Napito”-.

Delgado cambia de opinión según le convenga al patrón, aduce que “no se pueden mezclar ideologías”. ¿Qué hacen ellos entonces con un partido confesional como el PES?, o el de la maestra Gordillo (Redes Sociales Progresistas), símbolo de la corrupción, del cambio de chaqueta de acuerdo a los intereses del régimen en turno. Ahora resulta que trayectorias oscuras se vuelven brillantes y transparentes cuando se les purifica desde las mañaneras.

Se necesitan contrapesos y equilibrios al Poder absoluto. Es la última oportunidad para detener al tren que viene atropellándonos.


CUCHILLITO DE PALO

Con su conocida ironía, Mario Delgado, presidente de Morena, se deshizo en denuestos contra la reciente alianza del “Sí por México” y los calificó de “tumor”. Inaudito que no se mire en su propio espejo.

Condenar las alianzas, como lo hizo, fue escupir al cielo cuando AMLO ganó la Presidencia con el compadrazgo del PES, el Verde y el Partido del Trabajo. Aún más, ahora que el Tribunal Federal Electoral le obsequió al tlatoani tres nuevas fuerzas políticas, el dos caras de Delgado declara que “busca el aval de la militancia para ir en…alianza”.

“Sí por México” nace en razón del gobierno de un solo hombre. La concentración del Poder, mientras se doblega al Legislativo y al Judicial, es un golpe a la democracia y nos deja a la ciudadanía a merced de un autócrata, capaz de imponer hasta sus mínimos caprichos.

Lo vemos todos los días y hace unos cuantos se comprobó con la aprobación de un presupuesto, enviado desde Palacio Nacional, al que no se le quitó ni una coma. La consecuencia: Menos dinero para salud, para la educación, para el campo y tantas otras prioridades. Se concentró en las dádivas clientelares y en los elefantes blancos, capricho del tabasqueño: Dos Bocas, Santa Lucía y Tren Maya. Para ellos, incrementos de más del 100%, mientras se metía el hacha a programas esenciales para todos los mexicanos. A los Estados y los Municipios recortes brutales y un “rásquense con sus propias uñas”.

Estamos a la deriva con una economía en ruinas, una clase media a punto de la extinción y un incremento millonario en el número de pobres. Se les condena a vivir con la mano extendida, a merced del “favor divino” que les regale unas migajas.

De aquí la urgencia de que la sociedad civil se unifique, para lo que se necesitan líderes. El recién creado organismo alberga a más de 400 organizaciones que han tenido un papel destacado en diversas áreas. Agrupa a intelectuales, empresarios, artistas, deportistas, políticos de distintas ideologías y ahora se le unen el PAN, PRI y PRD. El objetivo principal es conseguir en las elecciones del próximo año un equilibrio en el Congreso.

Basta de la borregada. Hay que poner un alto a diputados de una ignorancia supina. A radicales incapaces de ver más allá de sus ojos. A fanáticos ciegos a la realidad, a extremos que han perdido toda empatía con causas tan dramáticas como la de los niños con cáncer sin medicamentos. A las aves de rapiña que solo ven por sus intereses –entre otros, “Napito”-.

Delgado cambia de opinión según le convenga al patrón, aduce que “no se pueden mezclar ideologías”. ¿Qué hacen ellos entonces con un partido confesional como el PES?, o el de la maestra Gordillo (Redes Sociales Progresistas), símbolo de la corrupción, del cambio de chaqueta de acuerdo a los intereses del régimen en turno. Ahora resulta que trayectorias oscuras se vuelven brillantes y transparentes cuando se les purifica desde las mañaneras.

Se necesitan contrapesos y equilibrios al Poder absoluto. Es la última oportunidad para detener al tren que viene atropellándonos.


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