/ lunes 30 de agosto de 2021

Entre broma y broma

Si salimos y preguntamos para qué sirve una diputada o diputado, la respuesta más común que vamos a escuchar es un “para nada” seguido de una risa o en tono burlesco, la mayoría nos lo tomamos como broma, pero entre broma y broma, nuestro país es el que las cobra.

Hace unas semanas hablábamos de que tomaron protesta las nuevas diputadas y diputados estatales, ahora éste primero de septiembre entran las nuevas diputaciones federales, pero ¿qué significa esto? y ya en serio, ¿para qué sirven los diputados?

Muchas personas seguimos pensando que el Presidente de la República puede hacer y deshacer a su antojo, porque así lo hemos vivido y permitido desde siempre, pero no debe ser así, vivimos en un sistema de contrapesos, y de los principales contrapesos del ejecutivo federal son precisamente las diputadas y diputados federales.

San Lázaro cuartoscuro_806547_digital

Mario Jasso | Cuartoscuro

Para empezar, y entre muchas otras facultades, son los que aprueban el presupuesto, son los que deciden hacia dónde se va el dinero público, el Presidente podrá decir lo que quiera, pero si el Congreso no lo aprueba, el dinero no se mueve a su merced. Y además de decidir hacia dónde se va el dinero, también tienen la facultad de revisar después qué se hizo con ese dinero y si se usó de la manera correcta, son encargados de revisar la cuenta pública.

Así que todos esos programas que se han quitado hasta ahorita, o ese recurso que se ha malgastado en proyectos que no tienen rumbo, podrán ser ideas del Presidente, pero ha sido gracias a la aprobación de nuestros diputados que así ha sucedido.

¿Y a la mayoría por qué no les importa hacer su trabajo de contrapeso? hay muchas razones, pero primero, porque llegan al puesto con un mínimo de porcentaje de participación en las votaciones, así que sienten que le deben el puesto a su partido y no a las personas, y segundo, y es también responsabilidad de todas nosotras, de todas las personas, porque ni siquiera los conocemos, y es inaceptable de las dos partes, tanto de parte de las diputadas y diputados en su mayoría que es tan pobre y nulo el trabajo que hacen que ni nos enteramos de su existir, como también de las personas, porque no es permisible que la mayoría no nos tomemos el tiempo de investigar en manos de quién estamos confiando las decisiones del desarrollo de nuestro entorno, las decisiones de nuestro futuro.

Si no tomamos la responsabilidad de investigar y conocer quiénes son, ubicar sus caras, nombres y sobre todo vigilar y argumentar las decisiones que toman, vamos a seguir teniendo servidores públicos que no les importa traicionar nuestra confianza pues saben que no habrá quién les reclame sus malas o nulas acciones. Aquel pensamiento de “no me meto porque no me gusta la política”, de “porque al cabo todo está perdido” o “porque yo soy buena persona y por eso no me involucro” lo único que está haciendo es perjudicarnos. El desconocer qué hacen y cuáles son sus funciones es la posición más cómoda que no nada más en las diputaciones, sino que cualquier servidor público puede tener.

Ubiquemos sus caras y nombres, y exijamos que nos expliquen qué está sucediendo, y lo más importante, que nos justifiquen cada decisión que toman, cada iniciativa que votan a favor o en contra, porque ya no podemos soportar seguir en manos de diputadas y diputados que en mayoría viven cómodamente en el anonimato, siendo tapaderas del ejecutivo y que sólo levantan la mano a cómo su partido político o su conveniencia personal y de bolsillo les dice, en vez de hacer su trabajo como contrapeso, control y regulación.

Lo más fácil es voltearnos hacia otro lado y seguir bromeando, pero si seguimos con el pensamiento de que un diputado no sirve para nada y no nos damos a la tarea de investigar, entonces la mayoría van a seguir sirviendo para nada.

Si salimos y preguntamos para qué sirve una diputada o diputado, la respuesta más común que vamos a escuchar es un “para nada” seguido de una risa o en tono burlesco, la mayoría nos lo tomamos como broma, pero entre broma y broma, nuestro país es el que las cobra.

Hace unas semanas hablábamos de que tomaron protesta las nuevas diputadas y diputados estatales, ahora éste primero de septiembre entran las nuevas diputaciones federales, pero ¿qué significa esto? y ya en serio, ¿para qué sirven los diputados?

Muchas personas seguimos pensando que el Presidente de la República puede hacer y deshacer a su antojo, porque así lo hemos vivido y permitido desde siempre, pero no debe ser así, vivimos en un sistema de contrapesos, y de los principales contrapesos del ejecutivo federal son precisamente las diputadas y diputados federales.

San Lázaro cuartoscuro_806547_digital

Mario Jasso | Cuartoscuro

Para empezar, y entre muchas otras facultades, son los que aprueban el presupuesto, son los que deciden hacia dónde se va el dinero público, el Presidente podrá decir lo que quiera, pero si el Congreso no lo aprueba, el dinero no se mueve a su merced. Y además de decidir hacia dónde se va el dinero, también tienen la facultad de revisar después qué se hizo con ese dinero y si se usó de la manera correcta, son encargados de revisar la cuenta pública.

Así que todos esos programas que se han quitado hasta ahorita, o ese recurso que se ha malgastado en proyectos que no tienen rumbo, podrán ser ideas del Presidente, pero ha sido gracias a la aprobación de nuestros diputados que así ha sucedido.

¿Y a la mayoría por qué no les importa hacer su trabajo de contrapeso? hay muchas razones, pero primero, porque llegan al puesto con un mínimo de porcentaje de participación en las votaciones, así que sienten que le deben el puesto a su partido y no a las personas, y segundo, y es también responsabilidad de todas nosotras, de todas las personas, porque ni siquiera los conocemos, y es inaceptable de las dos partes, tanto de parte de las diputadas y diputados en su mayoría que es tan pobre y nulo el trabajo que hacen que ni nos enteramos de su existir, como también de las personas, porque no es permisible que la mayoría no nos tomemos el tiempo de investigar en manos de quién estamos confiando las decisiones del desarrollo de nuestro entorno, las decisiones de nuestro futuro.

Si no tomamos la responsabilidad de investigar y conocer quiénes son, ubicar sus caras, nombres y sobre todo vigilar y argumentar las decisiones que toman, vamos a seguir teniendo servidores públicos que no les importa traicionar nuestra confianza pues saben que no habrá quién les reclame sus malas o nulas acciones. Aquel pensamiento de “no me meto porque no me gusta la política”, de “porque al cabo todo está perdido” o “porque yo soy buena persona y por eso no me involucro” lo único que está haciendo es perjudicarnos. El desconocer qué hacen y cuáles son sus funciones es la posición más cómoda que no nada más en las diputaciones, sino que cualquier servidor público puede tener.

Ubiquemos sus caras y nombres, y exijamos que nos expliquen qué está sucediendo, y lo más importante, que nos justifiquen cada decisión que toman, cada iniciativa que votan a favor o en contra, porque ya no podemos soportar seguir en manos de diputadas y diputados que en mayoría viven cómodamente en el anonimato, siendo tapaderas del ejecutivo y que sólo levantan la mano a cómo su partido político o su conveniencia personal y de bolsillo les dice, en vez de hacer su trabajo como contrapeso, control y regulación.

Lo más fácil es voltearnos hacia otro lado y seguir bromeando, pero si seguimos con el pensamiento de que un diputado no sirve para nada y no nos damos a la tarea de investigar, entonces la mayoría van a seguir sirviendo para nada.