/ lunes 8 de enero de 2018

Estrategia$

Perspectiva económica 2018

La economía mexicana enfrentará en 2018 condiciones complejas y difíciles. Esto, a pesar de que analistas internacionales pronostican que la economía global experimentará un año de expansión mayor a la de 2017, gracias al mejor desempeño de las economías emergentes, con algunas excepciones como lo es el caso de México. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su “Perspectiva de la Economía Mundial” correspondiente a octubre próximo pasado, consideró que la economía global tendría una expansión de 3.6% y para 2018 de 3.7%. De acuerdo con el organismo, el Producto Interno Bruto (PIB) de México crecería 2.1% en 2017 y experimentaría una ligera desaceleración en 2018 para alcanzar 1.9%. Las estimaciones del FMI estuvieron por debajo de las que presentaron la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en los Criterios Generales de Política Económica para 2018 y el Banco de México en su informe trimestral más reciente (julio-septiembre). Por lo que se refiere al desempeño esperado en 2017, la SHCP estimó que el crecimiento del PIB estaría comprendido entre 2.0 y 2.6% para un promedio de 2.3%, mientras que el Banco Central consideró un intervalo de 1.8 y 2.3%, para una media de 2.0%. Para 2018, ambas instancias continúan anticipando que el crecimiento se ubicará entre 2.0 y 3.0%, es decir, un promedio de 2.5%. Las previsiones de ambas dependencias se basan en que habrá un efecto más favorable de las reformas estructurales, un efecto positivo de la consolidación de la recuperación de la actividad industrial en EUA e incentivos para la inversión privada, dado el fortalecimiento del marco macroeconómico. En general, tanto los pronósticos oficiales como la de los analistas privados parten de un balance nacional e internacional de riesgos más o menos estable. No obstante, hay indicios de deterioro en diversos frentes que ponen en tela de juicio la posibilidad de alcanzar las metas proyectadas. En el ámbito internacional hay, al menos, cuatro factores que pueden afectar los resultados: 1) La continuidad de la incertidumbre en torno a la renegociación del TLCAN, misma que ya contribuyó a deprimir los niveles de inversión tanto nacional como extranjera y que podría agravarse ante la eventual decisión del presidente Donald Trump de cancelar el acuerdo comercial. 2) Una elevada volatilidad de los mercados financieros internacionales, situación que podría reducir las fuentes de financiamiento hacia México. 3) Inestabilidad de precios de las materias primas (especialmente petróleo y granos) debido a un incremento en las tensiones geopolíticas internacionales y 4) mayores efectos derivados de la reforma fiscal en EUA, así como del proceso de normalización de la postura monetaria de la Reserva Federal (Fed), los que seguramente significará elevar más las tasas de interés, con su consecuente efecto sobre el servicio de la deuda pública y el consumo de bienes duraderos en nuestro país. En el ámbito nacional destacan, al menos, cinco factores que pueden afectar adversamente: 1) La inquietud en torno al proceso electoral de este año, mismo que permite anticipar que habrá volatilidad en los mercados financieros nacionales, hecho que podría incidir adversamente sobre las decisiones de inversión y gasto privado. El entorno podría complicarse más de no existir certeza sobre los resultados por la contienda presidencial, pues daría lugar a protestas sociales con secuelas no previsibles. 2) Una mayor incidencia en materia de inseguridad afectaría los flujos de inversión, no sólo hacia las regiones más afectadas, sino al país, pues este tema ya ocupa el primer lugar en las inquietudes del sector privado. 3) Un mayor deterioro del tipo de cambio respecto al dólar, derivado de la incertidumbre en torno a las negociaciones del TLCAN o ataques especulativos a consecuencia del comportamiento de otros factores internos. 4) La disminución del consumo interno, especialmente de bienes duraderos, derivado de los ajustes en materia de política monetaria para hacer frente a decisiones de la Fed y el comportamiento de los precios en el mercado nacional y 5) un mayor deterioro adquisitivo de la población al acentuarse el proceso inflacionario ya sea por causas internas o externas. En general, 2018 presenta mayores retos que los que enfrentó la economía el año previo. A las amenazas que trajo consigo Trump para la relación económica y social entre ambos países, se suma el desencanto, la desesperanza y el hartazgo de un pueblo que ve a sus gobernantes y partidos políticos carentes de voluntad y propuestas de solución específicas a una problemática que crece día con día. No obstante, la economía nacional mantendrá su curso y aun con resultados muy por debajo de lo que el bienestar general demanda, habrá de mostrar resultados positivos. erovirosa01@gmail.com

Perspectiva económica 2018

La economía mexicana enfrentará en 2018 condiciones complejas y difíciles. Esto, a pesar de que analistas internacionales pronostican que la economía global experimentará un año de expansión mayor a la de 2017, gracias al mejor desempeño de las economías emergentes, con algunas excepciones como lo es el caso de México. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su “Perspectiva de la Economía Mundial” correspondiente a octubre próximo pasado, consideró que la economía global tendría una expansión de 3.6% y para 2018 de 3.7%. De acuerdo con el organismo, el Producto Interno Bruto (PIB) de México crecería 2.1% en 2017 y experimentaría una ligera desaceleración en 2018 para alcanzar 1.9%. Las estimaciones del FMI estuvieron por debajo de las que presentaron la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en los Criterios Generales de Política Económica para 2018 y el Banco de México en su informe trimestral más reciente (julio-septiembre). Por lo que se refiere al desempeño esperado en 2017, la SHCP estimó que el crecimiento del PIB estaría comprendido entre 2.0 y 2.6% para un promedio de 2.3%, mientras que el Banco Central consideró un intervalo de 1.8 y 2.3%, para una media de 2.0%. Para 2018, ambas instancias continúan anticipando que el crecimiento se ubicará entre 2.0 y 3.0%, es decir, un promedio de 2.5%. Las previsiones de ambas dependencias se basan en que habrá un efecto más favorable de las reformas estructurales, un efecto positivo de la consolidación de la recuperación de la actividad industrial en EUA e incentivos para la inversión privada, dado el fortalecimiento del marco macroeconómico. En general, tanto los pronósticos oficiales como la de los analistas privados parten de un balance nacional e internacional de riesgos más o menos estable. No obstante, hay indicios de deterioro en diversos frentes que ponen en tela de juicio la posibilidad de alcanzar las metas proyectadas. En el ámbito internacional hay, al menos, cuatro factores que pueden afectar los resultados: 1) La continuidad de la incertidumbre en torno a la renegociación del TLCAN, misma que ya contribuyó a deprimir los niveles de inversión tanto nacional como extranjera y que podría agravarse ante la eventual decisión del presidente Donald Trump de cancelar el acuerdo comercial. 2) Una elevada volatilidad de los mercados financieros internacionales, situación que podría reducir las fuentes de financiamiento hacia México. 3) Inestabilidad de precios de las materias primas (especialmente petróleo y granos) debido a un incremento en las tensiones geopolíticas internacionales y 4) mayores efectos derivados de la reforma fiscal en EUA, así como del proceso de normalización de la postura monetaria de la Reserva Federal (Fed), los que seguramente significará elevar más las tasas de interés, con su consecuente efecto sobre el servicio de la deuda pública y el consumo de bienes duraderos en nuestro país. En el ámbito nacional destacan, al menos, cinco factores que pueden afectar adversamente: 1) La inquietud en torno al proceso electoral de este año, mismo que permite anticipar que habrá volatilidad en los mercados financieros nacionales, hecho que podría incidir adversamente sobre las decisiones de inversión y gasto privado. El entorno podría complicarse más de no existir certeza sobre los resultados por la contienda presidencial, pues daría lugar a protestas sociales con secuelas no previsibles. 2) Una mayor incidencia en materia de inseguridad afectaría los flujos de inversión, no sólo hacia las regiones más afectadas, sino al país, pues este tema ya ocupa el primer lugar en las inquietudes del sector privado. 3) Un mayor deterioro del tipo de cambio respecto al dólar, derivado de la incertidumbre en torno a las negociaciones del TLCAN o ataques especulativos a consecuencia del comportamiento de otros factores internos. 4) La disminución del consumo interno, especialmente de bienes duraderos, derivado de los ajustes en materia de política monetaria para hacer frente a decisiones de la Fed y el comportamiento de los precios en el mercado nacional y 5) un mayor deterioro adquisitivo de la población al acentuarse el proceso inflacionario ya sea por causas internas o externas. En general, 2018 presenta mayores retos que los que enfrentó la economía el año previo. A las amenazas que trajo consigo Trump para la relación económica y social entre ambos países, se suma el desencanto, la desesperanza y el hartazgo de un pueblo que ve a sus gobernantes y partidos políticos carentes de voluntad y propuestas de solución específicas a una problemática que crece día con día. No obstante, la economía nacional mantendrá su curso y aun con resultados muy por debajo de lo que el bienestar general demanda, habrá de mostrar resultados positivos. erovirosa01@gmail.com