VOZ CAMPESINA
Terminó la semana vacacional de mayor auge en San Felipe y afortunadamente para la seguridad de moradores y paseantes, no se dio este anterior domingo el anticipado ingreso colectivo de pescadores (sin pescar, a la mar), lo que permitió el éxito temporal económico del turismo.
Algo que desde luego celebramos ante el beneficio al puerto cachanilla, aunque esto no borre dudas sobre la certidumbre de arreglos celebrados en la Ciudad de México que -debe mencionarse- evitaron cualquier confrontación.
Ni las redes sociales han divulgado a la fecha ninguna queja contra el padrón de beneficiarios de apoyos económicos, favoreciendo a los padres de familias vetados en su quehacer prioritario. Salvo cierta versión aislada que lamenta el formateo pernicioso -asegura- de los padrones respectivos.
Según nuestro punto de vista, bajo la transparencia requerida tanto el sector oficial como quienes aceptaron tales convenios al suscribirlos debieron informarlo oportunamente a la sociedad a fin de brindarle certeza, desechando la eventual existencia de eventuales espacios ‘oscuritos’ que bien pudieran de repetirse inconformidades por ahora silentes o silenciadas, despertar con posterioridad barruntos acaso más intensos y/o similares a los testimoniados apenas días atrás del productivo período de asueto, pues resulta difícil pensar en la eterna resignación de quienes auténticamente han vivido siempre de la actividad pesquera -se sabe, con mejores ganancias- a transformarse en una suerte de burócratas vía ‘sueldo’ -dicho a pleno respeto-.
Mientas tanto se mantendrá ‘protegida’ la durante años invisible especie denominada ‘vaquita marina’ (aunque peligre la subsistencia de nada pocos seres humanos) y pospuesta la sugerencia de reglamentar mediante valiosos permisos esa ‘atractiva’ captura de totoaba que mucho interesa a muchos debido al amplio poder económico que proporciona. Pero pese al ‘agudo’ san Lunes, la ‘chamba’ cotidiana se reanuda y hay que atorarle. El ‘chivo’ no espera.
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